domingo, 27 de septiembre de 2020
Cine y tango / Víctor Bustamante / 21 Encuentro Nacional de Críticos de Cine
sábado, 26 de septiembre de 2020
Lilian Bonilla Muñoz |
Lilian Bonilla Muñoz / su Antología de Tango
Lilian Bonilla. Mujer de tango que lideró por muchos años al “Comité cultural Tango Niquia”. Ha dado muchas charlas académicas sobre tango, gran investigadora. En la actualidad es tesorera de la Asociación Gardeliana.
Tangos instrumentales
Recuerdo. Osvaldo Pugliese. Interpretado por el Compositor.
Danzarín. 1968 Julián Plaza. Interpretado por Aníbal Troilo.
Bahía Blanca. Carlos Di
Sarli. Interpretada por el Compositor.
Carillón de la merced. Alfredo
Lepera /Enrique Santos Discépolo.
El amanecer. Roberto
Firpo. Interpretado por La orquesta Nelson Alberti.
Tangos antes de 1955
En carne propia. 1944. Manolo
Sucher. / Carlos Barr. Interpretado por Alberto Marino con la orquesta de
Aníbal Troilo.
Trenzas. 1945. Armando Pontier. /
Homero Expósito. Interpretación Jorge Ortiz con la orquesta Rodolfo Biagi.
Café. 1946. Enrique Rodríguez /Horacio
Sanguinetti. Grabado por Enrique Rodríguez. Voz Armando Moreno
Canzoneta. 1951 Enrique Lary / Erma
Suárez. Interpretado con Jorge Falcón
Bailemos. 1955. Pascual (Cholo) y
Francisco Mamone / Reinaldo Yiso. Canta Mario Pomar con la orquesta Carlos Di
Sarli.
Tangos después de 1955
Que tarde que has venido. 1956. Héctor
Varela / Carlos Waiss Canta Argentino Ledesma.
Bien bohemio. Música y
Letra Sara Rainer, Juan Pomati y Tito Rossi. Canta Julio Sosa. Orquesta
Francisco Rotundo.
Sin piel. Eladia Blázquez. Interpretado
por la autora.
Y nunca más mi amor. Francisco
Pracanico / Leopoldo Díaz Vélez. Interpretado. María José Mentana.
Balada para mí muerte. Canción.
Astor Piazzolla / Horacio Ferrer. Interpretado por Amelita Baltar.
Cantor (Excepto Gardel)
Armando
Laborde
Jorge
Falcón
Nelly
Omar
Compositores
Enrique
Santos Discépolo y Homero Expósito
Eladia
Blázquez
Orquestas.
Florindo
Sassone
Carlos
Di Sarli
Poema a una de las mujeres más conocedoras y amante del tango de la hermosa Medellín / Jorge Wilson Muriel Muriel.
Poema a una de las mujeres más conocedoras y amante del tango de la hermosa Medellín.
martes, 22 de septiembre de 2020
Jaime Osorio / Tanguero de ley / Victor Bustamante
Jaime Osorio. (Babel, 2020) |
Jaime Osorio / Tanguero de ley
Victor
Bustamante
Tarde de tango, en
Naranjo en flor, durante una visita a Jaime Osorio. En su casa la atmósfera respira
tango, desde la sorpresa de su colección donde, en su magisterio, nos da a
conocer al Caballero relámpago, hasta ahora un desconocido en ese universo que
es saber cómo la música de Buenos Aires depara continuas sorpresas. Hoy cumplo,
por fin, con una cita esperada para dialogar sobre la escritura de sus libros,
sobre sus indagaciones y sus inicios en este campo, así como en preguntar sobre
su tertulia, Tangueros de ley, que cada mes se reúne con sus abonados para
disfrutar y analizar diversas temáticas tangueras, actividad que conduce a la ilustración
y a compartir el gusto y audición de esta música.
Sí, decía que en su
refugio el tango está presente, y lo preciso con más detalle, ya que los
afiches de Don juan y El Entrerriano, junto a las banderas de Finlandia y
Argentina demarcan y definen una actitud, y esa actitud es una sincera norma de
vida alrededor de la música que dicta y lo atrapa en sus conferencias. Y más
aún acentúa su cercanía y sus motivos no del lobo como Tanguero de ley que es su
actitud favorita al estar acompañado por Gardel en una fotografía firmada por
el cantor antes de viajar a Medellín, regalada por su gran amigo y escritor
Jaime Jaramillo Panesso. También posee una muestra de discos que lo definen
como un coleccionista en ciernes.
No fue posible
conversar sobre sus estudios de medicina y su acercamiento total a la
fotografía. Él tenía razón, ese encuentro hubiera sido muy largo. Nos
concentramos en el tango. Sí, solo en el tango pidió él. Y como el entrevistado
es quien manda, no quedó otra opción que no disentir, sino, por el contrario,
aprovechar este encuentro para centralizarnos en lo especifico de la visita a
sus dominios.
A medida que la
conversación trascurre aparece unos de los hitos posibles para una
investigación, la relación entre Matufia
de Villoldo y Cambalache de
Discépolo. Uno de esos secretos a sotto
voce que, a lo mejor, él analizará con mucho tino para comprobar que no
solo es una referencia sino una copia con algunas variaciones. Sorpresa total,
que Discépolo nunca aclaró.
Jaime Osorio, en su
labor como fotógrafo, ha publicado junto a Jaime Jaramillo Panesso un libro de
tango: Medellín, pasión tanguera,
donde Jaime Jaramillo reflexiona sobre el tango con esa manera tan particular con
que él ha dotado sus deliberaciones y su cercanía con el tango, a través de preocuparse
por algunos cantores hasta revisitar lugares, sitios que se convierten en punto
de encuentro. También analiza la significación de algunas letras que son parte
fundamental para entender la riqueza de esta música. Jaime Osorio ha participado
no solo con sus fotografías, sino con textos sobre Horacio Ferrer y Alberto
Podestá. También en el libro hay un texto del propio Horacio Ferrer y otro de
Irene Nieto.
En, El tango en Medellín, Jaime busca responder
las preguntas sobre cómo se instala esta música desde sus comienzos hasta
fortalecer su presencia, la evolución en sus gustos, su presente, y refiere,
como testigos de primera mano, a aquellas personas que lo han mantenido a
flote, así como la llegada de aquellos músicos y cantantes en ese relato larga
e intensamente construido que denota la afición por el tango, que se ha
convertido en reflexión y en una parte de la música de Medellín. Texto escrito
para muchos, en su diversidad, para aglutinar una historia, un devenir y un estado
actual, pensado y recopilado a través de esos diversos actores que vivieron y
cuentan la experiencia de ese legado, tan móvil, de bares y cantinas, de tangos
y milongas, de trasiegos y calles, de valses y licor. En síntesis, este texto recopila
una de las facetas de Medellín. Texto escrito, pensado por él dedicado a ese tema
que abarca y abraza el tango en su dimensión.
Lo ha realizado bajo
otra perspectiva, darle cuerpo a ese tema que ha estado en diversas personas,
testigos de primer orden que, al aglutinarlos y escribir y describirlos es saber
que ahí reside el poder de tenerlos como memoria en su escritura y en las voces
de quienes lo vivieron, pero él también vivió el ambiente de tango y lo ha
vivido. De ahí que no haya ninguna lejanía, ni ningún falso acorde ya que Jaime
sabe qué es lo que ha querido escribir, esa memoria.
Se colige que una de
sus preocupaciones es descifrar esos lazos que unen la diversidad de personas
que han apostado por mantener ese vínculo, junto a la manera como ha sido
aceptada hasta llegar a convertirse en un tema citadino. Además de mantener el
aporte del ser argentino en esa interacción con su llegada, beneplácito y
vivencias en esta ciudad que ha adoptado el tango como su música más cercana.
Su labor es meritoria.
En efecto, lo que observamos, en su par de textos, es que enseña lo que se ha gestado y que merodea en muchas voces y
textos hasta configurar una historia donde se encuentran dos culturas tan disímiles,
que permiten a través de esta indagación saber cómo devuelve otra de las definiciones
e imágenes, de cómo la hemos aceptado en esa pluralidad de dos culturas con conceptos
tan diferentes de la música, pero que ese movimiento continuo en el tiempo las
junta para mantener ese dilatado saber y aceptación del tango en su continuo viajar desde su centro
a la periferia, para expresar lo que otras músicas apenas nombran.
Hay una historia que
solo él debe escribir, la amistad de Chepe Rúa, del Gordo Aníbal y Hernán Caro.
Los tres amigos, que apostaron por la cordialidad, por ser cantantes y aficionados
y propulsores puros de tango con sus ficciones en sus viajes a Buenos Aires,
sus programas de radio, su sede en el Patio del tango y su afición a querer ser
cantores.
Es innegable que
Jaime tiene estilo, hay que admirar su disposición y su lenguaje, su
experiencia, su tesón, y su perspectiva para custodiar y preservar su gusto
refinado por el tango a través de su escritura y de su grupo. Admiramos sus
libros que son un par de documentos. Qué lector de tango no sería capaz de
experimentar no solo ese conocimiento sino esa historia que nos entrega, ahora inscrita,
definida y ubicada en la memoria que nos anticipa y precede con ese vínculo tan
lleno de esa magia que da la poesía, junto al convencimiento de sus temas, de sus
letras y la expresión musical misma del tango, que nos remite y expresa, antes dar la vuelta
en una esquina, que es como pasar las páginas de sus libros, así como cuando caminamos
por las calles y bares de tango de Medellín.
domingo, 20 de septiembre de 2020
Ekaterina Tchernova / su Antología de Tango
Ekaterina Tchernova / su Antología de Tango
Desde Rusia, Ekaterina, nos comparte
su afición al tango, y al hacerlo, nos abre y enseña la sensibilidad por el
tango en su país. Desde la lejana Rusia, estas noticias, nos acercan al alma de sus personas y de sus calles.
Tango
instrumental:
-El
último tango en París
-Tango
de París
-El
tango de la calle (Piazzolla)
-Volver
(Carlos Orlando Espina)
5
tangos de ayer (hasta 1955)
-Espuma
de Champagne
-Cumparsita
-El
sol cansado (polaco)
-Ojos
Negros (ruso)
-Felicidad
mía (ruso)
Después
de 1955
-El
retrato ( L.Utesov)
-El
otoño ( Kozine)
-Tú
no estás aquí
-El
tango de Albania
-El
tango de ruiseñor
Cantor
(Excepto Gardel)
-Piotr
Lechenko
Letrista:
-Jambleri
(Il pleut sur ma route)
Músico:
-Oscar
Strok
Orquesta:
-Oscar
Strok
sábado, 12 de septiembre de 2020
Café de los maestros de Miguel Kohan / por Víctor Bustamante
Miguel Kohan |
Cine y Tango
https://zoowoman.website/wp/movies/cafe-de-los-maestros/
Café de los maestros de Miguel Kohan
Víctor Bustamante
Al comienzo de la
película, un documental que ya nos aleja de la ficción, que se convertirá en un
documento, por una razón valedera: revela la herencia y el mundo sigiloso, hasta
ahora, del tango en Buenos Aires. Decía, digo, vemos a Juan Carlos Godoy entrar
al hipódromo, ser particularizado por uno de sus fans. Vemos a Marianito Mores
dirigir la orquesta, sacada de los océanos de la memoria, que es casi el olvido.
Vemos a Horacio Salgán decir a los músicos, cómo deben pulsar sus composiciones.
Vemos a Virginia Luque cantar de un tirón, y solo una vez, “Canción de Buenos
Aires”, como en otros tiempos. Y en el trascurso, lento ralentí, como se merece
este tempo, saboreamos con fruición desusada, presencia
de ellos, sí de ellos, de esas personas que son personajes por su talento y generosidad, desde los letristas,
desde los cantantes, desde los compositores y de los músicos mismos que son el tango
en ese momento, el 2008. A ellos le sumamos el temperamento de los
bandoneonistas: Leopoldo Federico, Ernesto Baffa, Carlos Lázzari, Pepe
Libertella, Oswaldo Montes, Ubaldo di Lio, Aníbal Arias con su guitarra, el talante
de Emilio Balcarce, violinista, bandoneonista, director, y compositor. También
a Osvaldo Berlingieri al piano, así como el director y bandoneonista Gabriel
Claussi, Emilio de la Peña bandoneonista compositor y arreglista, Oscar Ferrari
cantor, Carlos García pianista y compositor, que dice, El que hace bien un
silencio hace bien el tango. También llega a esa cita probable Osvaldo
Francisco Requena, pianista, compositor y orquestador, Atilio Stamponi
compositor y director, Lágrima Ríos, Fernando Suarez Paz con su violín. Total,
una enciclopedia del tango, la summa. De ahí que el Café de los maestros no solo es una memoria, la historia misma,
sino una cita monumental, y un ágape para la amistad, un reencuentro, y, así
mismo, un tango visual, un testamento inmerso en su peculiaridad que nos deja
perplejos en la inmensidad y el silencio en el justo instante de verla, y de
saber que ellos, los músicos, son los sobrevivientes del tango y de Buenos
Aires misma. En ellos es evidente el entusiasmo, la alegría, pero también el
poder asombroso de la nostalgia, visible en cada una de sus palabras, en los
diálogos efervescentes. De ahí que la película como he dicho es un tango visual
que lucha con una de las palabras más presentes en sus letras: el
olvido.
¿Cómo no mencionarlos
a ellos desde el extremo de la lejanía?, si ellos hicieron parte y aún son parte
de esa herencia cultural, de ese patrimonio único, ya que la esencia de Buenos Aires
es el tango. Ahí en el trascurso de la película se desliza una frase de Macedonio
Fernández, El tango es lo único que no le aprendimos a Europa. Así como en otro
lugar ni tan distante, pero sí de un par de disidentes y cómplices, Borges y Bioy Casares,
añadían a las palabras de Macedonio, El tango es el aporte argentino a la
música universal.
Por ese motivo, a los
músicos que participaron en esta película, los menciono, los particularizo,
porque cada uno de ellos, al mencionarlos, es homenajearlos, es tenerlos
presente al pronunciar y escribir su nombre. Ellos son el testamento del tango
que esta película tiene presente al buscarlos, al recobrarlos, al otorgarles su
papel primordial: mostrarlos en su cotidianidad, en su sagrado
oficio de la música. Cierto. Cada uno de ellos representa el mismo transcurso que
los hizo perennes en su dimensión creativa desde sus diversos quehaceres
tangueros.
De ahí que el Café de los maestros sea en sí misma una
historia, un documento, una presencia inequívoca, inconmensurable del tango. Cada
uno estos músicos son herederos de sus maestros a los cuales se tiene presente en su idoneidad, en su legado que corre por la sangre sabia de cada uno. Al mismo
tiempo el Café de los maestros es esa
presencia en la plena latitud del sur, como si ellos salieran de una nota
biográfica con foto a bordo, de ese gran libro que es Buenos Aires, y Miguel
Kohan, su director, pasara las páginas de ese libro de arena, que es Buenos
Aires para que, por sus páginas interminables, que son sus calles y los cafés,
confiterías y almacenes, conventillos y prostíbulos, trajeran de una manera tan
precisa y preciosa, lo que es más que evidente en su peculiaridad, a sus
maestros, aquellos que forjaron una música, adosada a la noche de Buenos Aires. El Café de los maestros
deja en cada fotograma, en cada plano, la perplejidad que causa y dona, pero que talla de una manera unívoca, y que es, esa dicha impregnada de sosiego cuando la vemos de nuevo, como si ese adiós se perpetuara en su duración, que es necesario que es esa cita tan desconcertante a la cual ha convocado, Kohan y Santaolalla.
En el estudio de grabación,
santa sanctórum de los músicos, cada uno de ellos, en su peculiaridad, síntesis de su talento, acude y arma de nuevo no un
quilombo, sino el avatar de su maestría. Ellos han vuelto a su casa donde se
imprime la solidaridad, la concordia, la cercanía que se da entre músicos, el regreso
a su origen. Ya que, en la sala, en el estudio de grabación, al grabar, dejarán
no solo su estupor y su música, que corre por el río de su memoria, sino el
talento que los ha hecho tan presentes. Emilio de la Peña anota, cómo al lado de un
torno mantenía un piano en su taller, algo desusado, pero el tango lo permite
todo. Ernesto Baffa entre la tristeza y el cariño por Pichuco y, sorprendido
ante la grabación, tras haber ejecutado el bandoneón como en los buenos
tiempos, dice al señalar el fuelle, Este se va conmigo, como si quisiera
llevarse no solo su experiencia, sino su peculiar factura de ejecutarlo. Carlos García, en su discreción, discreción que se pierde al tocar el piano, anota como surgió de la nada, de ese territorio inexplicable
de la creación: “Al maestro con nostalgia”.
Por las calles de otro
Buenos Aires camina Alberto Podestá con Carlos García. Ahora se despiden
afectuosos. Podestá, como cualquier transeúnte, cruza la calle, y señala, ahí
quedaba el Singapur, era una Bombonera. En ese gesto, aún está presente cuando
en 1943 estrenó “Percal” con la Orquesta de Miguel Caló precisamente en el
Singapur. Lo evidente es que Podestá ha sido testigo de la época dorada del
tango. Ellos mismos coinciden, en 1940. Ya en la confitería El Foro, añade como,
Di Sarli le cambió su nombre, le dijo que sería el Podestá más grande. Podestá
al caminar al decir, mejor al recordar, menciona la época linda de Buenos
Aires. Trasunto de ese cambio de la metrópoli que aún guarda el secreto de sus
maestros. Ya en la esquina de Santa Fe y
Godoy Cruz, el cantor ha entrado al Bar Kentucky. Se lee en un espejo donde no
se refleja su rostro sino algo mejor, su nombre: “Rincón Alberto Podestá”. Y una
frase sabia: “Algunas personas cumplen años otras acumulan juventud”.
La apoteosis es
verlos a ellos, sí a ellos, en pleno Teatro Colón, bajo la lluvia de aplausos,
recobrados al entregar lo que es su talento. Y es que al terminar la película
se disparan los rumores certeros de la pérfida nostalgia, de esa nostalgia de
verlos para un concierto en un recuentro de amigos y de amistad antes de que el
telón, al bajar, cierre este instante imperecedero.
Al final Ernesto Baffa rezonga las notas del bandoneón en pleno Teatro Colón. El bandoneón filtra sus
notas mientras se termina la película, mientras sus notas fluyen al aire desde el
escenario, a la platea y a los palcos ya deshabitados: Baffa toca para sí solo,
concentrado en su instrumento ya que el público
no está, pero en realidad toca, ejecuta el bandoneón para nosotros,
espectadores lejanos en el tiempo y en la eternidad de la noche que desde la distancia, sino en otra ciudad, Medellín, celebramos esta película.
Todos ellos
habitan ahí, en Buenos Aires. Fueron reunidos para enseñar por qué han
llegado para expresar su arte y rubricar su huella en esa película que ya
es un precioso documento lanzado al océano del tiempo y la noche, y al espacio
sideral de la misma música. Huellas, pasos, pisadas de ese sendero que ellos
han realizado para estampar en cada composición, en cada arreglo, ese camino que
no muere en el alba de las calles de Buenos Aires. Sé que Proust hubiera
llevado un sexteto de tango a su refugio citadino.
Miguel Kohan y
Gustavo Santaolalla han discernido en el alma, aun más profunda del tango. Es
decir, al reunir a los grandes cantores que nos sorprenden al saber de su existencia,
al reencontrarlos de nuevo, lejos de las tapas de los discos, de la ubicuidad de las notas de prensa. Músicos que parecen
vivir otra época ante un Buenos Aires de otro caletre, ante un impávido Buenos Aires,
que aún se sorprende y no supera el valor de su música esencial. Ellos no son la vieja guardia, sino el tango mismo, con sus tableux porteños, alejado de las definiciones y de los conceptos que intentan denigrar, pero que en realidad lo que hace es reclamar desde su silencio que el tango es esa creación aun insustituible, que se acerca, como ninguna otra música, a esos confines donde la llamada música clásica establece sus límites.
Aquí no hay
excentricidad, sino el señalamiento, sin quererlo, a ese presente que huye. Por
eso al hurgar en la cita precedente para posibilitar esta reunión, lo que
podríamos llamar, una jam session, al parecer simple, con esa grandeza de
convencerlos a ellos para que regresarán al estudio de grabación que es donde
gravita el corazón de esta película. Notamos que hay un desdoblamiento, que
sacude y que se hace del presente con respecto al pasado con su bisagra
corrediza, y letal del tiempo, ya que en esta película los músicos viven un
presente, su regreso, que será único, nunca se repetirá, del que somos testigos
y que vuelve a sacudir al tenerlos activos en escena. Esta perplejidad viene
quizá desde los momentos en que cada uno de ellos no solo entra al estudio de
grabación sino a lo que hemos llamado su lugar esencial, dado desde el
principio por esas imágenes mismas. No se trata de hablar de la longevidad de
ellos como si esta fuera algo letal, sino más bien de la perdurabilidad del
tango, del colmo de la belleza en su composición. Entonces, al ver esta
película desde la lejanía, no nos hemos privado de sentir cierto rencor por la
nostalgia que husmea, que ligeramente se agolpa, se dirige al centro mismo.
Aunque en un documento de este tipo no nos interesa el discurrir como un
leitmotiv que hace que el espectador espere para ver qué sucede, sino que cada
imagen tiene un peso y un magnetismo tal que, cada uno de ellos, apresados ahora
en su ausencia, nos dan esa misma lejanía y exterioridad de saber que serán
únicos, que estamos frente a un testamento lleno de asperezas, aspereza de
parte de los tangueros que aun los sorprende cierta melancolía ya que ellos aquí,
en esta película, en el centro de ellos mismos, no volverán a posar para esa
posteridad que ya habían adquirido, ni a acudir a otra reunión. Por esa razón
al terminarse la película entramos a reorganizar este viaje en el tiempo, como un mismo ensueño, pero no por la aparente ausencia sino por algo que es la certeza
de su presencia, en su movilidad, en su fuga.
La épica, las épocas, la amistad, la presencia de ellos, sí, de los músicos, lo que
representa cada uno, perduran en el Café
de los maestros, en la apoteosis del Teatro Colón, como pulso y estandarte
a los aplausos que restauran y afirman
la dignidad del tango, su riqueza, que escapa a su relegamiento, pero que tiene
presente su capacidad y potencia evocadora, ya que cada tango es la miniatura
de una experiencia que ha sido vivida y quema la piel. De ahí que el Café de los maestros, en su generosidad,
enseña esa génesis. Nada menos que el estallido, aun más intenso, de esa galaxia que es el
tango en sí, que aun ilumina, y ha sido recobrado, sin naufragios, ¿qué no?, y plasmado
con inusitado detalle por Miguel Kohan. Eso sí como una memoria que nos
calcina. Ah, dije, calcina.
Coguionista, coproductor: Gustavo Santaolalla |
miércoles, 9 de septiembre de 2020
Bares de ciudad / Gloria Lucía Vásquez
Gloria Lucía Vásquez |
Bares de ciudad
Gloria Lucía Vásquez
Tiempos raros llegaron a cambiar la
vida, el nuevo acomodo o reinventarse que es la palabra de moda y en mi
pensamiento, la añoranza de mis bares abre chispazos de duda sobre qué pasará
con ellos ahora.
Imposible no hacer un viaje al pasado;
los sábados de encuentro en “Homero Manzi”, bar sede de la “Asociación
Gardeliana de Colombia”, cuando las charlas académicas estaban a cargo de los
tangueros de verdad, los untados de mugre de tango y arrabal, mejor dicho, del
Guayaquil y sus anécdotas en mí oídas por boca de mis hermanos mayores, porque
mujer que frecuentara bares de Guayaquil en aquellos tiempos era mirada como
dama alegre; bueno afortunadamente eso cambió hasta llegar el tiempo en que el
bar de tangos fuera para ambos géneros y ahí definitivamente me sentí cómoda,
cómoda con el tango, la literatura, la filosofía y el vino.
Y como no traer el maestro Enrique
Santos Discépolo en su tango “Cafetín de Buenos Aires”:
¿Cómo olvidarte en esta queja,
Cafetín de Buenos Aires,
si sos lo único en la vida
que se pareció a mi vieja?
en tu mezcla milagrosa
de sabihondos y suicidas,
yo aprendí filosofía, dados, timba...
y la poesía cruel
¡de no penar más en mí!
Si, llegar al bar después de la
tertulia en Laureles cuando el ambiente estaba en la mitad de la curda, era
fantástico; se encontraba a casi todos los amigos que compartíamos los mismos
gustos, el abrazo, la sonrisa ancha de pasar la media noche en compañía de
ellos.
Extraño los bares por todo eso,
extraño “Adiós muchachos”, “El Alaska”, “La Calesita”, “Tres ranchos”, “Isla de
Capri” y la esquina “Homero Manzi”, además sus increíbles anfitriones todos
duchos en la materia.
No sé qué vendrá mañana, pero me niego a creer
que estos sitios de encuentro con el tango donde en una mesa se dijeron tantas
cosas, se lloró y amó, la política y la religión a veces fueron vetadas para
suavizar el ambiente, cantábamos y reíamos, se formó una cultura tanguera y
sigue Discépolo:
Me diste en oro un puñado de amigos,
que son los mismos que alientan mis
horas,
José el de la quimera...
Marcial, que aún cree y espera
Y el flaco Abel, que se nos fue,
pero aún nos guía...
A ese verso le tengo cada amigo,
puesto con esmero y que mi corazón recuerda con nostalgia. ¿se irán mis bares
de tango definitivamente?, ¿Quedará el tango en la sala de un amigo
coleccionista que nos congregue en su casa?
domingo, 6 de septiembre de 2020
Gladys Elena Castrillón Ochoa (malenatangobar) / su Antología de Tango
Gladys Elena Castrillón Ochoa |
Gladys Elena Castrillón Ochoa (malenatangobar) / su Antología de Tango
Gladys Elena
ha escrito y reflexionado el tango: lo ha vivido. Hace años lo ha tenido presente
como una manera de felicidad. Ahora comparte sus indagaciones y la integridad de
sus gustos.
Tangos instrumentales
1. Pájaro suelto: Música
Roberto Firpo. Orquesta Roberto Firpo.
1930.
2. Vida mía: Música
Osvaldo Fresedo. Orquesta de Osvaldo
Fresedo y Dizzy Gillespie. 1933.
3. Toda mi vida: Música
Aníbal Troilo, Interpretación Aníbal Troilo y su cuarteto. 1941.
4. Milonguero viejo: Música
Carlos Di Sarli, Orquesta Carlos Di Sarli. 1944.
5. Adiós Nonino: Música
Astor Piazzolla, Astor Piazzolla y su Quinteto. 1961.
Tangos de ayer (hasta 1955)
1. Invierno:
Música Horacio Petorosi. Letra Enrique
Cadícamo. Interpreta Roberto Maida y la
Orquesta de Francisco Canaro. 1937.
2. Malena: Música Lucio Demare. Letra Homero Manzi.
Interpreta Juan Carlos Miranda con la Orquesta de Lucio Demare. 1941.
3. Tus labios me dirán:
Música Emilio Brameri. Letra Héctor
Marcó. Interpreta Jorge Duran con la Orquesta de Carlos Di Sarli. 1945.
4. En la noche de tus ojos: Música
Pacifico Lambertucci. Letra Francisco
García Jiménez. Interpreta Guillermo
Rico con la Orquesta de Francisco Canaro. 1946.
5. La cantina: Música Aníbal Troilo. Letra Catulo Castillo. Interpreta Jorge Casal y la Orquesta de
Aníbal Troilo. 1954.
Tangos de hoy (Después del 55)
1. La última curda: Letra Catulo
Castillo. Música Aníbal Troilo. Interpreta Roberto Goyeneche con la Orquesta de
Astor Piazzolla. 1956.
2. El último café: Música Héctor Stamponi. Letra Catulo Castillo. Interpreta Susana Rinaldi con Juan Carlos Cuacci & Carlos Marzan. 1963.
3. Balada para un loco: Astor Piazzolla
letra Horacio Ferrer interpreta Roberto Goyeneche con la Orquesta de Astor
Piazzolla. 1969.
4. Chau no va más: Música
Virgilio Expósito. Letra Homero Expósito.
Interpreta Roberto Goyeneche con la Orquesta de Atilio stamponi. 1974.
5. Café La Humedad: Música Cacho
Castaña. Letra Cacho Castaña. Interpreta Rubén Juárez con la Orquesta de Raúl
Garello. 1974.
Preferidos:
Cantor: (Excepto Gardel):
Roberto Goyeneche
Cancionista:
Ada Falcon
Letrista:
Homero Manzi
Músico:
Aníbal
Troilo (Pichuco)
Orquesta:
Carlos
Di Sarli
miércoles, 2 de septiembre de 2020
Jenaro Briñón / su Antología de Tango
Jenaro Briñón |
Jenaro Briñón
/ su Antología de Tango
Pedir 5 tangos es dejar por fuera demasiadas joyas que el género dio, y sigue dando. Propongo ante lo exiguo de la selección, pasar también 5 valses y 5 milongas, con el fin de poder incluir otros actores en la lista.
Muchos temas,
aparte de su valor musical, adquieren valor agregado por estar relacionados con
algún hecho sentimental en nuestras vidas. Con el tiempo y la escucha, vamos
también priorizando diferente, menos mal que entre gustos no hay disgustos. El
hecho de llevar tan pocos años interesado en el género, nos da una visión más
estrecha del tango que es tan universal. Gracias Víctor por tener en cuenta mis
gustos tangueros. Considero que el tango sigue vivo mientras un músico esté
escribiendo música, un poeta esté plasmando letras nuevas, una pareja se deje llevar
por su cadencia y un corazón esté latiendo al compás de una milonga !
Tangos
instrumentales
A fuego lento. Por Horacio Salgán y su Orquesta. https://youtu.be/auWhVcNACYs
La
Yumba por Osvaldo Pugliese y su Orquesta. https://youtu.be/4ytuL2p6sk0
El Marne de Eduardo Arolas, por Orquesta de Osmar Maderna
https://youtu.be/XfrF7a0mUVI
Adiós
Nonino de y por Astor Piazzolla y su Quinteto.
https://youtu.be/ln8EkQN_-Xo
Quejas
de Bandoneón de Juan De Dios Filiberto, por Aníbal Troilo y su Orquesta
https://youtu.be/ln8EkQN_-Xo
Tangos
anteriores al 55
Sur
de Aníbal Troilo y Homero Manzi por Troilo con Rivero
https://youtu.be/ZjlkT8k-rRc
Garúa
de Troilo y Cadícamo, por Roberto Goyeneche
https://youtu.be/UbHnjU6YT2g
Yira
Yira letra y música de Enrique Santos Discépolo, por Roberto Caracol Paviotti
https://youtu.be/JfhAAP5E4ZI
Fuimos
de José Dames y Homero Manzi por Néstor
Basurto en el Torcuato Tasso. https://youtu.be/3nYQJESWIcg
Los
Mareados de Juan Carlos Cobián y Enrique Cadícamo. Por Mercedes Sosa.
https://youtu.be/4tH4PU-QN1w
Tangos
posteriores al 55
La última curda de Aníbal
Troilo y Cátulo Castillo por Roberto Goyeneche con Astor Piazzolla
https://youtu.be/9x4k3QVuwbc
Afiches de Atilio Stampone y Homero
Expósito por Roberto Goyeneche con Stampone. https://youtu.be/JSYXbNTNo3s
Siempre se vuelve a Buenos Aires. Astor
Piazzolla y Eladia Blázquez..
https://youtu.be/9pbSVRlwWFw
Chiquilín de Bachin de Astor
Piazzolla y Horacio Ferrer por María Graña con el cuarteto de Leopoldo
Federico. https://youtu.be/qBISSYm0W3o
Conjuro del alba de Néstor Basurto y Alejandro Szwarcman cantado por Néstor Basurto con un ensamble de músicos en su estudio. https://youtu.be/fNjVRcEEby0
5 Valses
Romance de barrio, vals de
Homero Manzi y Aníbal Troilo, versión de Jorge Guillermo acompañado por Julián
Hermida en guitarra. https://youtu.be/prF_RTfqjzs
Flor de Lino, vals de
Homero Expósito y Héctor Stamponi, versión de Roberto Paviotti con Esteban
Morgado https://youtu.be/mMsjpLBaPFc
Desde el alma, de Rosita
Melo y Homero Manzi, por Orquesta de Osvaldo Pugliese.
https://youtu.be/rcYYlk3FwE8
Pedacito de cielo, vals de
Enrique Mario Francini y Héctor Stamponi y Homero Expósito, versión de
Fiorentino con la Orquesta de Aníbal Troilo
https://youtu.be/8cUHYpqk5CE
Caserón de tejas, vals de
Sebastián Piana y Cátulo Castillo, versión de María Graña con Jorge Calandrelli
https://youtu.be/fPhuJPxWHuE
5 Milongas
No hay tierra como la mía. Charlo y
Enrique Cadícamo, por Canaro con Ernesto Famá. https://youtu.be/-F58hxrt1Q8
La puñalada de Pintin
Castellanos y Celedonio Flores, por la orquesta de Juan D’Arienzo.
https://youtu.be/iNruqQWjapk
Milonga Sentimental de Sebastián
Piana y Homero Manzi, por Carlos Gardel.
https://youtu.be/27HlY0umlmA
El Firulete de Mariano
Mores y Rodolfo Taboada, por La Orquesta Filarmónica de Berlín dirigida por
Daniel Baremboim
https://youtu.be/riOc8qQfHgo
La Trampera de Aníbal
Troilo, por Aníbal Troilo y Roberto Grela
https://youtu.be/aksh_HE79cQ
Cantor (excepto Gardel)
Roberto
Goyeneche
Cancionista
María
Graña
Letrista
Homero
Manzi
Músico
Horacio
Salgán
Orquesta
Aníbal
Troilo
Incluí 5 valses y 5 milongas. Demasiado poquitos y muy difícil tomar partido sin dejar tantos tangos excelentes por fuera. Además, la memoria que puede fallar....
Gracias
Víctor !
Un abrazo
grande