domingo, 21 de octubre de 2012
Escuchando en un bar a Adriana Varela
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.Escuchando en un bar a Adriana Varela
Raúl Jaime Gaviria
El perfume ronco de su canto
en medio del shock de copas
y la sensación de que la poesía se desliza
por las cuerdas de su voz
como un ninja asesino.
Si yo fuera capaz de dar un alarido
en medio del estrépito de las conversaciones,
de la altisonancia de las gangosas voces alcoholizadas
gritaría: ¡Basta ya cacatúas, escuchen a Adriana Varela,
ella sí que tiene algo importante que decir!
Pero como sostenía Claudio Rodríguez
uno no es poeta todo el tiempo,
y es bueno que así sea.
Lo que soy yo,
al menos por hoy,
me conformo con ser un parroquiano más
que se toma sus tragos
y chacharea con sus amigos
pasándo olímpicamente de Adriana Varela.
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