jueves, 17 de diciembre de 2015
lunes, 14 de diciembre de 2015
Marcotango canta Verónica Muriel
... ..
Marcotango
canta Verónica Muriel
en
El Homero Manzi
Programación de la Asociación Gardeliana de Colombia
y
La Academia Colombia del Tango
Marcotango
.. ..
Marcotango
en
El Homero Manzi
Programación de la Asociación Gardeliana de Colombia
y
La Academia Colombia del Tango
domingo, 29 de noviembre de 2015
martes, 24 de noviembre de 2015
lunes, 23 de noviembre de 2015
GRICEL, LA MUJER QUE REVOLUCIONÓ LA VIDA DEL CATUNGA CONTURSI Orlando Ramírez-Casas (Orcasas)
.
GRICEL, LA MUJER QUE REVOLUCIONÓ LA VIDA DEL CATUNGA CONTURSI
Orlando Ramírez-Casas (Orcasas)
(Este tema corresponde a una charla del autor en La Cabaña del Recuerdo de Envigado, para los miembros de la Asociación de Coleccionistas de Música Daniel Uribe Uribe; y en la Corporación Cultural Homero Manzi de Medellín, para los miembros de la Asociación Gardeliana de Colombia).
1. PATERNIDAD DEL TANGO-CANCIÓN
La pequeña aldea de Contursi di Terme, de la provincia de Salerno en Italia, tiene una población de sólo 3.500 personas. De los 60 millones de habitantes, con 36.000 apellidos, los Contursi son sólo 700; que sumados a los 400 que hay en Argentina, los 300 en Brasil, y los 200 en Estados Unidos, suman 1600; de los 1670 que hay en el mundo. No son más.
Pascual Contursi (1888-1932) fue hijo único, que tuvo un único hijo de nombre José María (1911-1972), quien a su vez tuvo a Lucio, su único hijo varón entre cuatro mujeres, muerto de cáncer cuando era muy niño. Estos Contursi son sólo dos, Pascual y José María, nacidos ambos en Argentina y fallecidos en ese país. Sólo dos, pero dejaron una imborrable huella en los caminos del tango. Aunque hay un par de músicas compuestas por Pascual, lo suyo y lo de su hijo fue el talento de letristas tangueros. Poeta lunfardo el padre, con temas que hablan del solitario cuarto cargado de recuerdos por el abandono de la mujer; y poeta convencional el hijo, con temas que hablan del encuentro y el desencuentro amoroso como una constante de la vida.
Pascual contrajo matrimonio con Hilda Briome (fallecida en 1946 en situación de insania mental), pero su matrimonio sólo duró dos años y sobrevino un conflictivo divorcio con orden judicial de dividir en períodos de seis meses el tiempo en que cada uno estaba con el hijo. Dice Jorge Camerasa, en su libro “Nuevas historias secretas de Córdoba”, que durante el medio año que le correspondía al padre su hijo José María, que llevaba con él una relación difícil, se paraba frente a la casa de Hilda para ver a su madre en la distancia, teniendo prohibido acercarse a ella. Tal situación marcó al hijo para toda la vida y su negación se refleja en las letras tangueras que escribió en donde para nada se menciona ni a su padre ni a su madre. Sólo tenía 17 años de edad cuando tuvo que acercarse al puerto a recibir a su padre que estaba siendo repatriado desde Europa por Carlos Gardel y su grupo artístico, porque Pascual perdió la razón durante la correría como consecuencia de una sífilis que sufría. El hijo lo recibió, y lo internó en el Hospital Siquiátrico de La Merced, donde con la mente perdida murió en 1932; el mismo año en que José María, de 21 años, contrajo matrimonio con Alina Zárate. Tuvieron cinco hijos: el varón, ya mencionado, que falleció pequeño; y cuatro hijas de nombre Ethel, Alicia, Amelia, y Hebe. Para la primera década del siglo XXI sobrevivían Hebe, que falleció en el 2002; Alicia, y Amelia Contursi.
En sus comienzos el tango era sólo instrumental, para ser bailado, y en los primeros años del siglo XX tuvo algunas letras con temas simples. Se considera a Carlos Gardel el padre del tango-canción por haber grabado en 1917 un tango titulado por él como “Mi noche triste”, cambiando el título que el autor original de la letra le había puesto: “Percanta que me amuraste”. Ese autor fue Pascual Contursi, que puso letra al tango “Lita” con música compuesta por Samuel Castriota en homenaje, quizás, a alguna Manuelita, Pascualita, Danielita, Estelita, Carmelita, o algún nombre por el estilo. Dice Horacio Salas en su libro “El tango” que “Pascual Contursi puede ocupar, con justicia, el título de inventor del tango-canción… La letra del tango, que hasta entonces era sólo coplitas o unos cuantos versos vivarachos, adquirió argumento, incurrió en exageraciones, se empantanó en temas de abandono, hizo restallar hallazgos cursis; pero, una vez decantó el cúmulo de fealdades y errores, pudo dejar en el cedazo logros poéticos inusuales”. Contursi pudo ofrecer su tango a Agustín Magaldi o a Ignacio Corsini, sus contemporáneos, pero lo ofreció a Gardel y fue Gardel quien lo grabó. A despecho del reconocido nombre del Zorzal Criollo como el cantor que puso en vitrina la cara y la voz para darlo a conocer, es Pascual Contursi el verdadero padre del tango-canción que, a partir de él, adquirió entidad propia como novela escrita para ser contada en tres minutos a 78 rpm., novela con principio de argumento completo de personajes protagonistas, con nudo o meollo argumental de desamor, con otro enamorado completando el triángulo amoroso sentimental… y con desenlace de soledad y de abandono, muchas veces ensartado en la punta de un puñal. Todo un novelón. Ejemplo de tal tipo de novela puede ser el tango “Secreto”:
SECRETO
(Letra y música de Enrique Santos Discépolo)
Versión de Carlos Gardel con acompañamiento de guitarras:
¿Quién sos que no puedo salvarme,
muñeca maldita, castigo de Dios;
ventarrón que desgarra, en su furia, un ayer;
de ternuras, de hogar, y de fe?
Por vos se ha cambiado mi vida
–sagrada y sencilla como una oración–
en un bárbaro horror de problemas
que atora mis venas y enturbia mi honor.
No puedo ser más vil, ni puedo ser mejor;
vencido por tu hechizo que trastorna mi deber.
Por vos, a mi mujer la vida he destrozado,
y es pan de mis dos hijos todo el lujo que te he dado.
No puedo reaccionar, ni puedo comprender,
perdido en la tormenta de tu voz que me embrujó,
la seda de tu piel que me estremece
y, al latir, florece con mi perdición.
Resuelto a borrar con un tiro
tu sombra maldita, que ya es obsesión;
he buscado en mi noche un rincón pa´ morir,
pero el alma se afloja en traición.
No sé si merezco este oprobio feroz;
pero, en cambio, he llegado a saber
que es mentira, que yo no me mato
pensando en mis hijos.
No lo hago por vos.
No puedo ser más vil, ni puedo ser mejor;
vencido por tu hechizo que transtorna mi deber.
Por vos, a mi mujer la vida he destrozado,
y es pan de mis dos hijos todo el lujo que te he dado.
No puedo reaccionar, ni puedo comprender,
perdido en la tormenta de tu voz que me embrujó,
la seda de tu piel que me estremece
y, al latir, florece con mi perdición.
2. PASCUAL CONTURSI, PADRE DEL TANGO-CANCIÓN
“Mi noche triste”, tango con letra de Pascual Contursi y música de Samuel Castriota, interpretado por Carlos Gardel:
El tango canción nació a partir del momento en que, en el año de 1917, el letrista Pascual Contursi contó el argumento del hombre que fue amurado en lo mejor de su vida por la percanta que se fue tras otro hombre. “Percanta que me amuraste /en lo mejor de mi vida, /dejándome el alma herida /y espina en el corazón…/Cuando llego a mi cotarro/ y lo veo desarreglado…/Y si vieras la catrera /cómo se pone cabrera /porque no nos ve a los dos… /La guitarra en el ropero /todavía está colgada. /Nadie en ella canta nada, /ni hace sus cuerdas vibrar… /Y la lámpara del cuarto /también tu ausencia ha sentido /porque su luz no ha querido /mi noche triste alumbrar”.
Otra letra del mismo Pascual Contursi, también cantada por Carlos Gardel, fue acomodada a la música instrumental del tango “La Cumparsita” de Gerardo Matos Rodríguez, y el argumento novelístico resulta ser el mismo: El hombre se siente solo en el cuarto porque la mujer amada lo abandonó por ir tras otro hombre. Los amigos ya no vienen al cuarto ni siquiera a visitarlo, nadie quiere consolarlo en su aflicción. Desde el día en que ella se fue, él siente angustias en el pecho, “Si supieras, /que aún dentro del alma /conservo aquel cariño /que tuve para ti… /al cotarro abandonado /ya ni el sol de la mañana /asoma por la ventana, /como cuando estabas vos; /y aquel perrito compañero, /que por tu ausencia no comía; /al verme solo, el otro día /también me dejó”.
“La Cumparsita”, tango con letra de Pascual Contursi y música de Gerardo Matos Rodríguez, interpretado por Carlos Gardel:
Pascual Contursi le puso letra a esos dos tangos, y fue letrista de muchos otros como decir, “Pobre paica” y “Pobre mi madre querida” (cuántos disgustos le he dado), también del repertorio gardeliano. La producción de Pascual suma 47 temas de su autoría en la letra; más el tango “Mi ruego”, que tiene música suya y le fue agregada póstumamente una letra escrita por su hijo José María, para sumar 48. Parecieran ser más, pero hay 4 temas que tienen doble título y sólo deben considerarse como uno solo.
3. EL TAJ MAHAL TANGUERO DE CONTURSI
Durante la historia de la humanidad muchos monumentos habrá erigido el hombre al amor de su vida, de los que el Taj Mahal es tal vez el más imponente. Veintitres años, veinte mil hombres, e ingente cantidad de recursos, empleó el Sha Jahan en levantar ese homenaje a la Begum Mumtaz Mahal, su fallecida esposa.
José María “El Catunga” Contursi no tenía tantos bienes de fortuna como el Sha, pero en levantar un monumento al amor que trastornó la suya empleó la vida misma, “queriendo abrir lentamente sus venas y la sangre toda verterla a los pies de Gricel”. El monumento que El Catunga creó para el amor de su vida, no fue erigido para la esposa fallecida sino para la mujer que se atravesó en su camino, trastornándolo todo de manera irremediable e ineludible porque, como dice una canción, “no se puede torcer al destino como débil varilla de estaño”. Cada letra suya es como un ladrillo puesto en la torre de ese monumento levantado a Gricel. El total de su producción lo componen 109 letras, puesto que tres de ellas tienen título doble y sólo se cuentan una vez. Allí se incluyen el tango “Mi ruego”, que tiene letra suya y música de Pascual, su padre; y el tango “El pasado no se olvida”, que tiene letra y música de José María, y es tal vez la única música de su autoría.
4. JOSÉ MARÍA “EL CATUNGA (O GATITO)” CONTURSI (1911-1972)
En 1911, a sus 23 años, Pascual Contursi se casó con Hilda Briome, y en el mismo año nació su hijo José María a quien, de pequeño, sus condiscípulos apodaron “El Pope”; y, por los días en que trabajó como locutor en la emisora Radio Stentor de Buenos Aires, con su bien timbrada voz, sus admiradores apodaron “El duque de las noches porteñas”; pero el apodo que siempre lo acompañó a lo largo de toda su vida fue el que le dieron sus amigos de juventud: “El Catunga” Contursi. Catunga, que significa “Gatito”.
El odontólogo César J. Tamborini Duca en su artículo “Dos generaciones tangueras ¡Qué me contursi!”, dentro de la serie “Con permiso, soy el tango (XI)”, que Tamborini publica en el blog Pampeando y Tangueando.com; se refiere a Pascual Contursi como un hombre aquejado de demencia cuyas letras estaban cargadas de vocabulario lunfardo, a diferencia de José María que prefirió usar un vocabulario convencional y padeció otro tipo de locura: “Distinto fue el caso del hijo, José María “Catunga” (Gatito) Contursi, cuya demencia fue la locura romántica de la pasión amorosa”.
No fue el de Alina y El Catunga un matrimonio feliz. Así estuviera profundamente enamorada de él, su proclividad al alcoholismo y a la vida bohemia, su inveterado vicio de fumar, su heredada personalidad periódicamente depresiva y, sobre todo, su incorregible condición de hombre enamoradizo y mujeriego, convirtieron su vida común en un infierno de escándalos, de sospechas, y de celos. Tal fue su destino, hasta que el cáncer de la muerte se la llevó en el año de 1955. A pesar de las adversas condiciones de Contursi, que se debatía entre la dualidad del amor y el desamor, él la quería. Tanto la quería, que llegado el momento sintió la necesidad de regresar a su lado, y llegado el momento sintió la necesidad de cuidarla con abnegación, y llegado el momento la lloró y se precipitó en la depresión y el alcoholismo que bien hubieran podido acabar con su vida y con su estado de viudez, dejando huérfanas e inermes a sus cuatro hijas. Alina murió en 1955, y en 1946 había muerto Hilda. Dos golpes demoledores para el corazón del Catunga Contursi. A Alina dedicó los tangos “Verdemar” y “Tu piel de jazmín”, pero en el trasfondo de ambos puede reconocerse la presencia de Gricel en el enamorado corazón de Contursi.
Canta José María a Alina, pero también al color de los ojos de Gricel: “Verdemar, Verdemar, se llenaron de silencio tus pupilas. Te perdí, Verdemar. Tus manos amarillas, tus labios sin color, y el frío de la noche sobre tu corazón. Faltas tú, ya no estás, se apagaron tus pupilas, Verdemar... Y ahora, ¿Qué rumbo tomaré? Caminos sin aurora me pierden otra vez”.
“Verdemar”, tango con letra de José María Contursi y música de Carlos di Sarli, interpretado por Juan Arvizu:
Y canta a Alina, pero también a Gricel que: “Me faltas tú con tu piel de jazmín, /con tu voz y tu reír. /En la terrible tortura /de mis noches, tan dramáticas y oscuras, /escucho siempre tu voz… /Y en el silencio se quedó /la queja amarga de tu adiós /como un castigo… /Abandoné lo que era mío, /y sigo sin poder olvidar”.
“Tu piel de jazmín”, tango con letra de José María Contursi y música de Mariano Mores, interpretado por Roberto “El Polaco” Goyeneche:
5. LA OBRA DEL CATUNGA CONTURSI
Aunque José María ya escribía poemas y letras incipientes desde el año de 1925, fue al año siguiente de su matrimonio, en 1933, cuando escribió la primera letra reconocida de su copiosa producción: “Tu nombre”, un vals con música de Raúl Portolés Peralta, que fue grabado por Andrés Falgás y es distinto del vals de Homero Manzi y Félix Lipésker (Tu nombre ya no es una palabra…). Este tango dio inicio a su imparable producción, y la lista de tangos de su autoría es extensa, incluidos los temas de: “Alondras”, “Claveles blancos”, “Cómo me puse a llorar”, “Con mi perro”, “Cosas olvidadas”, “Culpable”, “Desagravio”, “Entre la lluvia”, “Es mejor perdonar”, “Esclavo”, “Esta noche de copas”, “Más allá”, “Milonga de mis amores”, “Para qué”, “Pena de amor”, “Tú”, “Valsecito amigo”, “Vieja amiga”, “A mí no me hablen de tango”, “Las cosas que me han quedado”, “Mis amigos de ayer”, y “Tango triste”.
Con sus letras, Contursi engrandeció la obra de los compositores de tango; pero ellos también, con su música, engrandecieron la de él. La nómina de los que pusieron partitura a sus letras impresiona:
Abraham Moisés Soifer
Alfredo Attadia
Andrés Falgás
Angel Dagostino
Aníbal Troilo
Antonio Dalessandro
Antonio Ramón Ficco
Antonio Rodio
Aquiles Aguilar
Armando Baliotti
Armando Pontier
Atilio Bruni
Carlos “Charlo” Pérez de la Riestra
Carlos di Sarli
Ciriaco Ortiz
Domingo Varela
Eduardo Carlos Ávila
Eduardo Scalise
Emilio Barbato
Enrique Mario Francini
Ernesto di Cicco
Federico Scorticati
Félix Lipésker
Fernando José Lupi
Francisco García Jiménez
Francisco Lomuto
Gabriel Clausi
Héctor Stampone
Homero Manzi
Joaquín Mauricio Mora
Jorge Argentino Fernández
Jorge Dragone
José Dames
José Tinelli
Juan Carlos Howard
Juan José “Paz” Abbondanza
Juan Polito
Julián Ortiz
Julio de Caro
Mariano Mores
Mario Canaro
Miguel Caló
Oscar Amoroso
Oscar Kinleiner
Osmar Maderna
Osvaldo Fresedo
Pascual Contursi
Pedro Laurenz
Raúl Portolés Peralta
Raymundo Grasso
Sebastián Lombardo
Zayra Canicoba
6. UN TERREMOTO LLAMADO GRICEL
En el año de 1935, cuando trabajaba en la Radio Stentor, se aparecieron una vez en el auditorio de la emisora sus amigas las hermanas Elena Gorizia Vattuone, conocida como Gory Muñoz, mayor que Contursi; y Nilda Elvira Vattuone, de la misma edad del Catunga, conocida por el nombre artístico de Nelly Omar. Con el tiempo, Gory sería la esposa del poeta Amleto Enrique Vergiati, conocido como Julián Centeya; y Nelly sería la reconocida cantante inspiradora de Homero Manzi. Iban acompañadas por una linda jovencita de 15 años, nueve años menor que él, que venía de la provincia de Córdoba y estaba de visita en Buenos Aires. A pesar de que a los 24 años él ya llevaba tres años de casado y era padre de una hija, Ethel; el amor a primera vista fue mutuo, como si hubieran sido azotados por una borrasca o arrastrados por una tromba. No los culpo. Por la belleza de Gricel, a cada nada le ponían una corona en la cabeza y una banda de reina cruzando el pecho; y José María… bueno, Nelly Omar dijo que él era “uno de los hombres más lindos de Buenos Aires” y el Polaco Goyeneche le dijo a Antonio Carrizo que Contursi “era demasiado lindo para ser hombre”. Decía José María haber sido a esa edad “un tímido paje de una corte de ensueños”, pero no. A pesar de su juventud era un hombre seguro de sí mismo al que las cosas se le daban con facilidad, al que la naturaleza había dotado de muchos encantos, y al que el hecho de ser hijo de su padre le abrió muchas puertas. Su elegante apostura, unida a su labia de encantador de serpientes, lo convertían en un don Juan de los que las mujeres coquetas llaman “un seductor”, los hombres envidiosos le decimos “un tumbalocas”, y los hombres celosos o los maridos ofendidos llaman… “¡un hijueputa!”, porque donde ponen el ojo ponen la bala; o como decía la publicidad de la loción masculina Denim en años pasados “era uno de esos hombres que no necesitan esforzarse demasiado”.
Gricel llegó a su vida y fue “Como aquella princesa del librito de cuentos, /apareciste un día deslumbrante de luz. /Yo era un tímido paje de una corte de ensueños /cuyo Dios era el verso y cuyo sueño eras tú”.
“Como aquella princesa”, tango con letra de José María Contursi y música de Joaquín Mauricio Mora, interpretado por Hugo del Carril con acompañamiento de la orquesta de Joaquín Mauricio “El negro de oro” Mora:
7. SUSANA GRICEL VIGANÓ ANDERSCH (1920-1994)
Dicen que los nombres propios no tienen ortografía, pero la madre de Gricel lo escogió por el personaje de “Grisel y Mirabella”, novela del español Juan de Flores, y por lapsus fonético en los registros bautismales quedó plasmado ese error de escritura, por lo que la chiquilla creció siendo Gricel con C. Una Gricel que no tiene nada que ver con gris, ni con Griselda, ni con Griseta (muchacha vivaracha y coqueta, de extracción humilde).
Gricel, de ancestros franco alemanes, entró como una tromba en la vida del Catunga Contursi, y vivieron un tórrido romance de verano en la capital antes de que, a los pocos días, ella regresara al lado de su padre en Capilla del Monte (Córdoba), como dependiente de la surtidora de gasolina propiedad de la familia; y regresara a su rutina de presentarse a los reinados populares de belleza y ganarlos todos por veredicto indiscutible; y a recibir piropos de sus admiradores como mujer que, aunque de buen comportamiento, era vanidosa y coqueta. Cantó él en su tango “Tú”, con música de José Dames: “Llegaste como un rayo deslumbrante de luz. /Yo andaba por el mundo sin amor ni quietud. /Mis ansias ya se habían refugiado /entre las ruinas /de mi pasado. /Traías en tus ojos, en tus labios, en tu voz, /la cálida promesa de un destino mejor. /Mis manos y tus manos /se encontraron… /y nuevamente palpitó /mi corazón”.
“Tú”, tango con letra de José María Contursi y música de José Dames, interpretado por Roberto “Polaco” Goyeneche:
En 1938 él viajó a Capilla del Monte en busca de mejores aires para su tratamiento de salud, y la relación entre los dos se volvió imparable. Pero tuvo que parar porque el deber lo llamaba en la capital al lado de su esposa y de sus hijas; adonde regresó porque, al decir de su hija Alicia, había quedado marcado por la separación de sus padres y eso hacía que no quisiera para sus hijas un destino igual.
Por Gricel escribió el vals “Bajo un cielo de estrellas”:
“Bajo un cielo de estrellas”, vals con letra de José María Contursi y música de Enrique M. Francini y Héctor Stampone. Canta Alberto Podestá acompañado de la orquesta de Miguel Caló.
“En la noche tranquila, y oscura, hasta el aire parece decir: “No te olvides que siempre fui tuya y sigo esperando que vuelvas a mí”… Y en esta noche vuelvo a ser aquel muchacho soñador que supo amarte y que con sus versos te brindó sus penas. Hay una voz que me dice al oído: “Yo sé que has venido por ella, por ella”… ¡Qué ganas enormes me dan de llorar!”.
8. EL ROMPIMIENTO
Aunque siguieron carteándose, para 1940 lo suyo ya era una ruptura dolorosa, y entonces él escribió “Sin lágrimas”.
“Sin lágrimas”, tango con letra de José María Contursi y música de Charlo, interpretado por Roberto “El Polaco” Goyeneche con la orquesta de Aníbal “Pichuco” Troilo:
“¿No sabes cuánto te he querido? /¡Cómo has de negar que fuiste mía!; /y, sin embargo, me has pedido /que me vaya, que te deje, que te hunda en el olvido. /Ya ves, mis ojos no han llorado, /¿Para qué llorar lo que he perdido?, /pero en mi pecho desgarrado, /sin latidos, destrozado, /va muriendo el corazón… /¿Qué me importa a mí la vida, /si mi vida está en tus ojos?... /Ahora que siento el frío de la muerte, /ahora que mis ojos no han de verte, /¿Qué importa el que otro tenga tus encantos, /si yo sé que nunca nadie /puede amarte tanto, tanto, /como yo te amé?... /Con el calor de tu mirada /diste fuerzas a mi vida, /pobre vida destrozada… /Y aunque mis ojos no han llorado, /hoy le he pedido a Dios rezando /que si otros labios te han besado, /y al besarte te han herido, /tú no sufras como yo…”.
Como también:
“En esta tarde gris”, tango con letra de José María Contursi y música de Mariano Mores, interpretado por Roberto “El Polaco” Goyeneche con la orquesta de Aníbal “Pichuco” Troilo:
“Qué ganas de llorar en esta tarde gris… remordimiento de saber que por mi culpa nunca, nunca, has de volver… “Ven”, triste me decías, “y apiádate de mi dolor”… “Ven, que te quiero tanto, y si no vienes hoy voy a quedar ahogado en llanto. No, no puede ser que viva así, con este amor clavado en mí como una maldición”.
Y también:
“Sombras nada más”, tango con letra de José María Contursi y música de Francisco Lomuto, interpretado por Eduardo Adrián con la orquesta de Francisco Canaro:
“Quisiera abrir lentamente mis venas, mi sangre toda verterla a tus pies, para poderte demostrar que más no puedo amar y, entonces, morir después…Y sin embargo tus ojos azules, azul que tienen del cielo y del mar, viven cerrados para mí…”.
9. EL ESCÁNDALO DE GRICEL, LA DE GRICEL
Un par de años después escribió la letra del tango al que Mariano Mores no dudó en ponerle música: “Gricel” (No te olvides de mí, de tu Gricel, me dijiste al besar el Cristo aquel; y hoy, que vivo enloquecido porque no te olvidé, ni te acuerdas de mí… ¡Gricel! ¡Gricel!):
“Gricel”, 1942, tango con letra de José María Contursi y música de Mariano Mores, interpretado por Roberto “El Polaco” Goyeneche con la orquesta de Atilio Stampone:
El tango “Gricel” se hizo popular y fue un escándalo. La señalaban por la calle diciendo que “Ahí va Gricel, la de Gricel”. En su desengaño ella se casó por lo civil con Jorge Camba y con él tuvo a su hija Susana Jorgelina Camba, pero el divorcio sobrevino por cosas que suelen pasar: Camba se enamoró de Vilma Rabez, que era casada; el esposo de ella le metió a Camba una bala en el pecho, y el matrimonio con Gricel se acabó. Jorge no murió sino que, con la bala alojada en el cuerpo, se llevó a Vilma Rabez a vivir en otro lado; lo que no obstó para que, cuando las cosas se hubieron calmado, la pareja decidiera poner tierra de por medio e irse a vivir en casa de Susana Jorgelina Camba y su novio Oscar Iacobelli, contigua a la de Gricel y, por extraño que parezca, las dos familias se hicieron amigas.
10. EL REENCUENTRO
Mientras tanto, José María enviudó y la noticia de su viudez llegó a Gricel por boca del bandoneonista Ciriaco Ortiz, junto con la noticia de la depresión y alcoholismo de Contursi. Cada uno veía en el otro el amor de su vida, y ella no iba a dejar pasar la oportunidad de ser feliz a su lado, por lo que en 1962 lio bártulos y se fue hacia Buenos Aires a buscarlo. En la emoción del reencuentro dijo él a sus hijas: “Yo no he irrespetado esta casa trayendo aquí a mujeres extrañas, pero ha llegado una mujer muy especial y quiero que ustedes la conozcan. Se trata de Gricel”. Se fueron a vivir en Capilla del Monte, y las hijas viajaban periódicamente a visitarlos. El amor lo había copado con sus hijas que iban y venían entre la capital y la provincia, sintiéndose también en esa como en su propia casa.
Se casaron en 1967, por la Iglesia, en matrimonio celebrado en el pueblo de Gricel y legalizando una situación que las familias habían terminado por aceptar, integrándose amistosamente entre sí y con la pareja de Camba y Rabez que vivía al lado. El reencuentro fue celebrado con una nueva letra de tango a la que Joaquín Mauricio “El Negro” Mora, un argentino que vivió en Colombia y murió en Panamá, le puso música, y cuya única interpretación registrada en la Sociedad Argentina de Intérpretes, Autores y Compositores (SADAIC) es la de Gonzalo Losada. No es un tema muy conocido y lleva por título “Otra vez Gricel”. Dice su letra que “Cómo lastima vernos juntos otra vez… /¿Para qué rememorar /lo que fue nuestro y que no fue /más que una trenza de esperanzas y de engaños /a través de tantos años?... /Hoy mi corazón está vencido /y yo no puedo darte más que olvido… /Sé que para vos /el tono triste de mi voz /es un castigo… /Yo también, sin vos, siento el temor /de no morir con vos, /¡Con vos! /¡Gricel! ¡Gricel!.../Los años pasan, escapando del ayer, /y nos destruyen sin pensar que estamos viejos, /y que somos el espejo /de un desencanto… /Otra vez tengo el celeste de tus ojos y tu piel, /y son mis penas /que te piden que te quedes, /que te quedes para siempre /¡Gricel! ¡Gricel!”.
11. LOS ÚLTIMOS AÑOS
Escribe el cantor Jorge Espósito que al final “La salud física y mental de Contursi se encontraba muy deteriorada”. Tal vez el cantor se refiera a que el cáncer había hecho mella en el organismo de José María que, aunque sólo tenía 61 años de edad cuando murió, hay que tener en cuenta que su padre murió en una casa de reposo, aquejado de locura, y su madre también estaba demente al momento de morir. En vista de eso, Catunga posiblemente ya no tuviera la lucidez de un hombre sano. Sigue diciendo Espósito que “Gricel cuidaba de él como si se tratara de un niño, con un amor absoluto y una dedicación exclusiva”. Cuando Contursi murió en 1972, lo hizo en los brazos de Iacobelli el yerno de Gricel, que estaba de turno en los cuidados del enfermo; y, con lágrimas en los ojos, testimoniaba que Contursi “Murió como él era, como todo un señor”. Los estragos causados en su salud por los excesos de tiempos pasados le habían pasado factura de cobro al príncipe de las noches porteñas. Veintidos años le sobrevivió la amorosa viuda con su recuerdo, y con el tango de “Gricel” rondando en la cabeza; hasta que un derrame cerebral, sumado al debilitamiento causado por una leucemia, le proporcionó el eterno descanso también a ella.
12. GRICEL, LA MUSA INSPIRADORA DEL CATUNGA CONTURSI
Si hacemos cuentas de que Contursi y Gricel se conocieron en 1935, dos años después de él haber escrito la letra de su primer vals en 1933, podemos concluir que ella estuvo presente en su corazón durante todo el tiempo de su prolífica producción, que sólo fue interrumpida por la muerte.
Se sabe que “Cristal”, “Garras”, y “Tabaco”, son letras que Contursi escribió pensando en ella; y tal vez “Quiero verte una vez más”, “Y la perdí”, y “Toda mi vida”, también tengan a Gricel en el trasfondo. Como podría ser que también “Sólo tú”, “Y no puede ser”, “Sombras nada más”, “Al verla pasar”, “La noche que te fuiste”, “Si de mí te has olvidado”, “Cada vez que me recuerdes”, “Han pasado tantos años”, “Junto a tu corazón”, “Sin esperanza”, “Jamás vendrás a mí”, “Has de volver a mí algún día”; se hayan escrito teniéndola a ella en la mente y en el corazón.
13. LOS TANGOS DE GRICEL
A partir del día en que la conoció, fue ella la musa que lo inspiró. Algún analista afirma que de las letras registradas con su autoría, son dieciseis en particular las que se asocian con la mujer que le sacudió sus más íntimas fibras. Yo encuentro más de veinte, pero algún otro posiblemente encontrará más.
Bajo un cielo de estrellas (vals)
Cada vez que me recuerdes
Como aquella princesa
Cristal
Como dos extraños
En esta tarde gris
Garras
Gricel
Junto a tu corazón
La noche que te fuiste
Otra vez Gricel
Quiero verte una vez más
Si de mí te has olvidado
Sin lágrimas
Sombras nada más
Tabaco
Toda mi vida
Tú
Tu piel de jazmín
Verdemar
Y la perdí
“Como dos extraños”, tango con letra de José María Contursi y música de Pedro Laurenz, interpretado por Roberto “El Polaco” Goyeneche:
“Como dos extraños”, que tiene música de Pedro Laurenz, la escribió para su amigo el camarero del cabaret “Marabú”, de una de cuyas cabareteras estaba enamorado pero ella, a punta de pistola, fue rescatada por el esposo abandonado y regresada al seno del hogar, dejando al enamorado camarero sumido en la desolación. Para cuando el hombre la fue a buscar, dispuesto a todo por defender el amor de su vida, la encontró muy cambiada y en ese reencuentro se trataron “Como dos extraños”. La historia es otra, y los protagonistas son otros, pero es una historia que encontró en el alma de Contursi terreno abonado para reflejar con sus palabras un sentimiento que parecía estar representado en un espejo (“Me acobardó la soledad, /y el miedo enorme de morir lejos de ti. /¡Qué ganas tuve de llorar /sintiendo junto a mí /la burla de la realidad!”).
14. SU LIBRO DE POEMAS
Al morir José María en el año de 1972, entre sus papeles se encontró “El chango Carmen”, un inédito libro de literatura y poesía mecanoscrita por él dos años antes (en 1970), que fue publicado por Ediciones Utopías cuarenta años después con prólogo de Rafael Flores Montenegro, quien agradece a Alicia y Amalia el haberle encargado ese prólogo. ¿Qué tanto de Gricel habrá en ese libro? Seguramente mucho, y habrá que leerlo para confirmar esta suposición.
15. JUNTOS HASTA EL FIN, MÁS ALLÁ DE LA MUERTE
Se dice que al corazón no lo manda nadie. Y dicen los campesinos que “lo que es pa´ uno, es pa´ uno”; que “al que le conviene, a la casa le viene”; y que “al que le han de dar le guardan, y si está frío le calientan”. Contursi y Grisel tenían un destino escrito juntos y, ahora se sabe, habían nacido el uno para el otro. Su amor está reflejado en sus canciones, y al Catunga y su Gricel los seguiremos recordando cada que suene una de ellas.
Hasta aquí mi recuento para ustedes de esta historia que tiene un argumento de telenovela acerca de un amor de esos imposibles, que se impuso contra viento y marea y contra las maledicencias del qué dirán, hasta que la muerte los separó; un amor que inspiró un monumento perdurable, a la manera del Taj Mahal de la India, representado en la obra tanguera de un hombre irremisiblemente enamorado: José María Contursi.
16. SOBRE LA VIDA Y OBRA DE JOSÉ MARÍA “EL CATUNGA” CONTURSI
Para conocer sobre la historia de este letrista encuentro interesante el artículo “José María Contursi, Gricel, y sus amores”, publicado el 11 de mayo de 2015 en el Diario Castellanos.net de Argentina:
Así como también la publicación en el blog Contraplano 71, con fecha de enero 6 de 2012, titulada “José María Contursi, variaciones de la ausencia”, conferencia de Gustavo Provitina en la Academia Nacional del Tango de Buenos Aires (Argentina):
Provitina recomienda la biografía “Variaciones de la ausencia”, que sobre la vida de Contursi escribió Horacio Ferrer en su “Libro del tango”.
ORLANDO RAMÍREZ-CASAS (ORCASAS)
Noviembre 21 de 2015
----------------------------------------------------------
.
.
domingo, 2 de agosto de 2015
Las plumas de Gardel y otras tanguerías de Reinaldo Spitaletta
.. .. .. .. .. ..
Las plumas de Gardel y otras tanguerías
de
Reinaldo Spitaletta
Víctor Bustamante
Este libro, Las plumas
de Gardel y otras tanguerías, fue escrito con paciencia, como si poco a
poco, en sus diversas crónicas, su autor fuera adentrándose y develando ese
territorio del tango, y, sobre todo, la presencia en Medellín de ese cantor,
Carlos Gardel, que aun arrasa en el lugar que sea escuchado. Y no es para
menos, el libro interroga pormenores acerca de su paso trágico por la ciudad,
no en vano ausculta su exégesis en mito ciudadano, y a medida que lo vamos devorando
el libro aparecen las diversas maneras de su aceptación en la ciudad, uno de
ellos el testimonio del estudiante Jaime
Rodríguez, que ha palpado su cadáver, y lo ha adecuado para llevarlo al ataúd. Pero
como los mitos permiten las dudas aparece el relato de otro médico que asegura que
ese no era Gardel, por algo específico, faltaron más pruebas. Así prosigue una crónica
narrándonos la fantasía nunca tropical del lugar de nacimiento de Carlitos, del
Inoxidable digo, en Tacuarembó.
Spitaletta interroga las diversas vicisitudes del cantor
argentino en Medellín, la logia de amigos que lo asumieron como su ídolo, los lugares
donde perdura su memoria, sus adeptos a ultranza, por supuesto, que en esa logia,
el autor es uno de ellos, aquel que sirvió como testigo de estas deliciosas crónicas
que nos recuerda como aún existe mucho Gardel en la ciudad.
Cierto, Spitaletta ha trasegado por diversos lugares de la ciudad,
así como ha indagado con los últimos testigos, en primera línea del tango, también
nos ha narrado la búsqueda de aquellos tangos que expresaron a Buenos Aires con
bellas metáforas que sirvieron de pretexto para ir a buscarla allá en el sur.
En esta nota introductoria hemos sido testigos de la aparición
de un libro de tango en Medellín, talvez el más sentido este año. El autor ha
sido acompañado por su gran amigo Memo Ánjel quien le ha servido de partenaire
y a la vez de contrapunto no solo el tango sino en sus diversos libros y
proyectos literarios escritos a dos manos. En este video podemos notar la sapiencia,
el afecto y la presencia del tango en la ciudad en las palabras de Spitaletta.
Es cierto, al morir Gardel en la ciudad, dejó una parte,
hasta el punto en que fue adoptado como nuestro. Spitaletta no ha dejado que alguna parte de
esa historia se pierda.
viernes, 26 de junio de 2015
La caravana de Gardel de Carlos Palau
....
La
caravana de Gardel de Carlos Palau
Víctor Bustamante
Noche del 25 de
junio del 2015, una cita ineludible en el cementerio de San Pedro: al aire
libre de esta noche de verano, intensa por cierto, diagonal a la tumba de Jorge
Isaacs, se presenta la película, La caravana
de Gardel. Hay mucho público, adelante, en primera fila, algunos de los
actores. Carlos Palau habla de su película, exterioriza su talante, así como su
perseverancia por el cine, refiere su agradecimiento a los actores. Fernando
Cruz Kronfly, autor del libro, saluda al público. En la atmósfera hay
curiosidad por empezar la función, sí, no que se abran los telones, que se
apaguen las luces. Nada de eso. Estamos en una verdadera noche y, por fin,
entre las sombras la pantalla indica que ha comenzado la película.
Fernando Cruz había
escrito su libro, La caravana de Gardel,
hacía unos años, los suficientes, para darnos esa justificación de saber cómo y qué había ocurrido con el cadáver del
cantante argentino que luego del accidente aquí, había quedado enterrado a
merced de una ciudad, una de las muchas ciudades que había visitado en sus
extensas giras. Ese día no tenía previsto una actuación en Medellín, sino que
se dirigía a Cali. Ahora por esa extraña elección del destino, dos caleños han recuperado esos momentos. Uno ha escrito el libro, y otro, ha dirigido el filme de ese viaje con los restos mortales
de Gardel. Por supuesto, que ambas versiones difieren. La novela es minuciosa en
el detalle, es precisa, y nos revela esa pregunta acerca de cómo había viajado
Gardel para salir de Colombia, e iniciar ese extenso viaje hacia su país.
La primera respuesta
a esta pregunta nos la había dado Cruz Kronfly en su novela. Por supuesto, que
para escribirla era necesario que fuera un tangófilo redomado que lo llevó por
varias poblaciones del Viejo Caldas a buscar a un arriero ciego, Arturo Rendón,
para que le recaude los avatares del viaje con el arriero de postín: Horacio Franco.
De tal manera no es solo la búsqueda del testigo de ese transporte sino que es
la irrupción de cierto halo de modernidad en el país. Los traganíqueles, el
fonógrafo, el cine, así como la música, el tango que da respuesta a una ciudad, a un país, la música ciudadana y sus remilgos, sus desidias y sus
frustraciones, a los cuales no respondía la música nacional embarcada en otros
temas, apegada a la ruralidad tan ajena en esta época de cambios, junto a la Violencia
que continuaba con sus azares y sus asesinatos. Cruz supo medir y pautar las
diversas leyendas en su novela y darle su tono. Incluso, cuando se refiere a la
caravana recordamos que en una zamba Irusta decía, “carretas que se van en
caravana”, pero no, aquí es solo Gardel llevado hacia la eternidad por
solitarios caminos. No, no es una caravana sino dos transportadores de mercancía
que viajan hacia Buenaventura con el muerto más publicitado en Medellín.
Pero entre una y
otra manera de abordar la narración de este viaje, las palabras y las imágenes.
Aparece algo, lo difícil que es llevar al cine una novela. Ambos son
lenguajes diferentes, de todas maneras hay una aproximación, un amor para
mostrar desde la novela primero esa pregunta, cómo fue llevado Gardel, lo que
fue de Gardel, de sus restos mortales, a través de caminos a lomo de mula, en
autos o berlinas por carreteras incipientes y por la vía férrea, porque, en
este caso, todos estos caminos conducen hasta Buenaventura.
Pero hablemos de
cine, en La caravana de Gardel, Carlos
Palau, da su toque, inicia desde Medellín ese periplo, ambienta una ciudad ahíta
de tango. No sé la razón para haber empezado la película con Milonga Sentimental, a lo mejor por la
escena de baile y por lo pegajosa de su melodía, por que invita y sitúa junto al baile, las escenas de celos y de amor. En el cementerio, ante la
tumba de Gardel, ya se prevé el viaje, cuando antes, Defino asqueante y muy
definido llega a la ciudad, con la manía sobradora del argentino que suele alardear
del ala de su sombrero, y su cometido: llevarse el cuerpo de Gardel a como dé
lugar. Entonces aparecen los matices que da el director de la película: las
eternas viudas de Gardel, fans siempre de negro, para no permitir que se lo lleven, que se sienten traicionadas debido a una razón de peso, Gardel es su amante, su
ídolo, el causante de la presencia del tango en sus vidas. Al final ellas mismas
le hacen una despedida, como si rememoran, a la manera de Truffau, en El amante del amor, arrojándole rosas
rosas, delirios de la pasión, a su ataúd ya como una despedida en lo profundo
de la tierra trema, a ese amante de todas y de ninguna.
La novela, y además,
el filme, responden a esa pregunta no solo generacional, sino presencial acerca de qué
había ocurrido con los restos de Gardel en ese largo viaje. Porque es un
periplo llevar un cadáver por caminos, por carreteras solitarias, caso desusado,
y luego ese viaje a través del canal de Panamá hacia Nueva York en barco para recalar
en Buenos aires. Pero no, aquí Palau sitúa ese país, esa Colombia del 35, austera
con paisajes hermosos pero solitarios donde en cada lugar de descanso, en la
anonimidad de los viajeros, en cada pueblo es notoria la presencia del cantante,
y el amor a ese que se convertiría en icono con una presencia, su muerte en Medellín, ah, y
en los lugares que va, perdón que canta. Y algo inédito, la música como manera
de relacionarse no solo en las cantinas, sino en los matrimonios, en las peleas, y, sobre todo, en los lupanares donde fluye la vida. Así el tango
comienza a ascender porque aquí, en esas cantinas de baja estofa, comienzan
estas melodías su camino ascendente hasta instalarse, como ahora, en la
perennidad del recuerdo. Por eso, algunas de ellas, putillas municipales, al
enterarse de que Gardel va en la berlina, lo bajan para realizarle un homenaje.
Y lo inusitado es que en el país de las ceremonias religiosas viaje el ídolo con
todo el peso del vacío, nunca de lo sagrado, que se consideraba la muerte
como fue posible presenciarla en el el funeral en uno de los noticieros de los
hermanos Acevedo cuando lo entierran en Medellín.
En el trascurso de
este viaje, porque la película trata de las peripecias del viaje, con dos
testigos, Dionisio y Tiberio, con sus dudas y certezas, además de llevarse un
verdadero ídolo de multitudes por el corazón de esa región, profunda y
violenta, del país, con ese temor que aparece de que sea robado el cadáver, como en
efecto sucedió una vez. Dos tangófilos raptores, díscolos, de una manera ingenua
lo entregan, luego de haber tendido una emboscada matrimonial. Entonces, uno
cree que van a impedir que el cantante realice el viaje. Hay un contrapunto entre
la muerte presente en el cantante, y los dos encargados de trasportarlo que son
disolutos, bebedores y mujeriegos que caen con una facilidad inusitada en las
trampas que les ha tendido el deseo, lejos de la maldición de Schopenhauer, sino
también del azar, el licor y el cadáver inerme en su ataúd que sin poderlo ver
es el verdadero protagonista del filme. Sabemos que va ahí en la parte de atrás
de la berlina. Algunos parroquianos indagan quién viaja en el ataúd. La
respuesta es nada menos que una imagen de un santo. Ellos viajan con un secreto
pero ese secreto es traicionado por ellos mismos.
Hay una ceremonia febril
y sentida, homenaje último, al cantante. En un culto de negros le cantan
sus spirituals como un manera de tenerlo sin llanto sino con mesura, amor y alegría,
luego de una noche en que los dos transportadores y ligadores abandonan a sus
bella negras, putillas de puerto, sin spirituals, y salen corriendo a mirar
como el barco se va con el catafalco de Gardel cobijado por una bandera para él
extranjera, hacia el mar, hacia el recuerdo que es la eternidad presente.
Buenaventura le da su despedida con una suerte de candombe que se roza con el
tango.
Hay unas palabras,
olvidadas por Gardel, a manera de coda, una mujer, le indica en Bogotá una
anoche antes de su partida que había soñado con él y lo había visto envuelto en
llamas, pero Gardel que no sabía nada de Freud, ni los significados de los
sueños, menos de presagios, de todas maneras viajó.
Cierto, Palau
controla y matiza las escenas, pero el espectador, a pesar de las chicas bellas,
del borracho ensangrentado luego de un duelo nunca del mayoral, vociferando que
él se muere es cuando quiere, cuando le dé la gana, de los tangos, del auto que
va con el ataúd, sabemos que el verdadero protagonista que nunca vemos es
Gardel, ahí en el ataúd, todo un tabú. Es como La carta robada de Poe, nadie la ve a pesar de estar en la mesa.
Ya sabemos que Carlitos, como le dicen sus amigos, murió como un mártir envuelto por las llamas, como quedó su cadáver, las pertenencias que lo identificaban, las plumas que volaban de sus hombreras. Y a pesar del accidente, ha quedado su rostro bello, su risa perfecta que nunca muere; pero si, él ha muerto, y viaja en el ataúd como el verdadero protagonista de la película que no vemos, que no, no podemos verlo porque el último rostro de la muerte es el rastro que no queremos saber cómo ha sido. Él lo presagió, “¡Por qué sus alas tan cruel quemó la vida! / ¡Por qué esta mueca siniestra de la suerte!
Ya sabemos que Carlitos, como le dicen sus amigos, murió como un mártir envuelto por las llamas, como quedó su cadáver, las pertenencias que lo identificaban, las plumas que volaban de sus hombreras. Y a pesar del accidente, ha quedado su rostro bello, su risa perfecta que nunca muere; pero si, él ha muerto, y viaja en el ataúd como el verdadero protagonista de la película que no vemos, que no, no podemos verlo porque el último rostro de la muerte es el rastro que no queremos saber cómo ha sido. Él lo presagió, “¡Por qué sus alas tan cruel quemó la vida! / ¡Por qué esta mueca siniestra de la suerte!
Cierto, Gardel para sus
viudas, para su seguidores cada día cantará mejor, y se verá más bello, y más Inoxidable, como le dice Cortázar, así la muerte lo haya poseído a través del fuego
purificador.
Así La caravana de Gardel de Palau.
Así La caravana de Gardel de Palau.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)