VB: ¿Cuáles son los grandes fotógrafos de Buenos Aires?
JPA: Tal cual sucede con todo aquello que se pretenden preservar, existen grabados de la ciudad que fueron compendiados en la edición latina del año 1599 del libro de Ulrico Schmidel o Schmidl y acuarelas – la mayoría de ellas anónimas – que muestran al Buenos Aires de comienzo del siglo XV.
Más tarde, diversos dibujos y óleos fueron dejando muestras de su historia. Artistas como Carlos Enrique Pellegrini, Mariano y Francisco Fortuny, el inglés Emeric Essex Vidal y el francés Juan León Palliere, fueron unos de los tantos que trabajaron en tal sentido. Tampoco debemos olvidar la importancia obra de la pintora francesa Leonie Matthis.
Bien puede decirse que “la Reina del Plata” ha sido plasmada desde el nacimiento de la fotografía. Fotógrafos argentinos y extranjeros que arribaron a sus costas, reflejaron en sus obras el encanto de la ciudad.
Ya en la década del treinta, surge con fuerza, la figura emblemática de Horacio Coppola que fotografió a Buenos Aires, con espontaneidad. En sus fotografías, él toma a la propia ciudad como su gran personaje y capta a sus habitantes, las luces de sus noches, las grandes tiendas, sus calles y lugares más reconocibles, logrando así que cada una de sus imágenes “sea una obra de arte en si misma”.
Horacio Coppola nació en el año 1906 y según tengo entendido, aún hoy continúa su largo sendero de vida, por lo cual vale desearle: ¡Larga vida maestro!
A este nombre, se pueden agregar – entre otros - los de Ricardo Sanguinetti, Facundo de Zuviría, Sara Facio, Pepe Fernández, Sameer Makarius, René Burri, Raquel Bigio, Mario Muchnik y Grete Stern..
VB: ¿Qué sentís mirando esas fotografías de un Buenos Aires que ahora es otro?
JPA: Yo diría que Buenos Aires, intrínsicamente, no es otro. Somos nosotros los argentinos y en especial los porteños, quienes hemos cambiado. El modernismo arrasó con las mejores costumbres de un pueblo espiritualmente sano y laborioso.
La ciudad en sí, gusta aún hoy del suave trinar de los gorriones e inconcientemente rinde culto al pasional amor de la Mireya, en tanto guarda en su seno el olor y el sabor de un alucinante “CHE” porteño.
VB: ¿Cómo relacionas esas fotografías con el tango?
JPA: No es necesario relacionarlas, porque Buenos Aires está integrada de lleno con el Tango. Que se entienda bien: ¡Buenos Aires es Tango! y siempre se ha sentido y se siente aún hoy, atrapada por un fueye que cuenta sus penas y lo único que extraña es aquél alegre tranvía que un día se fue y aún no ha vuelto.
El filósofo dijo: “la ciudad es la comunidad procedente de varias aldeas”, mientras que yo pienso que Buenos Aires es un enclave situado junto a un río de plata vieja, con cuarenta y ocho barrios engarzados en el platino de un tango.
VB: La música es lo único que perdura ante esa destrucción de un lugar vital, las calles, los cafés, los salones de baile. Pero la música, en este caso, el tango instala de manera inmediata esas ausencias paralelas con el recuerdo, con los tangos que expresan ese momento.
JPA: Mi generación ha sufrido en cierto momento, la pretensión de desarraigar al tango, pero gracias a la permanencia de algunos reductos tangueros, a la labor de instituciones como la Academia Porteña del Lunfardo y a la presencia, no siempre valorada, de algunos comunicadores radiales y televisivos, hemos podido resistir los embates y aquí estamos “vivitos y coleando”.
Vale igualmente dedicar un párrafo especial a tantos poetas y compositores de tangos, que hicieron posible que esa aviesa intención resultara menos traumática, pues ya sea silbando, tarareando o cantando en voz baja las obras por ellos creadas, el pueblo siguió transitando las calles de su ciudad, acompañado por la música y la poesía que los sedujo para siempre: el Tango.
VB: Me explico solo te gusta un solo momento del tango o varias épocas. ¿Lo sentís así?
JPA: Todas las épocas del tango han sido fascinantes, pero lógicamente mis recuerdos están ligados al momento que me tocó vivir, como joven que comenzaba a descubrir los misterios de la noche. Para mí la década del cuarenta es inolvidable.
VB: ¿A Gardel no es mejor recobrarlo de otra forma, como gran compositor de música, como un verdadero icono del tango y de Argentina. Lo demás es secundario?
JPA: ¡Claro que sí!. A nuestro Morocho del Abasto se lo puede recordar de mil maneras. Era un artista polifacético y como tal, digno de ser analizado en cada una de sus matices.
Uno de esos aspectos es la veta del Gardel compositor, una cuestión que injustamente se ha mantenido relegada, si bien en los últimos años se ha revertido la situación.
Es compresible que el misterio de su voz, plena de musicalidad y melodía, haya opacado otros particulares de su obra, pero no por ello se debe postergar el reconocimiento de su condición de creador de temas musicales de excelencia.Hoy en día, en cualquier espectáculo artístico-musical es común escuchar, como obra principal de ejecución o como música de fondo que embellece el entorno, canciones y tangos compuestas por nuestro querido Zorzal.
Y en esta apreciación parece darme la razón Raúl Garello: (bandoneonísta y director de la Orquesta de Tango de Buenos Aires), cuando dice: “La música tiene de vez en cuando manifestaciones geniales: Duke Ellington, Edith Piaf, Atahualpa Yupanqui y, por supuesta, Carlos Gardel. No sé si después de él hay una instancia superadora, en todo caso en la música no se trata de confrontar sino de sumar y si el tango tiene tres columnas, Gardel es seguramente una de ellas. Sus dotes de cantor opacaron la veta de compositor que es la que personalmente más valoro. Me gustan mucho su incursión en la música campera y su interpretación de los estilos".
Al escuchar algunos tangos compuestos por Gardel ejecutados instrumentalmente, es cuando más puede apreciarse la importancia de su creación, pues en esas interpretaciones está ausente esa voz que no solamente emociona, sino que también no nos permite, apartarnos de la atracción que impone su melodía.
No es extraño entonces suponer que, en el caso de las composiciones gardeliana, no estamos frente a versos de Le Pera musicalizados por Gardel, sino ante música de Carlos a la cual Alfredo le puso letra.
Debo resaltar que la inspiración de Gardel no muere en las callecitas de su Buenos Aires querido, ni en estampas locales. Él traslada la composición a otros géneros musicales, con la misma sencillez, emoción y brillantez que nos regala en sus tangos.
De no ser así ¿Podría tener aún la vigencia que lo hace Inmortal?.
VB: ¿Cuál Gardel está impreso en tu alma, el showman, el cineasta, el compositor de música?
JPA: Debo confesar que en los primeros años de mi relación con Gardel, me cautivaba su voz y la vivencia porteña de los personajes que interpretaba en el cine y que todos nos empeñábamos en imitar.
Hoy puedo decir, sin duda alguna, que a Carlos lo valoro en todas las facetas artísticas que aún me sigue regalando.
VB: He leído varias notas tuyas sobre algunas calles de Buenos Aires ¿es la persistencia de la memoria?
JPA: Efectivamente, yo llevo muy grabado los recuerdos de mi tránsito por las calles de “Mi Buenos Ares querido”. Son vivencias imposibles de olvidar.
En él nací y si Dios quiere, desde su mismo corazón, espero tomarme el espiro “una cheno de descuido”, según el rante decir de Julián Centella.
Hoy cuando recorro las calles de mi ciudad, siento la persistencia de la memoria y la evocación. Lo hago con la tranquilidad de quien transita un terreno conocido. Llevo a cuesta los mismos problemas que normalmente soporta el resto de la gente. Camino ensimismado, pensando en solucionar cosas del momento y de las otras, esas que finalmente se convierten en permanentes.
VB: ¿Desde otro punto querés hacer lo de Gardel al cantarle a Buenos Aires o Borges poetizándole?
JPA: Ambas cosas. Lo lamentable es que me siento tan inferior a ellos, que ni me animo a intentarlo.
Carlos inmortalizó a Buenos Aires con su voz y la música que compuso para esas canciones, en tanto Borges lo hizo desde otro prisma.
Es sabido que el
tango y
Borges nacen casi por el mismo tiempo y los dos – cada uno a su manera – se confunden con Buenos Aires. La
literatura de
Borges, tiene el don de la palabra, pero también el encanto del
sonido.
Carlos y Borges existieron. No creo que Gardel se haya ocupado de Jorge Luis, pero éste sí , más de una vez, pensó en Carlos, porque en el fondo fue un admirador silencioso del porteñismo que “El Morocho” exhalaba y tanto creo que es así, que – por no tan extraña coincidencia – Borges sitúa a su admirado Jacinto Chiclana en la geografía del barrio de Balvanera, olvidando por un momento a su amado Palermo.
VB: ¿Qué época de Buenos Aires está presente en tu memoria a propósito de tangos y de amigos y de grandes orquestas?
JPA: Para los tangueros, las décadas del cuarenta y del cincuenta han sido insuperables. La música popular había colmado la ciudad y durante todo el día desde la radio, las notas de tangos y milongas arrullaban nuestros oídos.
Los bailes eran una expresión popular y cada orquesta tenía su grupo de seguidores, todos ellos muy fanáticos y perfectamente mimetizados con sus músicos y vocalistas preferidos.
En aquellos tiempos, esos bailes eran amenizados en vivo por las llamadas orquestas “típicas”, que ejecutaban tango, en tantos había otras encargadas de tocar jazz. Así fue como se formaron binomios orquestales, que muy difícilmente se alteraban. Actuaban siempre juntos y la convocatoria preponderante corría por cuenta de la agrupación tanguera.
Como homenaje a los personajes de la noche de Buenos Aires – así al pasar – te “tiro” nombres relacionados con esos binomios: Aníbal Troilo y Héctor Lomuto primero y después con los Hawaian Serenaders que dirigía Osvaldo Novarro; D’Arienzo con Varela Varelita, Osvaldo Pugliese con el turco Ahmed Ratip y su Cotton Pickers, Ricardo Tanturi con los Santa Paula Serenaders, Alfredo D’Angelis con Barry Moral, Francisco Canaro con Feliciano Brunelli, Osvaldo Fresedo con Eduardo Armani, que a su vez eran socios en el “boliche” “Rendez Vois”. La memoria no me permite establecer fehacientemente quienes colaboran en las actuaciones de Carlos Di Sarli , Angel D’Agostino, Alfredo Gobbi, Miguel Caló, Horacio Salgán y Alberto Castillo (con su propia orquesta, ya desvinculado de Tanturi), pero sin embargo por ahí estarían rondando: Oscar Alemán , Panchito Cao , Ken Hamilton, René Cospito, el trompetista Esteban con la Savoy Jazz, Santa Anita (Ritmo en el Alma), y la San Francisco Jazz..
Como dato complementario y sabiendo cuanto significa para la gente de tango de Colombia Alfredo de Angelis y su orquesta, deseo remarcar que el lunes 1° de abril de 1946, cuando se inaugura a las 20 horas por LR1 - Radio El Mundo el programa de “El Glostora Tango Club”, durante la mañana había actuado en esa emisora la agrupación de Osvaldo Pugliese con sus cantores Chanel y Morán y que a continuación del debut en el “Glostora” del maestro de Angelis, se presentó - a las 21.05 horas - la orquesta de Ricardo Tanturi con la voz de Enrique Campos y treinta minutos después lo hizo Aníbal Troilo con sus cantores Alberto Marino y Floreal Ruiz. Todas estas actuaciones eran en vivo y las que se emitían en la noche, con la asistencia de público en la sala.
Entiendo que como ejemplo de la presencia del Tango en la vida de la ciudad, estos ejemplos son suficientes.
VB: En esos tres minutos que decís para una historia. ¿cual podría ser para ti el gran tango sobre Buenos Aires?
JPA: Un solo tango no compendia todas las vivencias de Buenos Aires. Por eso se debe recorrer el repertorio de las orquestas y ahí se encontrarán dispersos, versos que una vez unidos, permiten reproducir la verdadera historia de la vida social y cultural de la ciudad.
Desde el canto a la inmigración, el recuerdo del barrio, el de los distintos personajes de la fauna porteña y la evocación de noches pobladas de bohemia, todo confluye para acrecentar el recuerdo feliz de horas vividas no siempre bien, pero enraizadas en el contexto de valores y códigos personales.
VB: Has escrito sobre los cantores de Pugliese, ¿por que precisamente de él? ¿Qué nos decís de su orquesta?
JPA: Tomé a Pugliese, porque me pareció menos conocida la nómina de voces que actuaron con él y además como una forma de rendirle homenaje al hombre y al Maestro que fue Don Osvaldo. Ejemplo de vida y sobre el cual ya se había escrito mucho.
Osvaldo Pedro Pugliese fue un verdadero “laburante” del tango. Él es una de las figuras mayores de la cultura de Buenos Aires. Su presencia se refleja no sólo en la creación de obras, tales como “Recuerdo”, “Adiós Bardi”, “La yumba”, “El encopao”, “Una vez” y algunas otras, sino también en la elaboración minuciosa y sabia de un estilo inconfundible de ejecutar la música popular..
VB: Decime tu antología personal del tango, en estos aspectos
Cinco tangos instrumentales.
PJA: Siempre fui y soy aún hoy, contrario a limitar mis elecciones. Pero como el tiempo y el espacio no sobran, te diré que disfruto escuchando: “Comme il faut”, “Derecho Viejo”, “Si sos brujo”, “Gallo Ciego”, “Chiqué”, “Recuerdo”, “Pavadita” y tantos más.
Cinco tangos de ayer (hasta 1955) y Cinco tangos de hoy (después de 1955).
Entiendo se trata de tangos con letras y así vienen a mi memoria, “Silencio”, “Volver”, “Sur”, “Naranjo en Flor”, “La casita de mis viejos”, Solamente ella” y que me perdone Dios por la afrenta de no nombrarlos a todos.
En cuanto a los de “después de 1955”, mencionaré entre tantos, “Afiche”, “El último café”, “Sueño de Barrilete”, “Cordón”, “Café La Humedad”, “La última curda” ……
Cantor: (excepto Gardel) : Floreal Ruiz, Alberto Castillo, Enrique Campos, Roberto Chanel, Alberto Morán, Raúl Berón, Charlo
Cancionista: Nelly Omar, Susy Leiva, Libertad Lamarque, Tita Merello, Rosana Falasca
Letrista. Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, Homero Expósito, Cátulo Castillo
Músicos: Enrique Mario Francini, Aníbal Troilo, Orlando Goñi, Alfredo Gobbi.
Orquestas: Aníbal Troilo, Osvaldo Pugliese, Carlos Di Sarli. Miguel Caló.
VB: Alguna vez le preguntaba a un amigo sobre una curiosidad, ¿por qué a los japoneses les gustaba tanto el tango?, que me podes decir de esto. Lo pregunto por la cultura tan distante y distinta.
PPA: Existen varias explicaciones sobre el particular, pero yo me quedo con la que hace ya treinta años me dio en New York, la pareja de un amigo, que además de ser japonesa, conocía bastante acerca del tema.
Según esa persona, durante los años de la Segunda Guerra Mundial, en Japón se prohibió toda música norteamericana, razón por la cual se escuchaba solamente la autóctona, óperas italianas y alemanas y el tango como expresión musical bailable.
Así nuestra música fue penetrando en el país y los japoneses acostumbraron sus oídos a ella. Luego, cuando en Argentina nuevos ritmos invadieron la escena y relegaron al tango, sus intérpretes buscaron nuevos mercados donde trabajar y así comenzaron las giras de conjuntos típicos al “Naciente Imperio”, obteniendo grandes éxitos desde el comienzo de esa nueva gestión, lo que avivó el gusto de los nipones y motivó – cada vez más – que excelentes embajadas tangueras nos representaran con mucho brillo.
Las compañías discográficas también colaboraron para que ese afianzamiento se formalizara, pues ante la pérdida del mercado local, encontraron en Japón una plaza ideal donde colocar sus producciones.
Nadie puede negar hoy, que tanto ese país, como la República hermana de Colombia, constituyen dos formidables baluartes tangueros, que solamente son superados por la pasión y el quehacer rioplatense.
VB: En una de esas fotografías veo el Parque Japonés, y en algún tango ¿por qué lo mencionan?
JPA: El tango “Garufa” fue compuesto en el año 1927 por Víctor Soliño y Roberto Fontaina, con música de Juan Antonio Collazo, todos ellos, integrantes del conjunto uruguayo llamado la Troupe Ateniense.
Según dicen, al hacer referencia la letra de Garufa a la conocida calle de Montevideo llamada “San José”, cuando se trajo el tema a Buenos Aires, se debió reemplazar esa expresión por otro que fuera comprensible para los porteños que desconocían la razón de tal término. Así se sustituyó “la calle San José” por “el Parque Japonés”.
Sin embargo en la letra conocida de Garufa, perdura aquella “Del barrio La Mondiola ….”, en clara referencia a la zona ribereña donde se conjugaba la bohemia, con actividades propias de una zona “non santa”; situación que tampoco era muy conocida en esta orilla.
Con todo, ya en la primera grabación que lleva a cabo, con acompañamiento de guitarras, el cantor uruguayo Alberto Vila el 2 de noviembre de 1928, se utilizan las palabras “Parque Japonés”, mientras que la versión que menciona la “calle San José”, es una muy posterior registrada por Nina Miranda; según la información que me suministrara el investigador Héctor Ángel Benedetti.
En cuanto al “Parque Japonés” al cual se hace referencia, es el que existió en Retiro, casi frente a la Torre de los Ingleses y que se quemó el 26 de de 1930 y que era una feria de diversiones, con juegos eléctricos, “kioscos de kermesse”, muy pobres espectáculos de variedades y donde también existía un salón de baile. El parque fue reabierto en 1939, pero esa es otra historia.
VB: ¿Qué tanto tango hay hoy en Buenos Aires en la actualidad?
JPA: Se llevan a cabo diariamente muchos “shows” de tango, la mayoría destinados a los turistas que nos visitan y que por lo tanto son presentados de especial manera. Para los porteños, el número de espectáculos existentes es menor, pero siempre se puede encontrar un reducto de neto corte tanguero.
Además, la música de tango invade la calle, frente a las “disquerías”, con el objeto de llamar la atención de los turistas e incitarlos a comprar CD que contienen viejos y nuevos repertorios.
VB: ¿Cómo miras lo que se puede llamar vanguardia tanguera o siguen primando los grandes compositores, los grandes cantantes y las grandes orquestas de antes como algo insuperable?
JPA: Si bien existe público para todas las manifestaciones, no se puede negar que en materia de tango, la gente se inclina por el estilo tradicional.
Sucede que está prácticamente generalizado el concepto de que la música de Buenos Aires se siente y por sobre todas las cosas, se baila. No creo en los pseudos innovadores que hablan de una música quieta de mi ciudad, porque los porteños somos todo andar.
Nerviosos, preocupados, ensimismados, ansiosos y retobados, vamos dibujando pasos de baile al caminar. Vale entonces conceptuar aquello de “En Buenos Aires se funden el transitar sensual de las “grelas”, con el andar cadencioso de hombres que se mueven al ritmo de la ciudad”.
Con todo, existe una vanguardia tanguera, que expresa su intención de renovar el tango, mediante la incorporación de formas más complejas y más elaboradas que las tradicionales, ejecutadas por formaciones heterodoxas.
Ante los frecuentes fracasos, sus cultores culpan de los mismos a “la mediocridad ambiental y a la “comodidad mental”, razones que sinceramente no entiendo. Y quienes los combaten dicen que esa música que pretenden imponer los vanguardistas no es sincera y trasunta un modernismo forzado.
Yo, sin combatirlos formalmente, me encolumno en ésta última posición.
Victor, para finalizar te diré, que si bien la nostalgia es tristeza exterior y alegría interior, no es menos cierto que “ella” es el precio que nos cobra la vida por habernos permitido transitarla, mucho tiempo más que el esperado.