sábado, 25 de noviembre de 2017
lunes, 6 de noviembre de 2017
Café Alaska / Víctor Bustamante
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Café Alaska
Víctor Bustamante
Para Jairo León Cano
La representación del
tango en Medellín puede estar jadeando ya que otro de sus cafés, El Alaska, sufre
el menoscabo de verse lejos del ideario
de sus asistentes, es decir, desaparecer, pero algo es obvio, este lugar aún continúa
vigente, trajinado por los diversos habitués que asisten para prolongar y
prologar un encuentro, ya sea para jugar cartas, jugar billar, pero, sobre todo,
para escuchar como música de fondo, esa gran compañía, de la música de Buenos
Aires. Muchos de ellos son expertos en tango, muchos de ellos se saben sus
letras, muchos de ellos saben muchísimas anécdotas, muchos de ellos viven esta
música y la acompañan con una buena dosis de licor para escudarse de la rutina
de cada día; persisten con una desmedida carga de historias alrededor de una
mesa, prolongación de la sala familiar. No en vano estos encuentros en el café
se convierten para ellos en la otra posibilidad de crear otros lazos, a partir
de la música. Allí se pueden concebir, revivir, compartir discos, biografías y
películas de los cantantes de tango que miran desde las fotografías en las
paredes. Todo solista o cada orquesta típica que ha sido retratada, tanto
triunfadores como figuras de culto, tanto derrotados como casi desconocidos,
gozan aquí de la perseverancia de quienes con su habitual afluencia le dan al
lugar, al Alaska, una vida muy peculiar: su carácter.
En el café hay una
variedad muy explorada de la fauna humana, que expresa una época: las crónicas
de los hombres mayores, la saga de los perdedores, la petulancia de los
coleccionistas, el saber de los musicólogos, el desespero de los diletantes, el
amago continuo de los bebedores . Allí se encierra un mundo masculino con la
cofradía de la conversación como bastión para aniquilar el paso de las horas. Bueno,
sí, una de las temáticas del tango es esa, y por esa misma razón aquí llegan,
luego del mediodía a buscarse para, ya
sea al inicio de la tarde, espesar las horas. Hay un acicate que flota, el
poder de la nostalgia, convocada por la música que da ese toque de finura a
cada uno de los amantes del tango. Cierto, en un café se encierran los recuerdos
que traen y disparan el tango. Este tipo de nostalgia es imposible no decir que
merodea y resuma por las paredes con las fotografías, con la compañía de los
símbolos del Poderoso DIM. Podríamos decir que hay una presencia enérgica pero
también una nostalgia por Buenos Aires.
Pero aquí el sueño de la
Alaska por continuar como el último bastión del tango en Manrique se convierte
en un documental ya que se asoma el cambio funcional de esta calle emblemática,
también han desaparecido los otros cafés para escuchar las melodías, solo se
oponen calladamente aquellos que
insisten y asisten a estas citas citadinas sin tener en cuenta ese más
allá que otorga la posible e incierta fecha de caducidad.
Sobre el Alaska abundan, en
los últimos años, las notas que le otorgan solidaridad debido al temor por su
cierre, así también surgen las memorias de quienes sabemos que al desaparecer
un lugar emblemático las calles, esta calle de Manrique, quedaría a merced de
los incansables discípulos del comercio que son quienes le otorgan a las
calles, a la ciudad su tono, ya que el patrimonio posee poca consideración.
Toda esta situación de
reclamo, en esta nota, en esta solidaridad espontánea, tiende a sazonar la mitología
del Alaska como el último café de tango en Manrique –ya la tangovía no
existe, la Casa Gardeliana convertida casi en museo, mientras a unos metros Gardel mira su calle a la que
no conoció– pero debemos añadir que este café aun funciona, eso sí bajo la
persistencia de que en algún momento lo cierren para convertirlo en panadería. Los
paisas no pueden ver una buena esquina porque de inmediato montan este tipo de
negocios, como si alimentarse se convirtiera en el deporte municipal, y en una
alegoría al descanso.
Medellín, Manrique, ha
cambiado, ya en esta carrera, la 45, había dicho que no existen cafés de tango
y aún menos los teatros, pero si almacenes en cada resquicio. Son pocas las
personas que aún no desprecian la música de su tiempo, en este caso el tango, y
el consumo cultural tiende a limitarse a la devoción catatónica por la
televisión, y en la afirmación de la gente joven por otras músicas.
Camino con Juan Carlos
Buriticá por la 45, conversamos sobre lo
cambiante del paisaje humano, sobre la agresividad con el patrimonio y ese
continuo destripar la propia historia como si nada interesara en la ciudad de
la eterna amnesia, pero al final ojalá haya una buena noticia y el Alaska
perdure.
Medellín aún recuerda el
alboroto por la muerte del Mudo, cada año se celebra con su viudas presentes,
como si fuera un hijo adoptado y ya suyo, así como de convertirse en la otra
patria del tango. Sin embargo, los tangófilos, temerosos de la matriz
empresarial del antioqueño cazurro, temen que los espacios, los escasos lugares
de identidad como este café, EL Alaska, desaparezcan.
Arriba en esta tarde el
helicóptero de la policía, como un insecto mecánico, da vueltas, vigila,
regresa, vuelve a vigilar. La tarde cae con su peso.
viernes, 4 de agosto de 2017
Presentación del Libro El Tango en Medellín de Jaime Osorio Gómez
Presentación del Libro El Tango en Medellín de Jaime Osorio Gómez en la
Academia Porteña del Lunfardo en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con el
apoyo de la Universidad Autónoma Latinoamericana de Medellín entre otras.
martes, 20 de junio de 2017
lunes, 10 de abril de 2017
ASDRUBAL VALENCIA / El tango en la literatura y la literatura en el tango
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ASDRUBAL VALENCIA /
El tango en la literatura y la literatura en el tango
Víctor Bustamante
Asdrúbal
Valencia se ha propuesto una labor titánica: analizar desde diversos aspectos la presencia que
ha jugado el tango desde sus inicios, pasando por diversidad de cantores , de letristas,
de orquestas , para ello en su investigación, El Universo del Tango, ha buscado, ha descrito con una paciencia digna
de un investigador consuetudinario el papel que esta música ha tenido desde sus
orígenes y ha situado el valor de los cantantes
y de compositores.
Pero
ahora en su libro, El tango en la
literatura y la literatura en el tango, su autor se desliza hacia una reflexión
más precisa un tópico que es esencial al desarrollo de ese aire, ya que no solo
el tango posee influencias de la música clásica sino que también al mezclarse
con la literatura para que lo exprese se ha adentrado en la poesía como una
manera de crear una manera de ver la existencia que canaliza esas dos propuestas:
la música clásica y la poesía para darnos su expresión. De ahí que en esas letras
elaboradas y llenas de poesía existan nombres que son imprescindibles Catulo Castillo,
Homero Manzi, Enrique Santos Discépolo, , José María y Pascual Contursi, Horacio
Ferrer. Incluso en una antología de poesía argentina el nombre de Homero Manzi
fue considerado imprescindible y fue nombrado al lado de poetas de renombre.
Pero
hasta ahí no solo se mantiene esa relación perdurable en el tango y la literatura.
Sabato fue todo un analista de la presencia del tango, Borges, que amaba más
las primeras letras de tango y las milongas,
fue musicalizado por Piazzolla y Jairo en algunos de sus poemas. En Rayuela de Cortázar mantiene el pulso
del tango durante su vida parisina. Y un sociólogo de fuste como Juan José
Sebreli lo analiza en su papel junto a la vida cotidiana de Buenos Aires.
Incluso
en Colombia Mejía Vallejo, Cruz Kronfly y Darío Ruiz Gómez le dan su presencia.
Pero hay un caso que le llamado la atención Cabrera Infante anotaba que el
tango al ser tan literario perdía ese sentido de emoción que dan las canciones sencillas.
De todas maneras el tango aun da para mucho, y Asdrúbal Valencia con sus
libros, investigaciones y reflexiones nos abre ese mundo diverso.
martes, 4 de abril de 2017
Honorio Rúa
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Honorio Rúa
Orlando Ramírez Casas
-Orcasas-
Desde los 22 años, en
1956, empezó a coleccionar discos de Pedro Infante y grabaciones de música de
tríos y duetos de su predilección, hasta convertirse en un coleccionista
reconocido. “No tengo gran cosa”, dice con modestia, “pero lo que tengo es muy
seleccionado”. Los casetes y CDs ocupan muchos cajones en los armarios del
cuarto que tiene como altar a su memoria. En ese cuarto ocupan sitio las
placas, trofeos, cintas, medallas, escudos, diplomas, y reconocimientos
diversos recibidos en su carrera deportiva, y en sitial de honor tiene la
primera bicicleta profesional de carreras que tuvo, “Que no fue la primera,
porque en realidad la primera fue una muy linda que vi exhibida en el almacén
de don Julián Mesa en la calle Perú con la carrera Carabobo, y cuya belleza me
obnubiló. Don Julián me vio tan entusiasmado con ella que, para no perder la
venta, no me advirtió que era demasiado pequeña para mis 1,85 mtrs. de
estatura. Lo único que hizo fue subir el galápago al máximo de su graduación,
pero yo quedaba con las piernas encogidas”. El ciclista Justo “Pintado”
Londoño, un hombre que también laboraba en Sedeco, dice Honorio,
“vio la bicicleta en el parqueadero y preguntó por el dueño. Le mostraron mi
oficina. Apenas me vio me dijo que esa bicicleta era muy pequeña para mí, y me
propuso comprarla para un sobrino suyo que la estaba necesitando, a cambio de
ayudarme a adquirir una que fuera apropiada. Es esta que tengo colgada en la
pared”.
Esa bicicleta Monark que
obtuvo a cambio de la primera que compró, en la que corrió las Vueltas a
Colombia, por la que le han ofrecido ocho millones de pesos pero no la vende
porque tiene un valor sentimental incalculable, estuvo a punto de costarle la
vida en el año en que se jubiló de la vida laboral, 1989. Desde 1959 venía
haciendo ciclismo recreativo, y esa mañana fue por la carretera que conduce a Ancón.
Ya de regreso, en un solitario tramo próximo a la población de Caldas, un
hombre se le acercó con intenciones de robarle la bicicleta mientras el otro le
apuntaba con un revólver. “No sé por qué se me ocurrió pensar que el arma
pudiera ser de juguete”. Honorio aceleró los pedalazos en zigzag para escapar
de la amenaza, cuando sonó el primer disparo que le entró y salió por el muslo
izquierdo. Algo aturdido logró seguir pedaleando con vehemencia, mientras la
sangre le salía a borbotones y se oyeron otros dos disparos que no lo
alcanzaron. “Afortunadamente no se me perforó la femoral, y pude llegar a la
casa de un amigo en Caldas, donde me guardaron la bicicleta y me llevaron al
hospital”. Puede decirse, entonces, que esa bicicleta representa su vida.
Esta bicicleta, que le
trae tantos recuerdos, mandó el cuadro del Corazón de Jesús para la alcoba de
matrimonio, al fondo, porque “no quiero que se sienta opacado por mis trofeos”.
La primera alcoba, al lado del comedor y la sala de recibo, ha sido destinada
por el ciclista y su esposa para altar de esos trofeos que recuerdan su inmensa
participación en el deporte del ciclismo.
viernes, 27 de enero de 2017
sábado, 21 de enero de 2017
Homenaje a Irma Ocampo 1
Homenaje a Irma Ocampo 1
Victor Bustamante
Irma ha transitado por los terrenos del tango como la gran
dama. Ella no canta tangos, pero posee la sensibilidad para agenciarse lo que los
tangueros denominan una mujer no de armas tomar sino de tango en su sentido estricto.
Habría que verla en las reuniones de la Asociación Gardeliana tan diligente,
tan pendiente de que cada evento trascurra sin la necesidad de algo que lo
opaque. No, esto no ocurrirá por una razón que conocemos, ahí está Irma ávida
de servir a quien se lo solicita. Así es ella, amable, con un temperamento tan
cordial, como pocas mujeres, donde la sensibilidad y el concepto de lo agradable
resuman de una manera que desborda el hecho de que una persona, como ella se
entregue de una manera tan presente sin esperar nada en recompensa.
Por eso, debido a su desinterés en lo particular, Irma es
una persona que es tan querida por todos, tan admirada, tan tenida presente. Única
entre los hombres de tango, tanto los melómanos consuetudinarios, tanto los melancólicos
asilados en un rincón, tanto los que llegan con aspaviento, tienen algo en común con ella: la admiramos.
Su buen humor. No lo puedo olvidar, resplandece cuando llega
a las reuniones, y así ella es el punto de contacto entre tantos hombres de
tango, entre las damas que llegan acompañadas, absortas en ese momento donde el
fervor por esta música, atrae sus presencias y junta un puñado de personas.
domingo, 15 de enero de 2017
JOSÉ TCHERKASKI / Carlos Alfonso Rodríguez
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José Tcherkaski el autor de la famosa
canción Mi viejo
y tantas otras más que hizo conocido al cantante Piero
Carlos Alfonso Rodríguez
Hay que empezar esta
historia contando que existen varias generaciones de oyentes en Argentina,
América y el Mundo que han creído por años, lustros y décadas, que el cantante
Piero era el autor de esa popular canción Mi viejo aquella cuya letra dice: “Es
un buen tipo mi viejo que anda solo y esperando tiene la mirada triste de tanto
venir andando… Viejo mi querido viejo ahora ya caminas lento como perdonando el
tiempo… Yo soy tu sangre mi viejo, soy tu silencio y tu tiempo”… Y esos mismos
oyentes al descubrir que no era así han sufrido una enorme decepción de quien
se presentaba ante ellos como un autor, compositor e intérprete al mismo
tiempo, no siéndolo de esta canción y de otras más.
Pero la verdad de la
milanesa es que el único autor de ese poema es José Tcherkaski (Buenos Aires, 1943), un poeta, periodista y
escritor que a finales de los años sesenta conoció al cantante Piero Antonio
Franco de Benedictis Scigluzzo (Italia, 1945), porque se lo sugirieron algunos
amigos periodistas en común, entre ellos Roberto Vacca que trabajaba en la
revista “Siete días”. Piero buscó al poeta y escritor solicitándole una letra
para una canción al padre, porque en Argentina empezó a celebrarse el día del
padre en comienzos de los años 60.
La idea era
mercantilizar el día del padre, que en EE.UU a partir de 1966 el presidente
Lyndon B. Johnson declaró que el tercer domingo de junio se celebrara el Día
del Padre en todos sus Estados. Todo esto quiere decir que Piero de Benedictis
buscaba un escritor que escribiera bien las historias de las canciones que él
quería comercializar, que además fueran escritos veraces, realistas o sociales.
Piero pensaba y actuaba como un empresario artístico, como un mercader de
canciones y cuando encuentra al poeta-escritor, entonces organiza una oficina
de ideas, creatividad y productos musicales, que son las canciones.
José Tcherkaski,
hijo de un inmigrante ruso que trabajó en Buenos Aires como un vendedor
ambulante, pero que durante el tiempo que tenía libre leía autores rusos que
conseguía en la ciudad, tal vez para no perder esa conexión con la tierra de
origen, una conexión por lo menos literaria, atmosférica y sentimental. Un papá
que a sus pequeños hijos le narraba historias especialmente a José Tcherkaski,
que en esos lejanos días de la infancia no sabía que con el tiempo sería un
poeta y que sus canciones viajarían por muchos lugares y caminos hasta quedarse
en la memoria de la gente que las recuerda o canta desde entonces y para
siempre. Desde niño José solo escuchaba radio como una fuente de información de
la vida, de la región, el país y el mundo, queriendo ser entonces más un
futbolista que poeta. Sin embargo, la poesía estaba en la calle, en el barrio,
en la ciudad, en la vida y en la canción popular.
José Tcherkaski a
los diecisiete años de edad se empezó a interesar mucho más por los escritos,
por los poemas, en su singular construcción. Entonces empezó el apoderamiento
de la métrica que le permite al canto la musicalidad de las palabras, la
sonoridad del verso y la seducción natural de la rima; es muy probable que a
partir de esos años estuviera más consciente que había una herencia en la
canción popular que se hallaba cantada en las letras de los tangos escritos por
un gran número de poetas que venían desde Evaristo Carriego, Héctor Blomberg,
Alfredo Le Pera, Cátulo Castillo, Celedonio Flores, Enrique Cadícamo, Homero
Manzi, Homero Expósito, hasta el propio Horacio Ferrer.
José
Tcherkaski que en 1967 entró a trabajar a la revista “Siete días” como reportero,
en los momentos en que dejaba la revista escribía cantos, crónicas, relatos,
narraciones y ya a los 22 años había publicado un libro de poemas Cosas de
Buenos Aires (Falbo Ediciones, 1965). Precisamente en uno de los poemas
titulado “Ambulante” de este libro se encuentra la idea del poema de la canción
que se conocerá luego como “Mi viejo”, cuya letra entregará al cantante Piero.
Por lo que se podría decir también que fue la primera canción que hicieron
asociados. Piero estaba tan contento con el poema musicalizado que para
celebrar el acontecimiento un buen día se fue a cantársela a su papá José de
Benedictis, un comerciante de discos e inmigrante italiano que escuchó con conmovida
nostalgia y atención la letra de la canción:
Es
un buen tipo mi
viejo,
que anda solo y esperando…
tiene la tristeza larga de tanto venir andando…
Yo lo
miro desde lejos, pero somos tan distintos…
es que creció con el siglo de
tranvía y vino tinto…
Viejo mi querido viejo, ahora ya caminas lento
como
perdonando el tiempo…
El
padre de Piero escuchaba atento a su hijo, mientras seguía organizándose para salir
a sus habituales diligencias. Sin embargo, repara en la letra sorprendido. Espera que su hijo
termine la canción para luego aproximarse hacia él en lo más íntimo que pudo y
le dice al oído: “¡Quién camina lento…la puta que te parió!” “¡Quién camina
lento!”. El padre de Piero tenía entonces 48 años y debió haber sentido en ese
momento la peor ofensa de su vida. Pero hay que imaginar que la historia de la
canción se debió explicar, por lo menos en la intimidad familiar entre padre e
hijo, para que ambas partes conciliaran y se superara el malentendido.
Cuando en 1969 se
graba por primera vez la canción Mi viejo se convierte desde entonces hasta hoy
en el éxito que todos conocemos. Por lo cual poco después el cantante Piero de
Benedictis, le solicita nuevamente a José Tcherckaski otras letras que también
se convirtieron en canciones bastante conocidas y exitosas: Como somos, Juan
Boliche, Pedro Nadie, No te vayas por favor, María Madrugada, Tengo la piel
cansada, Llegando llegaste, Si vos te vas, Caminando por Caracas, Canción a Magdalena,
Yo vengo, Valdemar el brasilero una serie de personajes que al igual que Mi
viejo se destacaron como grandes éxitos en todos los países de América en cuyos
lugares su fama se extendió como un ícono, referencia musical y también como un
líder de opinión del estado de cosas.
COMO
SOMOS
(José
Tcherckaski - Piero de Benedictis)
Como
se nos van los años
ahora
cuesta recordar
y
tenemos más edad
ahora
somos un cuaderno
de
recuerdos arrugados.
Y
nos vamos a un entierro
de
un amigo que tuvimos
de
un amigo que está muerto.
Todos
tenemos parientes, tenemos
todos
por algo lloramos,
somos
de una vida corta, sabemos
todos
siempre nos buscamos.
Como
se arruga la piel
de
nuestros seres queridos
Como
por las bocas viejas
se
nos van yendo las venas
menos
palabras tenemos
somos
menos inocentes
y
cómo vamos creciendo
para
ser después la gente.
Todos
tenemos parientes, tenemos
todos
por algo lloramos,
somos
de una vida corta, sabemos
todos
siempre nos buscamos.
Cómo
explicarnos el viento
que
nos pega en este invierno
Cómo
explicarnos la muerte
que
llega y es un recuerdo.
Somos
como barrilete
que
vuela y se rompe en flecos.
Somos
como la tristeza
que
llega otoño y nos deja.
Todos
tenemos parientes, tenemos
todos
por algo lloramos
somos
de una vida corta, sabemos
todos
siempre nos buscamos...
Amamos...
Lloramos...
Peleamos...Sabemos...
Aunque
los consumidores de discos, LP, cassets, discos láser y discos compactos leíamos
en el registro simplemente como autores: Piero-José, cuando debía figurar: José
Tcherkaski-Piero de Benedictis. De esta peculiar manera se estaba desconociendo
al autor de la letra y de modo sutil se estaba vulnerando la autoría pública de
José Tcherkaski. Por otro lado, cuando el cantante interpretaba la canción en
grandes conciertos o auditorios parece que muchas veces dijo que él se la hizo
a su papá, lo cual era absolutamente incierto. Y la verdad es que siempre fue
esa la idea que tuvieron muchísimos de sus oyentes, es decir que en el público
siempre quedó esa idea. Solo excepcionalmente se mencionaba al verdadero autor,
o sea a José Tcherkaski, cuando el interlocutor o periodista ahondaba en el
tema. De lo contrario nunca se le mencionaba al poeta.
Ante sus oyentes,
seguidores y admiradores Piero se mostró como un cantante de protesta, rebelde
y contestatario; mas con el tiempo puede saberse que el famoso cantante de
protesta, rebelde y contestatario era muy sumiso a las disqueras, al márquetin,
a la publicidad, a la plástica sonrisa y a las ventas multitudinarias; o en
todo caso nunca hizo público de manera contundente los derechos de autoría de
José Tcherkaski, esa es la impresión actual que dejó ante el público, ante la
prensa y ante la Historia de la música popular. De otro modo, no se explica que
pasado tanto tiempo recién se conozca la verdad gracias a los documentales de
“Como hice” que dirige el compositor argentino Emilio del Guercio que ha
encontrado otros valiosos hallazgos.
Hay otra canción muy
popular en la voz de Piero que se llama “Los americanos” cuya autoría y
composición musical es de Alberto Cortés, pero ese es otro tema musical, que se
supuso de la autoría de Piero. El caso de Piero es el de muchos intérpretes que
tienen una personalidad ante las cámaras y micrófonos, pero otra en la vida
cotidiana. A mí personalmente siempre me interesaron las letras de los poemas
que cantaba. Durante cerca de cincuenta años Piero, ha logrado un posicionamiento
como auto-compositor-cantante y líder social en el mundo, con los poemas
escritos por José Tcherkaski.
TENGO LA PIEL CANSADA
(José Tcherkaski-Piero de Benedictis)
Tengo...la
piel cansada de la tarde gris tan gris
guardo...guardo
los verdes verdes de tu bosque
Voy....con
ramas secas a buscarte
después
llego hasta vos como la tarde
donde
amor, que caminas herido
donde
corazón partido
Puedo
recordarme yo
la
pena, pena, pena de tu boca
Donde
amor
donde
amor.
La
pena, pena, pena
pena
de tu boca
Donde
amor
donde
amor
Cuando...soy
el día y con mi cuerpo al aire voy
Soy....soy
la mañana de celestes solitarios
Siempre....que
soy busco tus ojos claros
Porque
soy que me soy
y
entonces te extraño
Donde
amor, que caminas herido
la pena, pena...
En
una entrevista realizada por Graciana Petrone y publicada el 2013 en El Ciudadano, la periodista le pregunta a José Tcherkaski:
—¿Cuándo empieza
la relación Piero-Tcherkaski?
—Allá por
finales de los 60. Éramos amigos y nos juntábamos en La Perla, un bar del barrio
del Once, en Buenos Aires. No teníamos un mango, después empezamos a ganar algo
de dinero, aunque no demasiado. Cada uno sabrá cuál es su cuenta pero yo en lo
personal no tengo un mango. Había una cosa muy sana de fluir y no pensar tanto
en lo comercial, era distinto. Piero fue una figura muy popular en toda
América, incluso en Italia, pero éramos tipos comunes a los que no nos mareaba
nada. Sandro también era igual. Muchas veces cuando Piero entraba después de él
decía: “Bueno, se fue Sandro y entra Roberto”. Esa separación creo que la fui
asumiendo y por eso esa distancia entre lo que hago y lo que soy. Algunos
podrán decir que tengo un pensamiento muy sofisticado pero creo que es al
revés, me gustan las cosas simples.
¿Cómo
compusieron el inolvidable tema Mi viejo?
—Con Piero
lo hicimos cuando yo tenía 25 años, ahora tengo 70, aunque en realidad lo escribí
cuando era adolescente y se llamaba “A mi padre”. “Mi viejo” tomó partes de eso
y Piero siempre tuvo una confusión y es que decía que era sobre su papá y en
realidad es sobre el mío. Parece una discusión de niños pero es la verdad. Lo
que nunca me imaginé es que iba a ser una canción tan totémica con la
repercusión que tuvo y tiene. Mi madre, que no creía mucho en los dones que
yo
tenía, un mediodía me dijo: “Nene, andá a la comisaría y decí la verdad porque
con esto vas a ir preso”. Pensaba que había cameleado que no la había escrito
yo, y ella queriendo cuidar mi libertad, me aconsejó que fuera a la Policía.
(Entrevista a José Tcherkaski, por Graciana Petrone)
SI VOS TE VAS
(José Tcherckaski - Piero de Benedictis)
Si
vos te vas
mi
amor si vos te vas
nada
más podemos
decirnos
mi amor.
La
vida se nos va como la tarde
y
nos quedamos apagados
muy
apagados.
Tuvimos
tanto
mi
amor tuvimos tanto.
Sin
embargo
ahora
lo soñado, se va…
Pocas
muy pocas palabras quedaron
que
casi no tenemos nada
para
contarnos.
Si
vos te vas
mi
amor si vos te vas
quiero
que
te
acuerdes me recuerdes.
Yo
por mi parte
no
te olvidaré
a lo mejor volvemos a encontrarnos.
José
Tcherkaski, a lo largo de todos estos años ha construido una extensa obra periodística
y autoral de sustentado peso: Cosas de Buenos Aires, Falbo L. Ortiz, Ed.
América Latina (1968); Canciones de amor y bronca (antología de Ediciones
(1965); Toda esta ciudad, Ed. Proteo (1966); Conversaciones con Juan personajes
internacionales) Ed. Galerna (1980); El teatro de Jorge Lavelli. Ed. La Flor (1962); Grandes Reportajes (Síntesis de entrevistas a Ensayo
realizado en París en 1982 por encargo de la Universidad de Belgrano; (Reportajes)
Ed. Galerna (1998); Torrijos por Torrijos. Ed. Plus Ultra (1992); Piero, un
canto de vida, amor y libertad. (Biografía, reportaje y antología de canciones)
Ed. Galerna (1983); Atahualpa Yupanqui - Cuchi Leguizamón.
A
primera vista (reportajes). Ed. Corregidor (1994); Habla Copi, homosexualidad (1999);
Borges habla de Xul Solar, CD, Ed. Juntapalabras (1999); y Creación. Ed.
Galerna (1998); Piero 30 años después (dos tomos). Ed. Galerna Travesía, oratorio
grabado con la Orquesta Sinfónica del Sur - Intérprete Cipe Linkovsky Editado
por Galerna - Aqua records (1999); Juan L. Ortiz, un pensamiento Lieder.
Berliner Ansamble, Ed. Juntapalabras (2000) Aqua Records; Moyano por luminoso.
Editado por la Univ. Nacional de Quilmes (1999); Cipe Ydishes Folks con mujeres
de escritores - Editorial Biblos (2003); Las cartas de Gombrowicz - Moyano -
Una larga conversación. Editorial Juntapalabras (2002); Conversaciones Ed.
Teatro San Martín Complejo Teatral de Buenos Aires (2006); Poesía, Relatos, Editorial
Siglo Veintiuno de Argentina Editores (2004); Calderón Según Lavelli. La
palabra ínfima, Editorial UNR (2013).
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