jueves, 6 de octubre de 2016

TANGO Y NOSTALGIA / Raúl Mejía

Junín, 1933, Medellín


TANGO Y NOSTALGIA
Raúl Mejía

“¿Quién vivió? 
¿Quién vivió en estas casas de ayer? 
Viejas casas que el tiempo bronceó 
Patios viejos, color de humedad, 
Con leyendas de noches de amor... 
Platinados de luna los vi 
Y brillantes con oro de sol... 
Y hoy, sumisos, los veo esperar 
La sentencia que marca el avión... 
Y allá van, sin rencor, 
Como va al matadero la res 
Sin que nadie le diga un adiós.”

Lo que para afectos y dilectos del tango no son ni serán rompecabezas sus reencuentros con apersonadas melodías, si pudieran ser para quien “el Tango” y músicas afines, le habitaron a intervalos, durante años, particularmente en infancia y adolescencia. Múltiples imágenes, mañanas dominicales y bulliciosas noches al sonido de voces y rostros enmarcados en el fenómeno del Tango: emisoras “am”, periódicos y especiales de televisión al aproximarse eventos y evocaciones del trágico accidente aquel, de visitas de antaño y de vasta literatura que se ha cernido alrededor de esta música del sur del continente. Inevitable no tomarle aprecio a viejos sones y voces hermosas, cantándole - ¡cómo no! – a reticentes nostalgias, melancolías y azares revestidos de variopintas tragedias, sinsabores y épicas clandestinas de malevos y poetas bohemios hasta más allá del delirio.
Es 1975, el conocido animador de televisión Fernando González “Pacheco”, presenta su serie de entregas sobre los cuarenta años de la muerte de Carlos Gardel. Se ven en blanco y negro y, para el caso, en concordancia con aquel viejo documental grabado al instante de su funeral en Buenos Aires. Tanto el blanco y el gris (suave matiz del negro) de sendos programas, profundizan en aquello ocurrido, azaroso pandemónium del Tango y su instante, tal vez, más trágico. Pero “Gardel” es más que ícono de esta música, es cultura, literatura, lirismo y trascendencia en la mayoría de niveles u opciones que estos permitan. Es equivalente –algo herético- del Mesías o profeta proverbial para millones de escuchantes y fanáticos a profusas y feroces melodías de arrabal (y otros vocablos).
Medellín, en aquel año -1935-, sólo poseía su antiguo aeropuerto “Olaya Herrera”, sigue funcionando, pero ha perdido, connotativamente, esa categoría de único. Donde no dejará de ser, será como referente al pavoroso accidente entre dos avionetas, henchidas de combustibles y terror. Curiosidades del azar, del devenir, que una modesta ciudad se catapultara como destino mundial del Tango, no deja de matizar truculentos actos de la ironía, pero fue así y desde entonces, es punto geográfico para amantes de este género musical. Y el adolescente observaba pormenores sobre la muerte de semejante ídolo y, a su modo, aseguraba detalles valiosos con respecto al universo del Tango.


“Se van, se van... 
Las casas viejas queridas. 
Demás están... 
Han terminado sus vidas. 
Llegó el motor y su roncar 
Ordena y hay que salir, 
El tiempo cruel con su buril 
Carcome y hay que morir.
Se van, se van 
Llevando a cuestas su cruz, 
Como las sombras se alejan 
Y esfuman ante la luz.” 

No hay duda de lo importante que es la Música, escenas, intersticios y todo el acontecer de nuestras fantasías e inseparables fantasmas sensibles, románticos, taciturnos, etc. Es la madre que sabe, canta y se enajena con temas de antaño, acordes y letras de enigmática tristeza: quedan en la piel, en el recuerdo. Y luego el padre, atmósferas secundadas de licor, pesadez, ruido y náufragos citadinos, refugiándose en bares y cantinas. “Te apuesto sobre quien canta este tema, su compositor y el año de lanzamiento” …Escucho al padre, reír acerca de su pasmosa seguridad y, por supuesto, cantarla, evidenciando éxtasis y evocaciones intensas, contundentes. Tangos y cantantes, estribillos y sones, agudezas y estertores: quienes las saben de memoria imitan al máximo de sus capacidades, esos intensos minutos musicales. 
“El amor,
el amor coronado de luz,
esos patios también conoció.
Sus paredes guardaron la fe
y el secreto sagrado de dos.
Las caricias vivieron aquí...
Los suspiros cantaron pasión.. .
¿Dónde fueron los besos de ayer?
¿Dónde están las palabras de amor?
¿Dónde están ella y él?
Como todo pasaron, igual que estas casas
que no han de volver…”

Desde entonces, alternando añoranzas y retos de la memoria, he sabido convivir con algunos temas icónicos, honesta y pasmosamente lejos de fanatismos o erudiciones irrelevantes. Interesa poco afirmar sobre qué tipos de música he ido adoptando como esenciales. Es individual cada sumisión en placeres, urgencias y demandas del deseo desde y hacia nosotros. Sin embargo y para quienes sí somos “adictos a la nostalgia”, vivencias y experiencias con tangos favoritos de padres, parientes y amigos, poseen ese rango, esa cualificación indiscutible de “intactos” en el tiempo, en el disfrute y en la sensibilidad.
“CASAS VIEJAS”. (1) Vaya preciosa composición. Podrían darse estimulantes reflexiones y análisis sobre cada una de sus estrofas. Tema que contiene bellos versos, tratamiento de asuntos inclusivos en filosofías, religiones y poesía: el qué pasó, qué ocurrirá y lo que se alía con la Vida y la Muerte. Un solo título entre centenares, pero cuan fascinante, qué voces y copiosa melancolía se deslíe frase a frase, compás a compás. Entiendo por qué a un sujeto tan árido y nihilista como Ciorán, le haya encantado el Tango. No sé de memoria sus líneas, apreso, aprehendo dos, tres de allí, otras del final y construyo mi propia versión: gajes del deleite a solas. Pero me encanta y me es puente, portal veloz hacia el recuerdo de aquellas infancia y adolescencia, habitando en la eterna Medellín de Tangos y sus consecuentes parafernalias melódicas y anecdóticas.
(1) En versión de Charlo y Ada Falcon
Raúl Mejía, 18/IX/16


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