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Darío Ruiz Gómez en el Homero Manzi
Víctor Bustamante
Ante
el avasallamiento de la cultura del entretenimiento y de las cifras que
certifican que asisten miles de espectadores, así sea a dormir, contraria a esa
idea existen esas reuniones con cierto
tono de intimidad y cercanía como la presencia del tango n Medellín a partir de
estas veladas impecables organizadas por la Asociación Gardeliana de Colombia.
Aquí
en esta tarde del 17 de noviembre la presencia de Darío Ruiz nos lleva a replantear
la relación del tango y la literatura, es decir dos formas de arte que se complementan,
pero ante todo sirve para rescatar de la memoria otra manera de tener en cuenta
la presencia de esa curiosidad de la infancia para abrirse al exterior con la
revista Billiken, con el cine con una
película cara al recuerdo como es Pelota
de trapo, pero sobre todo Madreselva
con Libertad Lamarque; maneras de mirar que el mundo no estaba en estas
montañas sino que más allá había una patria musical asumida desde las letras de
tango, es decir otra de las maneras de acceder a la literatura como baño de
inicio para esa educación sentimental que hará de Darío Ruiz una de los
escritores más relevantes de la ciudad, del país.
Cierto
hay un Medellín guardado en la memoria, ese del teatro Junín, de los bailarines
elegantes de tangos, de las escuelas populares y del derecho de las clases populares
a formar su cultura, a inventarla mejor ya que la actual era estrecha y no respondía
a un sentimiento que aparecía cuando Medellín daba el origen de otro tipo de personas:
los obreros que trabajan de las grandes textileras. De ahí que el tango sea asumido
como esa música que da una respuesta a esa sensación del desarraigo y de la
tristeza citadina.
Si
la ciudad desaparece ante los especuladores inmobiliarios, ahí está la presencia
de la palabra de Darío Ruiz para decirnos de esa ciudad de cafés, de calles
amables, y de personas que la vivieron y sobre todo de la música y del tango para
tenerla presente.
Darío
despierta su memoria y nos recuerda a Guayaquil con José Barros componiendo su música,
los bares míticos de tango, las canciones de Tito Cortés. En síntesis, la cultura popular
como una manera de saber que no es algo muerto sino un sentimiento que se
impone. Medellín y Buenos Aires son cercanías y el tango y su poesía la magia
de la palabra.