Rodrigo Pareja / su Antología de Tango
Toda selección, en
cualquier tema que sea, resulta subjetiva, caprichosa y extravagante, y en el
caso concreto del tango sí que adquiere todas esas características. Menos mal
que no se trata, según el pedido de don Víctor Bustamante, de señalar cual es
el mejor tango entre más de 40 mil que han sido editados, o el mejor cantor
entre más de mil que cultivaron y cultivan el género. Se trata apenas de
señalar el gusto de cada quien en cada uno de los rubros escogidos en esta
singular encuesta. De modo, pues, que ahí vamos con mis gustos:
Tangos antes de 1955 en orden alfabético:
GARRAS, de José María Contursi. Para
escoger entre las versiones de Alberto Marino con Troilo, el autor de su
música; Carlos Roldán con Canaro o Raúl Iriarte con Caló.
GARUA, en mi concepto el mejor tango
del prolífico Enrique Cadícamo. Cualquier hombre que haya tenido un desengaño
queda fielmente retratado en esta letra impecable, desprovista de ramplonería
pero repleta de sentimiento y de verdad. Para escoger la mejor versión entre
Fiorentino con Troilo, otra vez el autor de la música o Alberto Podestá, con
Pedro Laurenz.
ME ESTAN SOBRANDO LAS PENAS,
del poeta Carlos Bahr con música de José Basso y ese extraordinario arreglista
que fue Argentino Galván. Para escoger, Carlos Bermúdez con Laurenz; Miguel
Montero con Armando Cupo; Rubén Juárez con Raúl Garello; Carlos Rossi con José
Basso o Alberto Marino con Troilo, otra vez Troilo como el autor de la música e
intérprete de la versión original.
NINGUNA, del estelar Homero Manzi con
música del violinista Hugo Gutiérrez. De los que podrían catalogarse entre los
románticos, para mi gusto es el más lindo de todos. Versiones a granel, entre
ellas una muy buena de Orlando Medina con Ricardo Malerba; también están la de
Ángel Vargas, Alberto Castillo, Roberto Rufino, Jorge Falcón, Roberto Echagüe,
Héctor Pacheco con Osvaldo Fresedo y Carlos Dante con la orquesta de Aquiles
Roggero.
POR ESO TE QUIERO, tal vez el menos
difundido entre el grueso público de los cinco que he seleccionado. Pero lo he
hecho porque en la práctica es el más fiel retrato de mi vida, es como una
especie de autobiografía. Sus versos pertenecen al popular poeta Reinaldo Yiso
y la música es de Carlos Dante, quien interpreta las dos versiones que se conocen
del tema: una con la orquesta de Alfredo de Angelis y otra con la agrupación
dirigida por Aguiles Roggero.
Tangos después del 55, también en orden
alfabético:
DESENCUENTRO, de Cátulo
Castillo, otro de los inmortales y como cosa rara, otra vez con música de
Troilo. El poeta plasmó en estos versos la más absoluta desconfianza, el más
espantoso pesimismo. En mi concepto es un tema digno de encabezar cualquier
antología, no sólo después del 55 sino de siempre. Para escoger hay versiones
de Roberto Goyeneche, Roberto Rufino y Roberto Achaval, entre otras, aunque la
del Polaco parece ser insuperable.
LA ÚLTIMA CURDA. De nuevo se
unieron en esta obra Cátulo Castillo y Aníbal Troilo, en otro tango inmenso con
méritos suficientes para encabezar cualquier antología. Roberto Goyeneche,
Edmundo Rivero, Roberto Achaval y Carlos Varela, entre muchísimos más, tienen
excelentes versiones.
MUNDANA. La tragedia del
hombre entregado al alcohol, al bajo fondo como resultado de su frustración y
sus desamores, es cabalmente pintada en este tema por el poeta Manuel Barros.
José Basso y Floreal Ruiz, su mejor intérprete, lo secundaron en la música.
Además de Floreal hay una interesante versión del cantor Francisco Llanos con
la orquesta del maestro Carlos García, recientemente fallecido.
QUEDEMONOS AQUI. Uno de los grandes
éxitos de la segunda mitad del siglo XX, con dos autores de categoría: Homero
Expósito en la letra y Héctor Samponi en la música. Entre los temas de corte
romántico, este debería figurar siempre muy arriba en cualquier escogencia que
se haga. Para oír, hay versiones de Luis Mendoza con Juan Sánchez Gorio; Raúl
Funes con el Sexteto Tango; Carlos Ferrán con Francini-Pontier; Jorge Vidal;
Jorge Valdez con D' Arienzo y Alberto Bardi, entre otras muchas.
Y TE PARECE TODAVIA. Entre los amantes
del tango, algunos llamamos "duros" aquellos temas en lo que el varón
reclama a la mujer por su comportamiento. Son innumerables los que se escuchan
de este corte, y hay cantores especializados en ellos. Pero creo que esta letra
del poeta Abel Aznar, con música del pianista Juan Carlos Howard, es el mejor y
el más representativo. Armando Laborde con Héctor Varela grabó una versión que nadie
igualó ni podrá igualar. Como en gustos no hay disgustos, también se pueden
escuchar, entre otras, las de Alberto Bianco y la de Jorge Valdez.
Cinco tangos instrumentales
QUEJAS DE BANDONEON de Juan de Dios
Filiberto. Cualquier experto en música que no conociera los temas de antemano,
difícilmente podría entender que el autor es también el dueño de los
rudimentarios Caminito y El pañuelito. Pero así es la vida. De la calidad de
Quejas de bandoneón habla muy bien el hecho de que casi todas las orquestas
importantes argentinas lo incorporaron a su repertorio.
EL IRRESISTIBLE, de Lorenzo Logati.
Parece mentira que un hombre como Logatti, que era clarinetista y que nunca
actuó en una orquesta tanguera, hubiera elaborado un tema de esta categoría. La
versión que de este tema hace Juan D' Arienzo con su orquesta, es sencillamente
magistral.
DERECHO VIEJO, de Eduardo Arolas,
para muchos entendidos, el mejor de los que dejó para la historia el llamado
"tigre del bandoneón". Es otra pieza antológica, incluida por
infinidad de orquestas típicas en su repertorio. En mi humilde concepto,
debería figurar entre los cinco mejores de cualquier antología.
EL TAITA, de Salvador
Grupillo. Un autor relativamente desconocido para la mayoría, con una
producción no muy vasta pero tampoco trascendente, excepto este tema, con el
cual logra una formidable versión Roberto Zerrillo con su orquesta típica.
También se escucha una muy buena interpretación de José Basso.
LA YUMBA. Deliberadamente
dejé de último este inmortal de Osvaldo Pugliese, porque en mi concepto, es el
que marca la gran renovación del tango -- que no su deformación -- después de
lo aportado por Julio De Caro. Aunque para muchos el comienzo de esta
renovación tanguera en manos de Pugliese arranca con su tango Negracha, en
1948, creo que es dos años antes, con La Yumba, cuando el consumado pianista,
autor y director, deja su impronta definitiva en la vanguardia del tango, sin
llegar al extremo de otros mesiánicos que deambularon como locos con un
bandoneón en sus manos.
Cantor: Floreal Ruíz.
Cancionista:
Mercedes Simone
Letrista: Enrique Santos
Discépolo.
En este tema de los
letristas, hay cinco o seis que van a la par, de acuerdo con el gusto de cada
cual, pero todos, desde su estilo y su óptica son inmortales. En justicia, hay
que mencionarlos: Cátulo Castillo, Homero Manzi, Homero Expósito, José María Contursi,
Enrique Cadícamo, Celedonio Flores. Pero Santos Discépolo, para mi gusto, por
el lado social y político, es el mejor de todos. Muchas de sus letras parecen
haber sido escritas apenas ayer y tienen la misma vigencia de hace sesenta o
setenta años. Cambalache, Que vachaché, Tormenta, Que sapa señor e Infamia, son
ejemplos de lo anteriormente anotado. Y qué decir de su tango Canción
desesperada, que plantea esa gran pregunta hasta ahora sin respuesta:
"¿Dónde estaba Dios cuando te fuiste?". Ese solo verso es todo un
poema. No en balde sus primeros acordes comenzó a pergeñarlos en momentos en
que tímidamente tecleaba, con el más riguroso respeto, en el castillo de
Valdemosa, en Mallorca, el piano que hasta su muerte usó Federico Chopin.Años más tarde Ernesto
Sábato que no es ningún pintado en la pared, y tiene autoridad suficiente para
opinar, dijo que cualquier poeta premiado por las academias habría querido
escribir ese verso, y el que le sigue en la inmortal: “¿Dónde estaba el sol que
no te vio?” Con esto queda dicho todo acerca de Canción desesperada.
Orquesta: Juan D' Arienzo
Músico. Con el perdón de los que me han
antecedido en esta encuesta y de todos los que saben del tema, me voy a
permitir hacer una distinción: músico aportante a la renovación del tango y
músico aportante como autor al mismo tango. En el primer caso, mi preferido es
Osvaldo Pugliese, un modernista sin desvaríos ni locuras, que siempre hizo
tango y lo defendió hasta el cansancio a base de trabajo y de creación. Como
músico autor de páginas memorables, Aníbal Troilo. Espero no haber ofendido a
nadie con estos pequeños comentarios, y recordemos de nuevo que lo que se ha
pedido es una selección a gusto de cada quien, y no una clasificación de mayor
a menor en materia cualitativa, tarea ésta imposible de cumplir por cualquier
persona, por ilustrada que sea.
Versiones:
Tango Garúa por
Roberto Goyeneche
Ambición: Mercedes Simone
Bandoneón Tango " 9 de Julio": Juan
D'Arienzo
El Hincha II:
Enrique Discépolo
Arrabal: tango por
Osvaldo Pugliese
3 comentarios:
Es una lección de tango este comentario de don Rodrigo Pareja, el compilador de "Late un Corazón". Con la sustentación que pone en cada título de su selección despierta las ganas de sentarse algún día "a puerta cerrada" donde algún coleccionista con el propósito de oír, solamente oír, porque cuando uno se sienta en una mesa "a cielo abierto" lo distraen las conversaciones de los demás, y los ruidos, y las distorsiones. Mi sueño aquí en la tierra es estar en un bar para mí solo y dos o tres amigos que sean capaces de oír callados. Si uno de esos amigos es don Rodrigo Pareja, ya no es un vivir sueño sino estar sentado en el mismísimo cielo. Felicitaciones.
ORLANDO RAMÍREZ CASAS
Aquí hay una lección de tango, una peculiar manera de abordarlo en todas sus vivencias como si cada una de estas canciones que el antologista anota las hubiera vivido y bebido. Esos tangos son el sustrato de un verdazo amante de los aires argentinos.
Asi es que se hace una antología ando estos datos.
Don Rodrigo que bueno verlo por estos lados en una de sus pasiones; el tango. No sé si todavía se toma sus buenos tragos o si está muy sobrio. Debería estar mas presente por estos lados, sabemos que usted guarda muchas historias, muchas rayones para saber del tango en Medellín. Su antología es impecable, tiene una presión envidiable en tiempos y circunstancias. .
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