.
Ricardo Ostuni en Medellín
Orlando Ramírez Casas
Solía pasar que mis amigos me planillaran como “amante del tango”, y en tal condición me enviaran cuanta entrevista, nota, reseña, fotografía, o archivo sobre el tema les llegara; y solían enviarme grabaciones sacadas del baúl de los viejos intérpretes en los años 40, 30, 20. Figuro, inclusive, en las listas de los empresarios del tango que me envían programas de presentaciones artísticas con ese ritmo. No se equivocan. Soy y he sido amante del tango desde mi adolescencia. Lo que no soy es “experto”, ni “conocedor”, ni “pontífice”. Para llevar con dignidad tales calificativos se necesita saber mucho. La mayoría de los que sí saben son anónimos, desconocidos, pero sus muy cercanos saben que saben. Sólo de uno haré mención. ¿Quién sabe quién es Hernán Mejía? Nadie. Para el grueso del público no es nadie. Pero para nosotros, sus amigos, es una persona que sabe mucho. Tanto, que su apodo por años ha sido “Tango”. Es uno de los pocos, entre quienes conozco, al que se le puede aplicar la definición de lo que es un “tanguero de ley” (“Aquel que oye un disco y sólo con oírlo sabe su título, su intérprete, la orquesta acompañante, el autor, el compositor, y hasta la casa y el año de grabación”). No son muchos los que entran en esa clasificación. La enfermedad tiene a Tango recluido en su lecho y le impidió participar de las actividades artísticas y académicas del pasado Festival de Tango de Medellín. Podría decirse que su único consuelo es mirar el reloj a la espera de que marque las 8:30 pm. para sintonizar en la emisora de Colmundo Radio (1440 Kc. AM) el programa “Buenas noches, tango” que don Rodrigo Pareja Montoya transmite todas las noches. “Un excelente programa”, me dice Tango.
Hasta donde yo sé, la visita de don Ricardo Ostuni pasó desapercibida para el periodismo hablado, televisado y escrito de Medellín. Un personaje de su envergadura mereció menos espacio que Papo Manjarrés o cualquier cantante vallenato y yo, que estuve acucioso con las reseñas para mi lista de contactos, fui reclamado porque “ya nos tenés de tango hasta la coronilla”. Con excepción del artículo publicado en el periódico El Mundo por don Rodrigo, no sé de otras reseñas sobre el evento. Tengo entendido que el próximo martes publicará don Rodrigo la segunda parte de su informe, y no sé si de aquí a eso haya habido algún otro reporte. No hay mucho al respecto. Alguien me ha dicho que lo único que a él le llegó fueron las cuatro reseñas de circulación privada que sobre la visita de don Ricardo Ostuni envié a mi lista de ciberamigos (“No hay nada más publico que tus reseñas privadas”, me ha dicho alguno). La verdad es que estuve atento a dicha visita porque ya él había dado muestras de su amistad y cariño por Medellín, porque es él un personaje de alto nivel en sus conocimientos de tango, y porque en primera medida las dos conferencias que dio, y en segunda medida los dos conversatorios a los que asistió, demostraron que su bagaje sobre el tema es sólido y que tiene mucho por compartir. Fueron sus intervenciones verdaderamente ilustradoras. Muchos pudimos asistir a ellas y aprender. Muchos otros prefirieron estar en otros lugares. De los que asistimos, algo se nos quedaría en la cabeza para poder compartirlo con los demás. Los que no asistieron, seguirán presumiendo de saber mucho de tango, y tal vez algo sepan, pero se perdieron la oportunidad de saber más. Alguna vez lo dije: “Del tango en Medellín es más lo que se habla que lo que se sabe”. Creo que las cosas no han cambiado mucho en la “segunda capital del tango a nivel mundial”, como se ha dicho.
-------------------------------
Orlando Ramírez Casas
Solía pasar que mis amigos me planillaran como “amante del tango”, y en tal condición me enviaran cuanta entrevista, nota, reseña, fotografía, o archivo sobre el tema les llegara; y solían enviarme grabaciones sacadas del baúl de los viejos intérpretes en los años 40, 30, 20. Figuro, inclusive, en las listas de los empresarios del tango que me envían programas de presentaciones artísticas con ese ritmo. No se equivocan. Soy y he sido amante del tango desde mi adolescencia. Lo que no soy es “experto”, ni “conocedor”, ni “pontífice”. Para llevar con dignidad tales calificativos se necesita saber mucho. La mayoría de los que sí saben son anónimos, desconocidos, pero sus muy cercanos saben que saben. Sólo de uno haré mención. ¿Quién sabe quién es Hernán Mejía? Nadie. Para el grueso del público no es nadie. Pero para nosotros, sus amigos, es una persona que sabe mucho. Tanto, que su apodo por años ha sido “Tango”. Es uno de los pocos, entre quienes conozco, al que se le puede aplicar la definición de lo que es un “tanguero de ley” (“Aquel que oye un disco y sólo con oírlo sabe su título, su intérprete, la orquesta acompañante, el autor, el compositor, y hasta la casa y el año de grabación”). No son muchos los que entran en esa clasificación. La enfermedad tiene a Tango recluido en su lecho y le impidió participar de las actividades artísticas y académicas del pasado Festival de Tango de Medellín. Podría decirse que su único consuelo es mirar el reloj a la espera de que marque las 8:30 pm. para sintonizar en la emisora de Colmundo Radio (1440 Kc. AM) el programa “Buenas noches, tango” que don Rodrigo Pareja Montoya transmite todas las noches. “Un excelente programa”, me dice Tango.
Hasta donde yo sé, la visita de don Ricardo Ostuni pasó desapercibida para el periodismo hablado, televisado y escrito de Medellín. Un personaje de su envergadura mereció menos espacio que Papo Manjarrés o cualquier cantante vallenato y yo, que estuve acucioso con las reseñas para mi lista de contactos, fui reclamado porque “ya nos tenés de tango hasta la coronilla”. Con excepción del artículo publicado en el periódico El Mundo por don Rodrigo, no sé de otras reseñas sobre el evento. Tengo entendido que el próximo martes publicará don Rodrigo la segunda parte de su informe, y no sé si de aquí a eso haya habido algún otro reporte. No hay mucho al respecto. Alguien me ha dicho que lo único que a él le llegó fueron las cuatro reseñas de circulación privada que sobre la visita de don Ricardo Ostuni envié a mi lista de ciberamigos (“No hay nada más publico que tus reseñas privadas”, me ha dicho alguno). La verdad es que estuve atento a dicha visita porque ya él había dado muestras de su amistad y cariño por Medellín, porque es él un personaje de alto nivel en sus conocimientos de tango, y porque en primera medida las dos conferencias que dio, y en segunda medida los dos conversatorios a los que asistió, demostraron que su bagaje sobre el tema es sólido y que tiene mucho por compartir. Fueron sus intervenciones verdaderamente ilustradoras. Muchos pudimos asistir a ellas y aprender. Muchos otros prefirieron estar en otros lugares. De los que asistimos, algo se nos quedaría en la cabeza para poder compartirlo con los demás. Los que no asistieron, seguirán presumiendo de saber mucho de tango, y tal vez algo sepan, pero se perdieron la oportunidad de saber más. Alguna vez lo dije: “Del tango en Medellín es más lo que se habla que lo que se sabe”. Creo que las cosas no han cambiado mucho en la “segunda capital del tango a nivel mundial”, como se ha dicho.
-------------------------------
Bien por su reseña de la visita de don RICARDO OSTUNI, señor Ramírez Casas, la cual fue lo único valioso del FESTIVAL DE TANGO 2011e ignore a aquellos que quieren tapar el sol con las manos. La verdad debe salir a relucir aunque los organizadores del FESTIVAL DE TANGO 2011 quieran ignorarla.
ResponderEliminarCamilo Velásquez Giraldo
Bien por su reseña de la visita de don RICARDO OSTUNI, señor Ramírez Casas, la cual fue lo único valioso del FESTIVAL DE TANGO 2011e ignore a aquellos que quieren tapar el sol con las manos. La verdad debe salir a relucir aunque los organizadores del FESTIVAL DE TANGO 2011 quieran ignorarla.
ResponderEliminarCamilo Velásquez Giraldo