Jaime Jaramillo Panesso
Asistentes Dora Luz Echavarría, Dora Ramírez y María José Mejía
Dora Luz Canta "Vanidad"
Adelaida Mejía
El cantante Luis Penagos
Catalina Garcés
Oscar Mario Estrada y Néstor López
María José Mejía
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La música de Manuel Mejía Vallejo
Víctor Bustamante
Conferencia en el salón Málaga en la carrera Bolívar. Hora las cinco de una tarde lluviosa, el público deslumbrado ante la sabiduría de Jaime Jaramillo Panesso que repasa y nos pasa la música que acompañó al escritor Mejía Vallejo, pero no sólo a él, sino a sus amigos.
Mejía Vallejo era ante todo una persona que vivió la ciudad desde un sitio muy peculiar: los bares diversos que son una forma coloquial de buscar cercanía con los amigos y, así mismo, punto de encuentro para unos tragos y lo más preciado: la música que es la vida. Desde ese sitio, el café como sala de estar y de visita se retrotrae a los amigos que lo acompañaron en sus diversos momentos que son, eran nada menos que una buena conversación y unos buenos tragos y la música que siempre acompaña que sirve como emético para un encuentro, como una excusa. Así la música.
Jaime con su sabiduría habitual, con su buen humor y su buen amor, nos va adentrando en la poesía de Mejía Vallejo, nos va llevando de la mano hacia ese paraíso sin excusa, y sin tiempo, que son las canciones que embargaron al escritor y cuyos autores y cantantes se han tatuado en la memoria de sus amigos: Margarita Cueto, el maestro Mora, Juan Arvizu, Valente y Caceras, Elvira Ríos, Libertad Lamarque, Gardel, Obdulio y Julián, y Edmundo Rivero entre otros.
Cada que el expositor daba una explicación, una anécdota nos remitía al mundo interior de Mejía Vallejo y nos relataba y describía ese tesoro que es la música que siempre lo acompañó, como si nos diera ese matiz personal que son las canciones y los momentos felices sin tiempo que se pasaban alrededor de una mesa de café y de una conversación.
Hoy esas canciones tuvieron otro sabor en la exposición de Jaime Jaramillo Panesso. Hoy, esta tarde, en el Málaga, se sucedía esa ceremonia lenta y fatigosa que es la lucha contra el olvido y la sorpresa de saber que la muerte aleja y apenas queda la cercanía de algunos momentos, eso, momentos, donde los amigos ausentes crean ese eterno muro de lamentaciones que es la amistad.
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La música de Manuel Mejía Vallejo
Víctor Bustamante
Conferencia en el salón Málaga en la carrera Bolívar. Hora las cinco de una tarde lluviosa, el público deslumbrado ante la sabiduría de Jaime Jaramillo Panesso que repasa y nos pasa la música que acompañó al escritor Mejía Vallejo, pero no sólo a él, sino a sus amigos.
Mejía Vallejo era ante todo una persona que vivió la ciudad desde un sitio muy peculiar: los bares diversos que son una forma coloquial de buscar cercanía con los amigos y, así mismo, punto de encuentro para unos tragos y lo más preciado: la música que es la vida. Desde ese sitio, el café como sala de estar y de visita se retrotrae a los amigos que lo acompañaron en sus diversos momentos que son, eran nada menos que una buena conversación y unos buenos tragos y la música que siempre acompaña que sirve como emético para un encuentro, como una excusa. Así la música.
Jaime con su sabiduría habitual, con su buen humor y su buen amor, nos va adentrando en la poesía de Mejía Vallejo, nos va llevando de la mano hacia ese paraíso sin excusa, y sin tiempo, que son las canciones que embargaron al escritor y cuyos autores y cantantes se han tatuado en la memoria de sus amigos: Margarita Cueto, el maestro Mora, Juan Arvizu, Valente y Caceras, Elvira Ríos, Libertad Lamarque, Gardel, Obdulio y Julián, y Edmundo Rivero entre otros.
Cada que el expositor daba una explicación, una anécdota nos remitía al mundo interior de Mejía Vallejo y nos relataba y describía ese tesoro que es la música que siempre lo acompañó, como si nos diera ese matiz personal que son las canciones y los momentos felices sin tiempo que se pasaban alrededor de una mesa de café y de una conversación.
Hoy esas canciones tuvieron otro sabor en la exposición de Jaime Jaramillo Panesso. Hoy, esta tarde, en el Málaga, se sucedía esa ceremonia lenta y fatigosa que es la lucha contra el olvido y la sorpresa de saber que la muerte aleja y apenas queda la cercanía de algunos momentos, eso, momentos, donde los amigos ausentes crean ese eterno muro de lamentaciones que es la amistad.
ah, qué belleza!!!!
ResponderEliminarmil gracias por el link!
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ResponderEliminarVery rich and interesting articles, good BLOG!
ResponderEliminarfishing net