sábado, 20 de junio de 2020

Carlos Gardel en Medellín 10-14 y junio 24 1935




                            
Carlos Gardel en Medellín 10-14 y junio 24  / 19 junio 35

                                 Para Javier Ocampo
       
Víctor Bustamante

Este 24 de junio del 2020 se celebra otro año más de la muerte de Carlos Gardel, este acontecimiento luctuoso casi siempre opaca la presencia del cantante en la ciudad. Considero que es mejor tenerlo presente en su plenitud como el grandioso ser humano que fue, así como en su talento de compositor y cantante. Cada año salen de nuevo los medios a celebrar el pavoroso accidente de la mano de sus exegetas que desde tantos puntos de vista analizan sus causas, las personas que intervinieron, los celos entre las compañías y los aviadores, los vientos desfavorables, las mismas fotografías y otro sinnúmero de posibles causas y elementos que intervinieron. De tal manera todos estos investigadores realizan hipótesis, incriminaciones y más análisis de ese momento opacando de esa manera la verdadera presencia del cantante; en este caso, su discurrir y los lugares que solo se mencionan de paso, quedando la ciudad, Medellín, como un escenario brumoso, solo un punto geográfico, perdido en las montañas de un mapa. A nuestra memorabilia rampante le gusta celebrar a los muertos ilustres solo en su día, no en su presencia, en su plenitud, sino en el hado de lo fatal.

He indagado y buscado a Carlos Gardel en su actitud, en la efervescencia de sus escasos días en la ciudad, así como a las personas que encontró y departió en algunos momentos, y los lugares donde él estuvo, es decir, las huellas que ha dejado en Medellín.

En un texto de Marina Puig, "El secretario de Carlos Gardel", José Plaja, muchos años después cuenta el periplo de ese viaje:

“Después de dos meses de actuaciones de gran éxito, multitudinarias y calurosas recibidas en Puerto Rico, Venezuela y Curazao, el 4 de junio de 1935 Gardel y su comitiva desembarcaron en Barranquilla, Colombia. Una vez más, en Medellín, las demostraciones del público hicieron superar las predicciones. El próximo destino era Bogotá. Gardel y los músicos se desplazaron en avión, mientras que Plaja, Le Pera y Celedonio Palacios lo hicieron en un barco de vapor por el río Magdalena.

» Hice un viaje muy interesante por el río Magdalena, pero muy inconfortable. Son seis días de navegación lenta y calurosa, pero el paisaje es hermoso. Se ven trozos de selva tropical virgen que yo no había visto nunca. No tuvimos mucha suerte con la fauna, pues solamente puedo contar haber visto unos cinco caimanes y una docena de monos. Vimos, sin embargo, numerosas bandadas de cotorras y otras aves tropicales, árboles frutales de toda especie, y los últimos días, la Cordillera Central de los Andes a poca distancia. En Villeta, hacía un calor que tostaba y tres horas después, aquí en Bogotá (2.300 metros de altura) hacía bastante frío. No sé cuántos días estaremos aquí todavía; después iremos a Cali, donde pasaremos unos dos días: después embarcaremos en Buenaventura hacia Panamá, donde estaremos unos cinco días; seguiremos después hacia La Habana y pensamos llegar a Nueva York a primeros de julio [...] ».
  
Teatro Junín y Hotel Europa

Medellín 8 de junio

Desde el 8 de junio de 1935 Le Pera visita la ciudad. Gardel arribaría el día 10 proveniente de Barranquilla en un avión Sikorsky de Scadta, anfibio, el Guillermo Valencia, habilitado para aterrizar con ruedas sobre pistas como la del aeródromo Las Playas. Junto a él viajaban sus “escobas” como les dicen, mejor sus guitarristas, Barbieri, Riverol y había regresado Aguilar luego de su discusión en Niza. A Gardel lo acompañaba el catalán José Plaja y Gash. Como Gardel ambicionaba entrar al mundo del cine en Hollywood, lo había contratado para que le enseñara inglés; ya lo había intentado escuchando discos Linguaphone, pero la hora diaria de estudio no le daba ningún resultado ya que cuando se disponía a seguir los textos de estudio siguiendo el disco correspondiente se quedaba dormido escuchando el habla incompresible de los anglo sajones, además le era imposible concentrarse por la cantidad de visitas a su hotel. Ambos se habían conocido en los estudios, Éxito productions, en otros textos aparece con este nombre, Exito’s Spanish picture, ubicada en Long Island, donde Plaja oficiaba de traductor y ayudante de doblajes. Gardel le ofreció trabajo de asistente para cuestiones publicitarias y bancarias, también, le leía la correspondencia y les respondía a algunas personas, casi siempre admiradores, que el cantor le indicaba. Además, como imitaba la escritura de Gardel, firmaba las dedicatorias a las admiradoras del cantante.

Así, Plaja se incorpora a la gira que los llevará por el Caribe hasta llegar a Colombia. En su libro, Vidas paralelas, de Esteban Peicovich, Plaja cuenta muchos años después, ese viaje que lo llevó a ser uno de los sobrevivientes y, además, deja entrever el carácter amable de Gardel.

 “¿Y cómo fue su última gira, don José?

—Salimos de Nueva York en barco. Éramos ocho, Gardel, Le Pera, José María Aguilar, que era su principal guitarrista, un académico que en los recitales ocupaba lo que se llama el intermezzo interpretando melodías criollas, Guillermo Barbieri y Ángel Riverol, también guitarristas, Alfonso Azaaf, que creo que era venezolano y hacía de publicista, se ocupaba de que en los lugares donde cantaba Gardel salieran autos con altoparlantes gritando: "Concurra esta noche al teatro tal para el grandioso recital...", después venía Corpas Moreno que era el valet, el criado de Gardel, y finalmente yo.

El itinerario más o menos fue por barco a San Juan de Puerto Rico, después a La Guaira, Puerto Cabello, Maracaibo, Lagunillas, Curazao.

De allí fuimos en un pequeño avión, de fuselaje de madera, hasta Aruba. Daba miedo tomarlo. Lo que más me reconfortaba en ese viaje de noche era que el piloto holandés era alto como una catedral, llevaba su traje bien almidonado y daba la sensación de seguridad. Estaba rojo como un camarón por el sol de Curazao el pobre holandés.

—Y Gardel, ¿le tenía miedo al avión?

—Gardel tenía un poco de aprensión, como todos”.

Domingo 9 de junio

Los diarios son también testigos certeros de su presencia, allí la escritura férrea describe su llegada, revela detalles leídos después de tantos años, el periódico llevará por esos pequeños intervalos donde los visitantes arriban en un viaje promoción. El Colombiano, desde el 9 de junio, publica en primera plana: Carlos Gardel, llegará mañana a la ciudad, acompañado de sus guitarristas en un avión de Scadta. Los invitamos a la recepción. Al costado izquierdo es notorio el anuncio de la despedida en el Teatro Bolívar de la Compañía de Pilar Travesi que presenta a su hermana, Ángela Travesi, tocando el acordeón y por pura coincidencia se llamaba, Luces de Buenos Aires.

El día lunes 10 junio

“En primera plana, El Colombiano, destaca la llegada de Carlos Gardel, y añade: Llegará hoy en avión de la Scadta, acompañado de su conjunto, y debutará mañana martes en el Circo España. Dos únicos conciertos. Ya están a la venta las localidades.

Esa página, además, revela parte de la vida cultural de Medellín. En el Circo se presenta la compañía de Marina Ughetti con la Leyenda del beso, donde canta también Marina Ughetti, acompañada por Carlos Julio Ramírez y con Constantino. En el Junín se presenta por última vez una película: Payasadas de la vida y El Prisionero trece.

También ese día, El Colombiano, publicaría una nota de Cronio, seudónimo perdido ante el paso certero de las páginas que quedan detenidas como el testigo infalible con su memoria de papel que amontona y guarda el pulso de los días.

“Mi público, este es mi público, dijo Gardel al bajar del avión”

Ágilmente sonriente y jubiloso, un garrido mozo saltó del avión: "Viva Carlitos Gardel”, gritaron delirantes millares de gargantas que se habían congregado en el aeródromo de Las Playas, ayer a las cinco de la tarde. Todos querían mirarle de cerca, todos querían demostrarle de alguna manera su afecto. Una bellísima muchacha le regaló unas flores. Y Gardel, con la misma sonrisa luminosa que tanto enamora a las chicas en sus películas, repartió apretones de mano, saludos, frases de sincero regocijo.

Cuando logré saludarlo, ya dentro del automóvil, Gardel me dijo encantado: "Mi público. Este es mi público al que yo adoro, el que sabe sentir mis canciones, al que he dedicado todos mis mejores esfuerzos. Estoy deliciosamente sorprendido con este cordial recibimiento, que me recuerda el día, de llegada a mi Bueno Aires amado…  Estoy feliz al comprender que podré hacer sentir mis emociones, que mis canciones eran profundamente sentidas.

Alguien de la multitud alcanzó a oír las últimas palabras de Gardel. Un viva resonó clamoroso. Siempre sonriente y acogedor, Gardel, agregó:

—Ya ve usted amigo, el público sabe captar los esfuerzos de las películas que de usted hemos visto, ese deseo de interpretar en realidad el alma popular.

—Es lástima, amigo que las películas que son verdaderamente buenas, no las hayan podido ver ustedes aquí. Me refiero a Cuesta abajo, El tango en Broadway, Tango Bar y El día que me quieras. Pero, en fin, ya es algo. En aquel entonces de Luces de Buenos Aires, Melodía de Arrabal, etc., no era el mismo: no se me dejaban campo para poner de manifiesto mis cualidades histriónicas y artísticas, se me recortaba, en fin, la tragedia del actor de habla hispana en otros países. Ahora he logrado hacer verdaderamente películas, en las que trabajo con fervor, con entusiasmo y con más libertad. Y es por lo que lamento que no las hayan visto aquí.

—Y usted prefiere trabajar en películas?

—¡Ah, no mi amigo! Es mil veces mejor trabajar ante el público y yo lo prefiero. No sabe usted que se siente una gran emoción al notar qua una concurrencia de miles de espectadores palpita al unísono con nuestros sentimientos.  Y prefiero mil veces trabajar ante el público desde un escenario: me complace el complacerlo, soy feliz cuando logro darle gusto, cantar lo que el público desea, en una palabra, compenetrarme con él. Pero, naturalmente me gusta más trabajar para el público de América. Mi público favorito. El alma latina sabe sentir mejor esa música embrujada del tango, sabe arrancar sus más hondos secretos a la música criolla. Es una cosa intuitiva: yo le invito a usted al Circo para que lo observe, para que lo compruebe.

Y es que este pueblo de Antioquia, recio, viril y noble, tiene mucho de la grandeza de nuestro Martín Fierro y sus mujeres.... Oh, Medellín se me hace un verdadero paraíso: gentiles, juncales y tentadoras las muchachitas antioqueñas son un verdadero canto a la raza. Yo no sé si seré capaz de permanecer tan tranquilo como estos antioqueños. Es algo macanudo, che!.... Macanudo!”

Ya Gardel con su comitiva se hospedan en el Hotel Europa, que formaba parte del complejo del Teatro Junín, el más elegante de la ciudad, diseñado por Agustín Goovaerts. Este edificio contrastaba con el paisaje austero de casas coloniales alrededor. El Hotel Europa poseía ascensor, era muy confortable y lo administraba el alemán, Habranek.  Esa ciudad del 30, efervescente, mantenía su pulso con el mundo, se abría a través de las emisoras en onda corta que llegaban y de las diversas emisoras que se creaban. Ya no solo era posible saber lo que ocurría afuera a través de las diversas publicaciones, periódicos, revistas y libros, sino que ya se acostumbraba la ciudad a los medios hablados. En Medellín se escuchaba el tango se conocía a Magaldi, a Irusta, a Peronet e Izurieta, a Corsini, a Gardel y a Fugasot. Además, se bailaba El choclo, La cumparsita.

Teatro- Circo España (Melitón Rodríguez)

Martes 11 de junio

El Colombiano le realiza un reportaje y, además, hay un aviso destacable que dice, Carlos Gardel, y Bourjois, -marca francesa-. Esta noche se presentará en el Circo España, el soberano de los tangos argentinos: el famosísimo Carlos Gardel.

El Colombiano, continúa dándole apoyo al cantante, al entrevistar al administrador del Teatro Circo España, Alberto Mejía G.: “… tendrán lugar hoy y mañana a las nueve menos quince minutos de la noche.

Así mismo nos anunció don Alberto Mejía que Gardel después de dar los dos conciertos prometidos, partirá el jueves a mediodía con rumbo a la capital de la república, donde se le espera.

A pesar de haber cupo para 4.000 personas en el Circo –dijo don Alberto Mejía— no sé cómo acomodar a tanta gente que quiere conocer a Gardel, ya los palcos quedaron agotados desde ayer al mediodía y solo queda la tercera parte del lunetario. Francamente –terminó don Alberto— este es un verdadero problema pues todos quieren ir al mismo tiempo.

El martes 11 de junio Gardel acudió a su primera presentación en el Circo Teatro España. Con su piso en arena. Allí en algunos días se presentaban corridas de toros y en la noche se proyectaba cine contra un telón blanco, las personas debían situarse detrás y llevar su taburete o silla; en la gradería se hacían los otros. En el caso de asistir a una película era más barato situarse detrás del telón con el inconveniente de que se debía llevar un espejo para leer los letreros. El Circo tenía capacidad para seis mil personas que eran distribuidas según el estrato social, siendo de la clase alta, por supuesto, la mayoría de los asistentes; los pobres ocupaban el tendido de sol y los ricos el de sombra, pero ante la lluvia todos ocupaban el mismo espacio. La entrada para el público general, es decir, el de menos importe en la entrada se efectuaba por la calle Perú.

Para alertar a la afición a sus espectáculos se tiraban voladores, otras veces salía la Banda Paniagua a tocar por las calles, y ya con el sonido incorporado a las películas salían carrozas con altoparlantes para animar al público a asistir. Durante los días de Gardel en Medellín su jefe de publicidad, Alfonso Azaaf, se lució. 

Antes de que cantara Gardel se proyectó su película Melodía de Arrabal. Quien lo contrató había sido el dueño del circuito de cine Alberto Mejía C.  Al finalizar la película salió al escenario Gardel y pidió qué tango querían que les cantara. Cuesta abajo, dijo un chico que más tarde sería Carlos Alfonso Goez, escultor, Gardel lo complació y luego siguió con el show. Goez, en la década del 70, elaboraría la estatua de Gardel en Manriqu.



Carlos Molano Gómez en su blog, Encuentro Latino Radio, cita, contaba Ramírez: “Conocí a Gardel en Medellín actuando en El Circo España, durante tres días, la primera noche al parecer por el valor de la entrada de dos pesos la gente no acompañó a Gardel, se bajó para las dos noches siguientes el valor de la entrada a un peso y hubo lleno total; me le presenté la primera noche, donde refiere que Gardel le dijo”: “Tu futuro está fuera de Colombia”; Carlos Julio lo fue a despedir al aeropuerto y presenció el accidente donde falleció el Zorzal.

Al Hotel Europa fue el poeta Hernando Rivera Jaramillo, para realizarle una nota al visitante Rivera Jaramillo, escudado en su silencio y en esa soledad que era su sello, y sus libros o revistas debajo el brazo, eso sí vestido de negro como estilaban los poetas, fue a buscar a Gardel para un reportaje ya que El Colombiano quería otorgarle más notoriedad al cantante. Lo acompañaba Miguel Zapata Restrepo que en ese tiempo aun no era Miguel Lenguas, sino Lucho quien rememora esta visita:

“Realmente lo había visitado, inhibido ante su popularidad. Acompañó al poeta Hernando Rivera Jaramillo, que iba en nombre de El Colombiano. ¿Qué captó del “Zorzal Criollo? 

—¿Cuál es el gran amor de su vida?

—Mi madre.
—¿Siente los tangos que canta? 

—Íntimamente no soy adicto al tango. Tengo predilección por melodías que no gustan al público latinoamericano; pero como en él está mi clientela, le doy lo que pide.

—¿Se radicará definitivamente en Buenos Aires? —No. Estaré por larga temporada, pero es posible que adquiera compromisos en los Estados Unidos o en Francia.

—¿Qué impresión tiene de Medellín?

—Es un lindo pueblito, —responde sonriendo.

Con razón un compositor de montonera entregó, fallecido el Zorzal, un aire antillano que por ahí dice: Murió en el pueblo de Medellín.

Las tres cuartillas de la entrevista sirven para rellenar espacio al registrar la desventura gardeliana, que más bien fue trance a la inmortalidad. Tampoco en esa vez se da crédito a Lucho. Diez días antes, al entregar el original, se le dijo acremente:
—No nos haga creer que a Gardel no le gusta el tango”.

El miércoles 12 junio

En una postal se ve una silla abollonada de color rojo, es una silla de barbería. La nota añade que en ella se sentó Gardel para ser afeitado por un barbero local, Julio Tobón en la Barbería Europa, en el primer piso del hotel donde se hospedaba. También hay otra versión de una barbería situada cerca al Puente de La Toma donde fue Gardel, ya que ese lugar era notorio por la diversidad de cafés y bares para la bohemia, donde el Zorzal llegó a visitarlas con sus acompañantes. Faduil Alzate nos aclara: "La peluquería visitada en Quebrada Arriba, una cuadra arriba del puente de La Toma, era la del Señor Rosendo. Además, en sus salidas se paseaba por el Puente de Hierro, el Puente de la Toma y otro lugar llamado Campo Alegre, ubicado cerca de donde fue la primera planta de energía de la ciudad. Gardel, si preguntaba, ¿ y dónde está el Arrabal y los bailarines? En Quebrada Arriba, respondía Horacio Cano "Canito"."

En la noche antes de las nueve, cuando se iniciaba, el espectáculo hubo un fuerte aguacero, lo cual casi estropea la presentación del concierto, inició el evento la Compañía de Zarzuelas de Marina Ughetti.

Luego del concierto Gardel fue invitado a dar un saludo por la emisora Ecos de la Montaña, cuyos estudios quedaban en la Avenida de Greiff con Cúcuta. A Gardel lo acompañaba Francisco Cuartas Posada, dueño de la emisora, así como el locutor y el ídolo de las cocas-colas, Hernán Jiménez Arias, que tocaba el piano de oído, y le cantó a Gardel. Éste como no lo acompañaban sus guitarristas sino sus asesores, no quiso cantar a capela.  Desde el balcón el cantor saludó al público. Ambos acompañan a Gardel en una fotografía.

Jueves, 13 de junio.

Ese día se realizó una función que no estaba prevista, valía sesenta centavos luneta y veinte centavos público general. Se presentó junto al concierto de Gardel, la película Luces de Buenos Aires.

Ya en la noche desviaron la ruta para el descanso y se fueron para Las Camelias. Gardel intuía esas palabras del explorador Richard Francis Burton, que la única manera de conocer una ciudad era yendo a los prostíbulos, ya que las putillas completan con su datos y chismes la historia que faltaba. Francisco Posada y el locutor Hernán Jiménez, fueron los guías.

Las camelias, con su nombre literario, su lujuria y fatalidad quedaba al borde de la carretera, por Aranjuez, salida de Medellín hacia el norte. Sus casas coloniales y sus luces llamativas indicaban que ahí era el ambiente, lucían su aspecto  inofensivo mientras adentro ocurrían las fiestas posibles en una ciudad que había situado la zona del placer en los arrabales, pero Gardel y su comitiva, no querían saber nada del arrabal amargo sino más bien escuchar y disfrutar allí la melodía del arrabal, de esa ciudad que a las seis de la tarde  confinaba a muchos de sus habitantes,  en sus casas a rezar el rosario, pero a esa misma hora despertaba la fauna nocturna de cantantes, músicos, alcahuetes, celestinos, madamas, y, sobre todo, el eje central, el punto de encuentro de ellas, sí, las pupilas, las prostitutas, o las putas o las muchachas o las ninfas como se les, quiera decir que alegran la vida y la noche.

Allí, según Hugo Bustillo, esta mujer, la Chola Caderona legó a sus descendientes sus caderas de fuego. Es por eso que este apelativo ajusta tres generaciones. Justa Puñal, entre su liguero, cargaba su arma desde cuando conoció al Nene del Abasto en sus dominios bermejaleros. Y era cierto, Carlitos Gardel siempre llevaba uno consigo. Desde que el Zorzal falleció, empezó a encenderle veladoras. El día que la enterraron, entre el hábito carmelita, la acompañaba, entre sus pechos, el consentido metal.



El viernes 14 de junio

Gardel se fue para Bogotá a continuar su gira con éxito. Uno de sus acompañantes eres el chileno Celedonio Palacios Izquierdo, actor, que administraba el Teatro Apolo en Barranquilla, y fue quien organizó la gira de Gardel. Ellos se habían conocido en Venezuela durante los conciertos del cantor. Hay una nota en Escáner cultural # 79, 2005 que anota, “Muchos años después, el 23 de septiembre de 2004, fueron publicadas sus cartas enviadas a, Diana, su esposa, entre los días 10 y 21 de junio de 1935. En algunas de ellas,escribe Celedonio, eso sí no menciona a su otra compañía con la que comparte en Barranquilla, Elisa P.

"Anoche Gardel en el Teatro Apolo, trabajó por primera vez. Había más de 3 mil personas oyéndolo. Fue un exitazo rotundo" (19 de junio de 1935).

"Hay que zafarse de Carlitos y su compañía. En este momento que te escribo lo tengo al lado mío, dándome la lata, pues conociéndolo de cerca, es el hombre más divertido y más ingenuo que uno pueda darse cuenta" (21 de junio de 1935).

24 de junio

Gardel y sus acompañantes habían regresado de Bogotá a Medellín, y se encontraban de tránsito, en el aeródromo de viaje hacia Cali. Allí fue a saludarlo el cronista policial Antonio Henao Gaviria. Él había asistido a dos de sus presentaciones en el Circo España. También Había conocido al cantante en el mes de junio del 1935 en Nueva York cuando se presentó en el Teatro San José, entre la Quinta Avenida y Lennox. Allí los asistentes le pidieron al cantor que bajara del palco donde miraba con Le Pera la presentación de Luces de Buenos Aires, para que los complaciera con Tomo y obligo. Henao Gaviria trabajaba en el periódico bilingüe, El Gráfico, donde cubría noticias policiales y, además, en su tiempo libre vendía libras de café con la promesa de devolver el importe si a alguno de sus compradores no le gustaba el producto colombiano.

Ese día, el 24 de junio, Henao Gaviria fue al aeropuerto a saludar al cantante, quien lo recordó: Che, eres un trotamundos, te veo acá en Colombia. Hablaron poco. Allí se encontraban Corpas Moreno, Le Pera, Riverol, Aguilar, Celedonio Palacios, Azzaf y Barbieri. Tomaban jaibol, adaptación de High Ball, que era Ron Medellín con ginebra. El jaibol era, es, irresistible, aun con dos tragos las feministas dejan su decálogo y se vuelven comprensivas. Es considerado en Cuba el “bajateelblumen”, en la costa un “quitayoyo”, en Medellín un “quitayin”. Pero a esa hora, doce del día, ellos bebían debido al temor a viajar en avión.  Además, de unas cajas sacaban sanduches.

El mismo Henao no solo lo saludaría, sino que lo vería por última vez, y, además, iniciaría algo nunca realizado en el país, trasmitir un evento por radio. Las fotos del accidente las realizó Obando donde años antes había trabajado Henao Gaviria en el gabinete del fotógrafo.

Hace unos años, en el Homero Manzi, durante una conferencia, el escritor Juan José Hoyos refirió la indagación que realiza sobre los días de Gardel en Medellín, aun esperamos su novela.  

Francisco Cuartas, Carlos Gardel, Hernán Jiménez.


Bibliografía:
—Velásquez Gallego, Francisco. Medellín es noticia, Ed Palabra viva, Medellín, 2003.
—Zapata Restrepo, Miguel. Salto al vacío. Secretaria de educación y cultura del departamento de Antioquia, Medellín, 1979.
—Carriego, Argentino M. Carlos Gardel 50 años, No habrá más penas ni olvido. Ed Percepción, Medellín, 1985.
—Bustillo Naranjo, Hugo. Aranjuez, 50 años. L. Vieco e hijas, Medellín, 1997.
—Peicovich, Esteban. Vidas paralelas. Prensa 2, Buenos Aires, 2013.
El Colombiano, Medellín, 1935.


10 comentarios:

  1. Victor, he leido tu bellisimo texto y tu magnifico documental con total devocion. Gracias por darnos tanto. Grandioso!

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  2. Víctor deberias escribir mas sobre tango. Son amenas tus crónicas y, ademas sacas el tango del encierro y alegras con tus análisis.
    Soberbio

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  3. Víctor que gran reencuentro para poder compartir estas tanguerías. Que bueno conocer de las andanzas de Carlitos en Medellín.

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  4. Hola, tengo para agregar que soy el 12avo hijo de 14 que tuvo Julio César Tobón Arango( el peluquero o barbero) cómo aparece en esta crónica, tan amena, pero errada en cuanto al sitio, en dónde quedaba la" Barbería Europa" jamás estubo en el puente de la toma, y la motivada que le realizó mi padre, fue en los propios bajos del Hotel Europa Normando dónde Gardel se hallaba hospedado, y cuya entrada era por Junín, en dónde exactamente están situadas las escaleras eléctricas del Edificio Coltejer, pará no extenderme , y si desean saber más de esta historia , lo pueden hacer a mi correo personal.

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    1. Cordial saludo señor. ¿Cómo puedo contactarlo?

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  5. Esta investigación va directa a mi corazón. Y es muy certera. Con esta cercanía a Gardel defiendo de la insolidaridad, de la deshumanización, de la falta de escrúpulos y de la falta de vergüenza tanguera, que como dice el autor la narrativa solo va tras la muerte aunque ahora suene incorrecto. Ya que Gardel y el tango siguen últimamente campeando por sus anchas y conquistando cada rincón de este maldito universo, de este desalmado sistema que nos está convirtiendo a todos en meros logaritmos de redes sociales, en ecuaciones con incógnitas muy complicadas, que no tienen en cuenta ni los pensamientos ni los sentimientos de uno, de cada realidad. Por esa razón viva el Tango y el Mudo, que en Medellín la pasó de maravillas

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  6. Esta historia tan amena sobre el cantor fundamental del tango actual y su expresión en el mundo latinoamericano, da, la expresión de ese mundo que el vivió y revela aspectos de la migración del tango. Allí reside la poesía, el poema y Gardel.
    Felicitaciones a su autor

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  7. Mi querido Victor, excelente cronica, abundante en detalles, deberias hacerlo mas en otros temas historicos de personajes ilustres. Lo haces muy bien hazlo mas a menudo especializado en Gardel. Un abrazo

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  8. Víctor, enriquecedora crónica con grandes fuentes de sustento, es pasado en memoria del presente. La Barbería Europa estaba localizada en el propio Hotel Europa, la peluquería visitada en Quebrada Arriba, una cuadra arriba del puente de La Toma, era la del Señor Rosendo. Además, en sus salidas se paseaba por el Puente de Hierro, el Puente de la Toma y otro lugar llamado Campo Alegre, ubicado cerca de donde fue la primera planta de energía de la ciudad. Gardel, si preguntaba, ¿ y dónde está el Arrabal y los bailarines? En Quebrada Arriba, respondía Horacio Cano "Canito".

    Gran trabajo Víctor, realizado con sentido profundo de investigador y accesible para todos los públicos.

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