martes, 2 de junio de 2020

Charles Chaplin y Carlos Gardel, tango en Niza / Víctor Bustamante

Sadie Baron, Wakefield, César Romero, Gardel, May y Chaplín (Mosesco)

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Tango y cine (1):

Charles Chaplin y Carlos Gardel, tango en Niza

Víctor Bustamante

Para Asdrúbal Valencia, La inteligencia y el talento

Luego de haber presentado Luces de la ciudad en enero de 1931, desde Nueva York, Chaplin se embarca en el vapor Olympic para Europa. En Londres el 19 de febrero fue agasajado por toda clase de curiosos y autoridades de diverso pelambre, incluso asistió al estreno de su película, luego con aires de notoriedad saluda a Winston Churchill, a George Bernard Shaw, a Keynes (¿Qué hablaría con un economista?), y al regreso a Gandhi. En algunos de los noticiarios de la British Pathé es notoria su presencia. Luces de la ciudad es una película parcialmente muda ya que los productores le pusieron música a una tercera parte con canciones de Chaplin y una de Arthur Johnston, arreglista y compositor. Chaplin, que avizoraba otros caminos para el cine, decía, “Las películas habladas podrán estar muy bien para los demás. Para mí no”.

De Londres siguió para Berlín y Viena, y el 22 de marzo llegó a París. De ahí se fue para la Costa Azul donde un amigo suyo Frank Jay Gould que poseía el Majestic Hotel y el Casino de Niza. Gould había creado la Virginia Railway and Power Company en Richmond, Virginia. Había conocido a Chaplin ya que su segunda esposa era hermana de Hetty Kelly, una de las ex mujeres del cómico. Recién llegado a Niza, durante un agasajo, Chaplin, todo ojos, vio bailar una chica en el casino de su amigo Frank Jay y quedó apresado por su talento y belleza, es decir, por el deseo de una aventura mediterránea; Chaplin no perdía el tiempo. De un momento a otro necesitaba, quien le colaborara a su secretario, Carlyle Robinson, además ella hablaba varios idiomas. Le fue presentada y cedida por su hermano Sídney, que era su amante. Se llamaba May Reeeves, bailarina checoeslovaca, conocida como, “La más bella náyade de la Costa Azul”. May señala que fue invitada a una reunión al apartamento de Charlie Chaplin que inició su conversación de manera amistosa: “Eres encantadora, "¿Puedes bailar tango? " "Pero el tango es mi trabajo. Soy una” bailarina acrobática y acabo de regresar de Italia, de Viena, de Berlín", respondió May. Eso sí, Chaplin le bailó como en su corto Sunnyside, e imaginativo no dejaba de mirarle sus labios.

May trabajaría solo un día ya que Chaplin la convertiría en su amante y en su intérprete; eso sí, con asignación semanal. Durante un año en que ambos pasaron en el sur de Francia y Argelia, y en su estadía en París y Niza, ella lo acompañaría a sus recepciones y agasajos. Es posible observarlos en algunas fotografías, en ese verano idílico en las playas de Niza y en diversos homenajes. Ella recorrería el mismo camino que Georgia Hale cuando acompañaba en Estados Unidos a Chaplin, y luego fue abandonada por el cómico infiel. 

Chaplín y Gardel (Mosesco)

Muchos años después cuando el polvo de los años y la evolución del cine pasaba con su ola y arrasaba muchas estrellas del cine mudo que claudicaron, mientras Chaplin se sostuvo y perdura. En su Autografía, 1964, anota que May le había señalado a su antiguo amante mientras departían en el casino. Luego, a la entrada del hotel, May recordó que había dejado los guantes y se devolvió por ellos, truco conocido, y regresó como a las dos horas, pálida y despeinada, eso sí con los guantes. Charles, mujeriego consuetudinario, no le gustaban que charlaran de esa manera y la despidió cortés pero furioso, luego de una escena violenta.

En una de sus biografías hay una referencia donde él se enternece con los secretos que le confiesa el actor a May: “Nos desahuciaban cada cuatro semanas porque no podíamos pagar el alquiler. Cada vez que nos expulsaban teníamos que hacer las maletas, echarnos a la espalda los colchones y las sillas, que eran nuestros, y salir en busca de una nueva casa”. En una ocasión, Reeves y él paseaban por Kennington, ya que a Chaplin le gustaba hacer nostálgicas visitas a su antiguo vecindario. El cómico señaló a su acompañante una ruinosa tienda de comestibles. “¡Qué feliz me sentía cuando tenía la posibilidad de venir corriendo hasta aquí y comprar algo por dos peniques!” Acto seguido le indicó un cobertizo. “Muchas veces he pasado aquí la noche cuando nos largaban de nuestro alojamiento. Pero prefería dormir en un banco del parque.” (Ackroyd Peter, Charlie Chaplin).

Más tarde May escribiría de la mano de una escritora de verdad, Claire Goll, un libro, Intimate Chaplin en 1933, donde aún estaba  fresco el abandono de Chaplin debido a la infidelidad de la bailarina. May en plena molestia afirma, “Charles tiene necesidad de verme sufrir”, después de mostrarlo en el libro como un sádico y un enfermo que le gustaba ver cómo le caían sus lágrimas, nunca negras, para que no la dejara como la náyade triste. Pero Charles no charla ni perdona que le paguen con la misma moneda. Muchos años después para no quedarse atrás en esa senda de mujeres abandonadas, Lita Gray escribiría: My Life with Chaplin, en 1966. Georgia Hale escribiría un libro acerca de sus experiencias con Chaplin, publicado muchos años después, Charlie Chaplin: Intimate Close-Ups, en 1995.  Todas coincidirían con sus lágrimas derramadas debido al carácter del artista.

Pero ya estamos con Carlos Gardel que ha llegado y que actuaría en el Palais du Mediterranée desde el 15 de enero hasta fines de febrero de 1931. En el Palais du Mediterranée, alternaría Gardel con una estrella de music-hall, Mistinguette, cantante y actriz francesa. También actuó con Gregor Kalikian, compositor, director y bailarín de origen turco, que lo acompañaría en las grabaciones de Folie, Madame, c'est vous?, Déja y Je te dirai (esta canción de Kalikian) con su orquesta. Gardel sería ovacionado por cantar en francés. Incluso Kalikian alternaría más tarde con Gardel en Buenos Aires. También en estas presentaciones lo acompañó la contorsionista Veneyo, Vera D’Aruzowa bailarina clásica y Gavin-Gil pareja coreográfica. En el casino del Palais Gardel perdió grandes sumas de dinero jugando a la ruleta. También se disgustaría con su guitarrista José María Aguilar que le había solicitado que salieran con dos mujeres que los buscaban. Ante la negativa de Gardel y una discusión al sentirse agredido en su hombría por no aceptar esta invitación, Aguilar fue despedido y regresó a Buenos Aires. Finalizados sus compromisos artísticos, Gardel, permanecería en Niza hasta mediados de abril.


Chaplín, Gardel y César Romero de pie (Mosesco)


El 26 de marzo de 1931 Julio De Caro con su Sexteto de tango se presentaba en el Palais du Mediterranée de Niza. Este es un lujoso complejo hotelero que incluye un casino situado en el Paseo de los Ingleses. La playa y los juegos de azar atraían turistas y millonarios. En 1920 surgió la idea de un tercer palacio de vacaciones para recibir a los clientes. El proyecto tomó forma gracias al financiero Frank Jay Gould, y al hotelero Joseph Aletti y al propietario de casinos Edouard Baudoin, que quisieron edificar el “casino más lujoso del mundo”. Su construcción se confió al arquitecto Dalmas padre e hijos. El resultado fue extraordinario debido al uso del hormigón armado que permitió alturas y vanos nunca alcanzados hasta entonces. Las fachadas y la decoración interior eran art déco (el vestíbulo de entrada, la imponente escalera de mármol blanco, las enormes ventanas con vidrieras, las maderas preciosas y las lámparas de araña de cristal). La fachada sur estaba decorada con figuras femeninas y caballitos de mar esculpidos por Antoine Sartorio. Durante la noche las fachadas eran iluminadas por proyectores. Cuando en enero de 1929 fue inaugurado el teatro y el restaurante, y dos semanas más tarde, las salas de boule y de bacará, estas fiestas fueron aclamadas por la prensa como el mayor evento de la temporada turística.

Gardel escribiría a Ireneo Leguisamo instándolo para a que viajara desde Buenos Aires; este fue con un amigo de ambos, Ernesto Jiménez, y se hospedaron con Gardel en el Hotel Negresco. El jokey y Gardel se ven juntos en una foto del 25 de febrero de ese año. Con Luis Pierotti, apoderado del cantante, recorrieron varios lugares de la Costa Azul donde Gardel se aficionó a los mariscos, además disfrutaron el paso del Carnaval de Niza. También visitaron a ocho kilómetros de allí la Villa L’Oiseau Blue donde vivía Madame Chesterfield, que era nada menos que Sadie Baron Wakefield heredera de la marca Carreras que producía los cigarrillos rubios Craven ‘A’. Ella pasaba largas temporadas en Niza con su esposo, George T. Wakefield. Gardel fue su amante, gigolo milonguero, además, ella le regaló un auto, -para unos es un Grahan Paige modelo 28, un Chrysler motor 12070 de color negro o un Rolls Royce también negro-. Gardel entre sus amigos, ante preguntas maliciosas, llamaba a Sadie la Tradición, o como añade el actor y crítico de cine Israel Chas de Cruz, Gardel les decía: “Chochamus, aquí traigo al bagayo”. Gardel no podría dejar sola a su mecenas, a pesar de su edad, ya que merodeaba cerca el actor Charles Boyer. El matrimonio Wakefield - Baron inventaría e invertiría en una compañía de la cual Gardel sería el director:  Exito’s Spanish picture, que produjo en 1935 El día que me quieras.


De Caro en una entrevista cuenta como se encontró con Gardel en el Palais du Mediterranée ya muy atildado y muy elegante con un auto lujoso, y otra marca, un De Soto. Además, anota como allí Gardel lo presentó con su sexteto creando mucha emoción al director de orquesta por este gesto amistoso ante el público de turistas millonarios, ociosos de postín. En otra ocasión, ante la presencia de Chaplin, De Caro ejecutó Tierra Negra, Flores Negras y, luego, El Monito a pedido de Chaplin, unas siete veces, para bailar con May entusiasmada en su casual y fugaz luna de miel. Chaplin que amaba a las menores de 18 años, nunca caería en cuenta que May era ya mayor a pesar de sus precauciones.

A principios de abril madame Sadie agasajaría a Chaplin en el Casino Juan les Pins. En varias fotografías de Mosesco es posible notar en la mesa principal a Chaplin, May Reeves, Charles Wakefield y señora, Gardel, Sídney Chaplin, Minnie Gould, y su esposo Frank J. Allí el cómico realizaría algunas actuaciones. Gardel pierde su compostura a carcajada batiente mientras César Romero lo acompaña. Romero muchos años después encarnaría al Guasón en la serie Batman de la televisión. En su libro de despecho May Reeves comentaría como Gardel cantaría para él ante unos cuarenta invitados. Chaplin lo escucharía situándose detrás del bar mientras apuraba una gran botella de coñac y luego partiría una torta con un cuchillo. Allí Chaplin aconseja a Gardel que incursione en el cine, a lo cual el cantor le respondió sobre los contactos con la Paramount de Francia para su película Luces de Buenos Aires, que saldría ese mismo año y, así mismo, Chaplin le pregunta sobre el grado de aceptación de sus películas en Argentina, a lo cual Gardel le respondió con tono positivo.

Chaplín, May, Gardel y Sadie Baron Wakefield (Mosesco)

También, más tarde, en Niza Gardel se encontraría con el autor del afamado tango A media luz, del escritor y diplomático Carlos César Lanzi, con música de Edgardo Donato. Carlos Gardel, que era su amigo, grabó también de Lenzi como letrista no solo A media luz, sino el tango Noches de Montmartre, con música de Manuel Pizarro; ¡Araca París!, tango con música de Ramón Collazo y Por tus ojos negros, una canción rumba de la película Espérame, en colaboración con Alfredo Le Pera y Don Aspiazu.

La amistad de Lenzi y Gardel en aquellos días fue muy estrecha, también lo acompañó a París, Cannes y Montecarlo. Fue invitado por el Morocho a festejar en los Carnavales en Niza, donde fue acompañado con el representante del cantor, Luis Pierotti. Pierotti que era muy disciplinado se quejaba que Gardel permanecía mucho tiempo en Niza, y no era para menos, allá se encontraba no la mujer de sus sueños, sino una de más peso y pesos, Sadie Baron Wakefield. Cuando los visitantes llegaron a Niza en un pequeño auto deportivo. Carlos les bromeaba —«¿Y se vinieron con esa cucaracha? ¡Pero ustedes están locos! ¿Se dieron cuenta la figura que hacen arriba de eso?

El Carnaval de Niza posee una tradición que llega desde 1294, y desde el siglo pasado se considera una meta del turismo de élite, allí existen desfiles de carrozas, la batalla de las flores,  se escribe un manifiesto y, además, se nombra el Rey del Carnaval, su figura en papel maché es entronizada durante el carnaval en la Place Masséna, y al final se incinera. Cada año posee un motivo diferente.

Más tarde Chaplin publicaría su Autobiografía, 1964, donde menciona sus viajes y las personas importantes que conoció. En cuanto a su estadía en Francia causa curiosidad y refiere el encuentro con Emil Ludwig biógrafo de Napoleón, Bismark y Balzac, que le llevaba una corona de laurel para homenajearlo y que le dijo: “El sesenta y cinco por ciento de la historia no se cuenta porque complica a otras personas”. Chaplin con la ebriedad de saber que era admirado en todo el mundo no menciona a Gardel. No sé si le había comentado a Carlitos de su aceptación por el tango y de cómo en su última película, Luces de la ciudad, no había incluido un tango compuesto por él mismo: “Beutiful, Wonderful Eyes”. En septiembre 23 de ese mismo año se estrena Luces de Buenos Aires en Argentina. En esta película y Gardel canta Tomo y Obligo (Romero y Gardel) y el vals El rosal (Romero y Matos Rodríguez).

Sobre Gardel sus mujeres lo idealizaron y fueron sus amantes, pocas hablaron mal de él, incluso en Medellín, Las viudas de Gardel, que lo aman, desfilan frente a su estatua en Manrique, cada 24 de junio, van vestidas de un tallado vestido y velo negro que cubre sus labios de rojo cruel, medias de seda negra, por supuesto, y tacones de bailarina de tango, todo un vintage erótico, esperando que retornara, pero Gardel ya anda en otros ámbitos. El gran Juan José Sebrelli en su libro, Comediantes y mártires, sí agua la fiesta y da su versión personal de Gardel. Y no era para menos él debía bajar de su pedestal a los mitos argentinos: Gardel, Evita, el Che y Maradona...

Fotografías de Mosesco, Niza, 1931

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