lunes, 6 de noviembre de 2017

Café Alaska / Víctor Bustamante


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Café Alaska

Víctor Bustamante
Para Jairo León Cano

La representación del tango en Medellín puede estar jadeando ya que otro de sus cafés, El Alaska, sufre el menoscabo de verse lejos del ideario  de sus asistentes, es decir, desaparecer,  pero algo es obvio, este lugar aún continúa vigente, trajinado por los diversos habitués que asisten para prolongar y prologar un encuentro, ya sea para jugar cartas, jugar billar, pero, sobre todo, para escuchar como música de fondo, esa gran compañía, de la música de Buenos Aires. Muchos de ellos son expertos en tango, muchos de ellos se saben sus letras, muchos de ellos saben muchísimas anécdotas, muchos de ellos viven esta música y la acompañan con una buena dosis de licor para escudarse de la rutina de cada día; persisten con una desmedida carga de historias alrededor de una mesa, prolongación de la sala familiar. No en vano estos encuentros en el café se convierten para ellos en la otra posibilidad de crear otros lazos, a partir de la música. Allí se pueden concebir, revivir, compartir discos, biografías y películas de los cantantes de tango que miran desde las fotografías en las paredes. Todo solista o cada orquesta típica que ha sido retratada, tanto triunfadores como figuras de culto, tanto derrotados como casi desconocidos, gozan aquí de la perseverancia de quienes con su habitual afluencia le dan al lugar, al Alaska, una vida muy peculiar: su carácter.

En el café hay una variedad muy explorada de la fauna humana, que expresa una época: las crónicas de los hombres mayores, la saga de los perdedores, la petulancia de los coleccionistas, el saber de los musicólogos, el desespero de los diletantes, el amago continuo de los bebedores . Allí se encierra un mundo masculino con la cofradía de la conversación como bastión para aniquilar el paso de las horas. Bueno, sí, una de las temáticas del tango es esa, y por esa misma razón aquí llegan, luego del mediodía a buscarse para,  ya sea al inicio de la tarde, espesar las horas. Hay un acicate que flota, el poder de la nostalgia, convocada por la música que da ese toque de finura a cada uno de los amantes del tango. Cierto, en un café se encierran los recuerdos que traen y disparan el tango. Este tipo de nostalgia es imposible no decir que merodea y resuma por las paredes con las fotografías, con la compañía de los símbolos del Poderoso DIM. Podríamos decir que hay una presencia enérgica pero también una nostalgia por Buenos Aires. 

Pero aquí el sueño de la Alaska por continuar como el último bastión del tango en Manrique se convierte en un documental ya que se asoma el cambio funcional de esta calle emblemática, también han desaparecido los otros cafés para escuchar las melodías, solo se oponen calladamente aquellos que  insisten y asisten a estas citas citadinas sin tener en cuenta ese más allá que otorga la posible e incierta fecha de caducidad.

Sobre el Alaska abundan, en los últimos años, las notas que le otorgan solidaridad debido al temor por su cierre, así también surgen las memorias de quienes sabemos que al desaparecer un lugar emblemático las calles, esta calle de Manrique, quedaría a merced de los incansables discípulos del comercio que son quienes le otorgan a las calles, a la ciudad su tono, ya que el patrimonio posee poca consideración.

Toda esta situación de reclamo, en esta nota, en esta solidaridad espontánea, tiende a sazonar la mitología del Alaska como el último café de tango en Manrique –ya la tangovía no existe, la Casa Gardeliana convertida casi en museo, mientras  a unos metros Gardel mira su calle a la que no conoció– pero debemos añadir que este café aun funciona, eso sí bajo la persistencia de que en algún momento lo cierren para convertirlo en panadería. Los paisas no pueden ver una buena esquina porque de inmediato montan este tipo de negocios, como si alimentarse se convirtiera en el deporte municipal, y en una alegoría al descanso.

Medellín, Manrique, ha cambiado, ya en esta carrera, la 45, había dicho que no existen cafés de tango y aún menos los teatros, pero si almacenes en cada resquicio. Son pocas las personas que aún no desprecian la música de su tiempo, en este caso el tango, y el consumo cultural tiende a limitarse a la devoción catatónica por la televisión, y en la afirmación de la gente joven por otras músicas.

Camino con Juan Carlos Buriticá por la 45,  conversamos sobre lo cambiante del paisaje humano, sobre la agresividad con el patrimonio y ese continuo destripar la propia historia como si nada interesara en la ciudad de la eterna amnesia, pero al final ojalá haya una buena noticia y el Alaska perdure.

Medellín aún recuerda el alboroto por la muerte del Mudo, cada año se celebra con su viudas presentes, como si fuera un hijo adoptado y ya suyo, así como de convertirse en la otra patria del tango. Sin embargo, los tangófilos, temerosos de la matriz empresarial del antioqueño cazurro, temen que los espacios, los escasos lugares de identidad como este café, EL Alaska, desaparezcan.

Arriba en esta tarde el helicóptero de la policía, como un insecto mecánico, da vueltas, vigila, regresa, vuelve a vigilar. La tarde cae con su peso.





viernes, 4 de agosto de 2017

Presentación del Libro El Tango en Medellín de Jaime Osorio Gómez




Presentación del Libro El Tango en Medellín de Jaime Osorio Gómez en la Academia Porteña del Lunfardo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el apoyo de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín entre otras.                                                                                                                                          

lunes, 10 de abril de 2017

ASDRUBAL VALENCIA / El tango en la literatura y la literatura en el tango


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ASDRUBAL VALENCIA / 
El tango en la literatura y la literatura en el tango

Víctor Bustamante

Asdrúbal Valencia se ha propuesto una labor titánica:  analizar desde diversos aspectos la presencia que ha jugado el tango desde sus inicios, pasando por diversidad de cantores , de letristas, de orquestas , para ello en su investigación, El Universo del Tango, ha buscado, ha descrito con una paciencia digna de un investigador consuetudinario el papel que esta música ha tenido desde sus orígenes y  ha situado el valor de los cantantes y de compositores.

Pero ahora en su libro, El tango en la literatura y la literatura en el tango, su autor se desliza hacia una reflexión más precisa un tópico que es esencial al desarrollo de ese aire, ya que no solo el tango posee influencias de la música clásica sino que también al mezclarse con la literatura para que lo exprese se ha adentrado en la poesía como una manera de crear una manera de ver la existencia que canaliza esas dos propuestas: la música clásica y la poesía para darnos su expresión. De ahí que en esas letras elaboradas y llenas de poesía existan nombres que son imprescindibles Catulo Castillo, Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, , José María y Pascual Contursi, Horacio Ferrer. Incluso en una antología de poesía argentina el nombre de Homero Manzi fue considerado imprescindible y fue nombrado al lado de poetas de renombre.

Pero hasta ahí no solo se mantiene esa relación perdurable en el tango y la literatura. Sabato fue todo un analista de la presencia del tango, Borges, que amaba más las primeras letras de tango y  las milongas, fue musicalizado por Piazzolla y Jairo en algunos de sus poemas. En Rayuela de Cortázar mantiene el pulso del tango durante su vida parisina. Y un sociólogo de fuste como Juan José Sebreli lo analiza en su papel junto a la vida cotidiana de Buenos Aires.
Incluso en Colombia Mejía Vallejo, Cruz Kronfly y Darío Ruiz Gómez le dan su presencia. Pero hay un caso que le llamado la atención Cabrera Infante anotaba que el tango al ser tan literario perdía ese sentido de emoción que dan las canciones sencillas. De todas maneras el tango aun da para mucho, y Asdrúbal Valencia con sus libros, investigaciones y reflexiones nos abre ese mundo diverso.


martes, 4 de abril de 2017

Honorio Rúa


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 Honorio Rúa

Orlando Ramírez Casas
-Orcasas-

Desde los 22 años, en 1956, empezó a coleccionar discos de Pedro Infante y grabaciones de música de tríos y duetos de su predilección, hasta convertirse en un coleccionista reconocido. “No tengo gran cosa”, dice con modestia, “pero lo que tengo es muy seleccionado”. Los casetes y CDs ocupan muchos cajones en los armarios del cuarto que tiene como altar a su memoria. En ese cuarto ocupan sitio las placas, trofeos, cintas, medallas, escudos, diplomas, y reconocimientos diversos recibidos en su carrera deportiva, y en sitial de honor tiene la primera bicicleta profesional de carreras que tuvo, “Que no fue la primera, porque en realidad la primera fue una muy linda que vi exhibida en el almacén de don Julián Mesa en la calle Perú con la carrera Carabobo, y cuya belleza me obnubiló. Don Julián me vio tan entusiasmado con ella que, para no perder la venta, no me advirtió que era demasiado pequeña para mis 1,85 mtrs. de estatura. Lo único que hizo fue subir el galápago al máximo de su graduación, pero yo quedaba con las piernas encogidas”. El ciclista Justo “Pintado” Londoño, un hombre que también laboraba en Sedeco, dice Honorio, “vio la bicicleta en el parqueadero y preguntó por el dueño. Le mostraron mi oficina. Apenas me vio me dijo que esa bicicleta era muy pequeña para mí, y me propuso comprarla para un sobrino suyo que la estaba necesitando, a cambio de ayudarme a adquirir una que fuera apropiada. Es esta que tengo colgada en la pared”.

Esa bicicleta Monark que obtuvo a cambio de la primera que compró, en la que corrió las Vueltas a Colombia, por la que le han ofrecido ocho millones de pesos pero no la vende porque tiene un valor sentimental incalculable, estuvo a punto de costarle la vida en el año en que se jubiló de la vida laboral, 1989. Desde 1959 venía haciendo ciclismo recreativo, y esa mañana fue por la carretera que conduce a Ancón. Ya de regreso, en un solitario tramo próximo a la población de Caldas, un hombre se le acercó con intenciones de robarle la bicicleta mientras el otro le apuntaba con un revólver. “No sé por qué se me ocurrió pensar que el arma pudiera ser de juguete”. Honorio aceleró los pedalazos en zigzag para escapar de la amenaza, cuando sonó el primer disparo que le entró y salió por el muslo izquierdo. Algo aturdido logró seguir pedaleando con vehemencia, mientras la sangre le salía a borbotones y se oyeron otros dos disparos que no lo alcanzaron. “Afortunadamente no se me perforó la femoral, y pude llegar a la casa de un amigo en Caldas, donde me guardaron la bicicleta y me llevaron al hospital”. Puede decirse, entonces, que esa bicicleta representa su vida.

Esta bicicleta, que le trae tantos recuerdos, mandó el cuadro del Corazón de Jesús para la alcoba de matrimonio, al fondo, porque “no quiero que se sienta opacado por mis trofeos”. La primera alcoba, al lado del comedor y la sala de recibo, ha sido destinada por el ciclista y su esposa para altar de esos trofeos que recuerdan su inmensa participación en el deporte del ciclismo.

sábado, 21 de enero de 2017

Homenaje a Irma Ocampo 1








Homenaje a Irma Ocampo 1


Victor Bustamante

Irma ha transitado por los terrenos del tango como la gran dama. Ella no canta tangos, pero posee la sensibilidad para agenciarse lo que los tangueros denominan una mujer no de armas tomar sino de tango en su sentido estricto. Habría que verla en las reuniones de la Asociación Gardeliana tan diligente, tan pendiente de que cada evento trascurra sin la necesidad de algo que lo opaque. No, esto no ocurrirá por una razón que conocemos, ahí está Irma ávida de servir a quien se lo solicita. Así es ella, amable, con un temperamento tan cordial, como pocas mujeres, donde la sensibilidad y el concepto de lo agradable resuman de una manera que desborda el hecho de que una persona, como ella se entregue de una manera tan presente sin esperar nada en recompensa.

Por eso, debido a su desinterés en lo particular, Irma es una persona que es tan querida por todos, tan admirada, tan tenida presente. Única entre los hombres de tango, tanto los melómanos consuetudinarios, tanto los melancólicos asilados en un rincón, tanto los que llegan con  aspaviento, tienen algo en común con ella: la admiramos.

Su buen humor. No lo puedo olvidar, resplandece cuando llega a las reuniones, y así ella es el punto de contacto entre tantos hombres de tango, entre las damas que llegan acompañadas, absortas en ese momento donde el fervor por esta música, atrae sus presencias y junta un puñado de personas.












domingo, 15 de enero de 2017

JOSÉ TCHERKASKI / Carlos Alfonso Rodríguez


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José Tcherkaski el autor de la famosa canción Mi viejo 
y tantas otras más que hizo conocido al cantante Piero

Carlos Alfonso Rodríguez

Hay que empezar esta historia contando que existen varias generaciones de oyentes en Argentina, América y el Mundo que han creído por años, lustros y décadas, que el cantante Piero era el autor de esa popular canción Mi viejo aquella cuya letra dice: “Es un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando tiene la mirada triste de tanto venir andando… Viejo mi querido viejo ahora ya caminas lento como perdonando el tiempo… Yo soy tu sangre mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo”… Y esos mismos oyentes al descubrir que no era así han sufrido una enorme decepción de quien se presentaba ante ellos como un autor, compositor e intérprete al mismo tiempo, no siéndolo de esta canción y de otras más.

Pero la verdad de la milanesa es que el único autor de ese poema es José Tcherkaski  (Buenos Aires, 1943), un poeta, periodista y escritor que a finales de los años sesenta conoció al cantante Piero Antonio Franco de Benedictis Scigluzzo (Italia, 1945), porque se lo sugirieron algunos amigos periodistas en común, entre ellos Roberto Vacca que trabajaba en la revista “Siete días”. Piero buscó al poeta y escritor solicitándole una letra para una canción al padre, porque en Argentina empezó a celebrarse el día del padre en comienzos de los años 60.

La idea era mercantilizar el día del padre, que en EE.UU a partir de 1966 el presidente Lyndon B. Johnson declaró que el tercer domingo de junio se celebrara el Día del Padre en todos sus Estados. Todo esto quiere decir que Piero de Benedictis buscaba un escritor que escribiera bien las historias de las canciones que él quería comercializar, que además fueran escritos veraces, realistas o sociales. Piero pensaba y actuaba como un empresario artístico, como un mercader de canciones y cuando encuentra al poeta-escritor, entonces organiza una oficina de ideas, creatividad y productos musicales, que son las canciones.

José Tcherkaski, hijo de un inmigrante ruso que trabajó en Buenos Aires como un vendedor ambulante, pero que durante el tiempo que tenía libre leía autores rusos que conseguía en la ciudad, tal vez para no perder esa conexión con la tierra de origen, una conexión por lo menos literaria, atmosférica y sentimental. Un papá que a sus pequeños hijos le narraba historias especialmente a José Tcherkaski, que en esos lejanos días de la infancia no sabía que con el tiempo sería un poeta y que sus canciones viajarían por muchos lugares y caminos hasta quedarse en la memoria de la gente que las recuerda o canta desde entonces y para siempre. Desde niño José solo escuchaba radio como una fuente de información de la vida, de la región, el país y el mundo, queriendo ser entonces más un futbolista que poeta. Sin embargo, la poesía estaba en la calle, en el barrio, en la ciudad, en la vida y en la canción popular.

José Tcherkaski a los diecisiete años de edad se empezó a interesar mucho más por los escritos, por los poemas, en su singular construcción. Entonces empezó el apoderamiento de la métrica que le permite al canto la musicalidad de las palabras, la sonoridad del verso y la seducción natural de la rima; es muy probable que a partir de esos años estuviera más consciente que había una herencia en la canción popular que se hallaba cantada en las letras de los tangos escritos por un gran número de poetas que venían desde Evaristo Carriego, Héctor Blomberg, Alfredo Le Pera, Cátulo Castillo, Celedonio Flores, Enrique Cadícamo, Homero Manzi, Homero Expósito, hasta el propio Horacio Ferrer.

José Tcherkaski que en 1967 entró a trabajar a la revista “Siete días” como reportero, en los momentos en que dejaba la revista escribía cantos, crónicas, relatos, narraciones y ya a los 22 años había publicado un libro de poemas Cosas de Buenos Aires (Falbo Ediciones, 1965). Precisamente en uno de los poemas titulado “Ambulante” de este libro se encuentra la idea del poema de la canción que se conocerá luego como “Mi viejo”, cuya letra entregará al cantante Piero. Por lo que se podría decir también que fue la primera canción que hicieron asociados. Piero estaba tan contento con el poema musicalizado que para celebrar el acontecimiento un buen día se fue a cantársela a su papá José de Benedictis, un comerciante de discos e inmigrante italiano que escuchó con conmovida nostalgia y atención la letra de la canción:

Es un buen tipo mi
viejo, que anda solo y esperando…
tiene la tristeza larga de tanto venir andando… 
Yo lo miro desde lejos, pero somos tan distintos… 
es que creció con el siglo de tranvía y vino tinto… 
Viejo mi querido viejo, ahora ya caminas lento
como perdonando el tiempo…

El padre de Piero escuchaba atento a su hijo, mientras seguía organizándose para salir a sus habituales diligencias. Sin embargo, repara en la letra sorprendido. Espera que su hijo termine la canción para luego aproximarse hacia él en lo más íntimo que pudo y le dice al oído: “¡Quién camina lento…la puta que te parió!” “¡Quién camina lento!”. El padre de Piero tenía entonces 48 años y debió haber sentido en ese momento la peor ofensa de su vida. Pero hay que imaginar que la historia de la canción se debió explicar, por lo menos en la intimidad familiar entre padre e hijo, para que ambas partes conciliaran y se superara el malentendido.

Cuando en 1969 se graba por primera vez la canción Mi viejo se convierte desde entonces hasta hoy en el éxito que todos conocemos. Por lo cual poco después el cantante Piero de Benedictis, le solicita nuevamente a José Tcherckaski otras letras que también se convirtieron en canciones bastante conocidas y exitosas: Como somos, Juan Boliche, Pedro Nadie, No te vayas por favor, María Madrugada, Tengo la piel cansada, Llegando llegaste, Si vos te vas, Caminando por Caracas, Canción a Magdalena, Yo vengo, Valdemar el brasilero una serie de personajes que al igual que Mi viejo se destacaron como grandes éxitos en todos los países de América en cuyos lugares su fama se extendió como un ícono, referencia musical y también como un líder de opinión del estado de cosas.

COMO SOMOS
(José Tcherckaski - Piero de Benedictis)

Como se nos van los años
ahora cuesta recordar
y tenemos más edad
ahora somos un cuaderno
de recuerdos arrugados.

Y nos vamos a un entierro

de un amigo que tuvimos
de un amigo que está muerto.
Todos tenemos parientes, tenemos
todos por algo lloramos,
somos de una vida corta, sabemos
todos siempre nos buscamos.

Como se arruga la piel
de nuestros seres queridos
Como por las bocas viejas
se nos van yendo las venas
menos palabras tenemos
somos menos inocentes
y cómo vamos creciendo
para ser después la gente.

Todos tenemos parientes, tenemos
todos por algo lloramos,
somos de una vida corta, sabemos
todos siempre nos buscamos.

Cómo explicarnos el viento
que nos pega en este invierno

Cómo explicarnos la muerte
que llega y es un recuerdo.

Somos como barrilete
que vuela y se rompe en flecos.

Somos como la tristeza
que llega otoño y nos deja.

Todos tenemos parientes, tenemos
todos por algo lloramos
somos de una vida corta, sabemos
todos siempre nos buscamos...

Amamos...
Lloramos... Peleamos...Sabemos...

Aunque los consumidores de discos, LP, cassets, discos láser y discos compactos leíamos en el registro simplemente como autores: Piero-José, cuando debía figurar: José Tcherkaski-Piero de Benedictis. De esta peculiar manera se estaba desconociendo al autor de la letra y de modo sutil se estaba vulnerando la autoría pública de José Tcherkaski. Por otro lado, cuando el cantante interpretaba la canción en grandes conciertos o auditorios parece que muchas veces dijo que él se la hizo a su papá, lo cual era absolutamente incierto. Y la verdad es que siempre fue esa la idea que tuvieron muchísimos de sus oyentes, es decir que en el público siempre quedó esa idea. Solo excepcionalmente se mencionaba al verdadero autor, o sea a José Tcherkaski, cuando el interlocutor o periodista ahondaba en el tema. De lo contrario nunca se le mencionaba al poeta.

Ante sus oyentes, seguidores y admiradores Piero se mostró como un cantante de protesta, rebelde y contestatario; mas con el tiempo puede saberse que el famoso cantante de protesta, rebelde y contestatario era muy sumiso a las disqueras, al márquetin, a la publicidad, a la plástica sonrisa y a las ventas multitudinarias; o en todo caso nunca hizo público de manera contundente los derechos de autoría de José Tcherkaski, esa es la impresión actual que dejó ante el público, ante la prensa y ante la Historia de la música popular. De otro modo, no se explica que pasado tanto tiempo recién se conozca la verdad gracias a los documentales de “Como hice” que dirige el compositor argentino Emilio del Guercio que ha encontrado otros valiosos hallazgos.

Hay otra canción muy popular en la voz de Piero que se llama “Los americanos” cuya autoría y composición musical es de Alberto Cortés, pero ese es otro tema musical, que se supuso de la autoría de Piero. El caso de Piero es el de muchos intérpretes que tienen una personalidad ante las cámaras y micrófonos, pero otra en la vida cotidiana. A mí personalmente siempre me interesaron las letras de los poemas que cantaba. Durante cerca de cincuenta años Piero, ha logrado un posicionamiento como auto-compositor-cantante y líder social en el mundo, con los poemas escritos por José Tcherkaski.

TENGO LA PIEL CANSADA
(José Tcherkaski-Piero de Benedictis)

Tengo...la piel cansada de la tarde gris tan gris
guardo...guardo los verdes verdes de tu bosque
Voy....con ramas secas a buscarte
después llego hasta vos como la tarde
donde amor, que caminas herido
donde corazón partido
Puedo recordarme yo
la pena, pena, pena de tu boca
Donde amor
donde amor.

La pena, pena, pena
pena de tu boca
Donde amor
donde amor
Cuando...soy el día y con mi cuerpo al aire voy
Soy....soy la mañana de celestes solitarios
Siempre....que soy busco tus ojos claros
Porque soy que me soy
y entonces te extraño
Donde amor, que caminas herido
la pena, pena...

En una entrevista realizada por Graciana Petrone y publicada el 2013  en El Ciudadano,  la periodista le pregunta a José Tcherkaski:

—¿Cuándo empieza la relación Piero-Tcherkaski?

—Allá por finales de los 60. Éramos amigos y nos juntábamos en La Perla, un bar del barrio del Once, en Buenos Aires. No teníamos un mango, después empezamos a ganar algo de dinero, aunque no demasiado. Cada uno sabrá cuál es su cuenta pero yo en lo personal no tengo un mango. Había una cosa muy sana de fluir y no pensar tanto en lo comercial, era distinto. Piero fue una figura muy popular en toda América, incluso en Italia, pero éramos tipos comunes a los que no nos mareaba nada. Sandro también era igual. Muchas veces cuando Piero entraba después de él decía: “Bueno, se fue Sandro y entra Roberto”. Esa separación creo que la fui asumiendo y por eso esa distancia entre lo que hago y lo que soy. Algunos podrán decir que tengo un pensamiento muy sofisticado pero creo que es al revés, me gustan las cosas simples.

¿Cómo compusieron el inolvidable tema Mi viejo?
    
—Con Piero lo hicimos cuando yo tenía 25 años, ahora tengo 70, aunque en realidad lo escribí cuando era adolescente y se llamaba “A mi padre”. “Mi viejo” tomó partes de eso y Piero siempre tuvo una confusión y es que decía que era sobre su papá y en realidad es sobre el mío. Parece una discusión de niños pero es la verdad. Lo que nunca me imaginé es que iba a ser una canción tan totémica con la repercusión que tuvo y tiene. Mi madre, que no creía mucho en los dones que

yo tenía, un mediodía me dijo: “Nene, andá a la comisaría y decí la verdad porque con esto vas a ir preso”. Pensaba que había cameleado que no la había escrito yo, y ella queriendo cuidar mi libertad, me aconsejó que fuera a la Policía. (Entrevista a José Tcherkaski, por Graciana Petrone)

SI  VOS TE VAS
 (José Tcherckaski - Piero de Benedictis)

Si vos te vas
mi amor si vos te vas
nada más podemos
decirnos mi amor.
La vida se nos va como la tarde
y nos quedamos apagados
muy apagados.
Tuvimos tanto
mi amor tuvimos tanto.
Sin embargo
ahora lo soñado, se va…
Pocas muy pocas palabras quedaron
que casi no tenemos nada
para contarnos.
Si vos te vas
mi amor si vos te vas
quiero que
te acuerdes me recuerdes.
Yo por mi parte
no te olvidaré
a lo mejor volvemos a encontrarnos.

José Tcherkaski, a lo largo de todos estos años ha construido una extensa obra periodística y autoral de sustentado peso: Cosas de Buenos Aires, Falbo L. Ortiz, Ed. América Latina (1968); Canciones de amor y bronca (antología de Ediciones (1965); Toda esta ciudad, Ed. Proteo (1966); Conversaciones con Juan personajes internacionales) Ed. Galerna (1980); El teatro de Jorge Lavelli. Ed. La Flor (1962); Grandes Reportajes (Síntesis de entrevistas a Ensayo realizado en París en 1982 por encargo de la Universidad de Belgrano; (Reportajes) Ed. Galerna (1998); Torrijos por Torrijos. Ed. Plus Ultra (1992); Piero, un canto de vida, amor y libertad. (Biografía, reportaje y antología de canciones) Ed. Galerna (1983); Atahualpa Yupanqui - Cuchi Leguizamón.
A primera vista (reportajes). Ed. Corregidor (1994); Habla Copi, homosexualidad (1999); Borges habla de Xul Solar, CD, Ed. Juntapalabras (1999); y Creación. Ed. Galerna (1998); Piero 30 años después (dos tomos). Ed. Galerna Travesía, oratorio grabado con la Orquesta Sinfónica del Sur - Intérprete Cipe Linkovsky Editado por Galerna - Aqua records (1999); Juan L. Ortiz, un pensamiento Lieder. Berliner Ansamble, Ed. Juntapalabras (2000) Aqua Records; Moyano por luminoso. Editado por la Univ. Nacional de Quilmes (1999); Cipe Ydishes Folks con mujeres de escritores - Editorial Biblos (2003); Las cartas de Gombrowicz - Moyano - Una larga conversación. Editorial Juntapalabras (2002); Conversaciones Ed. Teatro San Martín Complejo Teatral de Buenos Aires (2006); Poesía, Relatos, Editorial Siglo Veintiuno de Argentina Editores (2004); Calderón Según Lavelli. La palabra ínfima, Editorial UNR (2013).

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