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Fotos de Oscar Zapata
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Balance tanguero
Se cumplió otra versión del festival de tango de
Medellín, certamen organizado cada año por el mes de junio para rememorar la
muerte trágica de Carlos Gardel, y en honor a la verdad hay que decir que esta
vez en la parte artística una sola agrupación lo rescató de la mediocridad que
ha sido su constante.
Nos referimos a la orquesta uruguaya de Nelson Alberti,
integrada por diez músicos y tres cantores – Jorge Laguzzi, Víctor Salas y
Ricardo Duart – quienes interpretan al mismo ritmo del inmortal Juan D’
Arienzo, traída a la ciudad en un esfuerzo conjunto de los organizadores del
festival y del empresario del Patio del Tango, Luis Guillermo Roldán.
Agrupación que puede catalogarse como la mejor que en
materia tanguera haya actuado en Medellín en los últimos 30 años, y cuyas
actuaciones justificaron – ellas solas – la realización del festival en este
2012.
Deplorable que tanto en el Teatro de la Universidad de
Medellín donde compartió con el Quinteto Avellaneda y los vocalistas Luis
Correa y Jorge Guillermo, y en su última actuación de despedida, quienes
fungían de animadores (?) no hubieran estado a la altura que ameritaba el
espectáculo.
En el teatro universitario estuvieron en fuera de
lugar unas declamaciones que nada tenían que hacer allí, y sobre todo, además
de equivocaciones imperdonables, inventar ante un público conocedor historias
falsas, como esa del romance sostenido por Celedonio Flores y Azucena Maizani.
También en la última actuación de la brillante
orquesta de Alberti, la animación y la producción de Telemedellín no fueron las
que se necesitaban. Hubo desconocimiento absoluto de lo que se animaba y una
persona que ilustrara con suficiencia acerca de los temas que iban a
interpretarse.
En la parte técnica se mantuvo por mucho tiempo al
aire una música de fondo en los intervalos de actuación de la orquesta, y al
fondo una pantalla gigante que distraía al televidente con imágenes que nada
tenían que ver con el espectáculo central.
Estas fallas, sin embargo, no alcanzaron a empañar las
estupendas presentaciones de la orquesta uruguaya de Nelson Alberti, la cual
suscribió tarjeta de invitación para futuras presentaciones en esta ciudad, que
reconoció sin avaricia su calidad y sobre todo esas esencia tanguera que tanta
falta estaba haciendo.
Otra falla fue haber desaprovechado la presencia del
Quinteto Real –una sola actuación y pare de contar – cuando en realidad se
trata de un conjunto excepcional, además vinculado en forma simbólica a ese
monstruo que es Horacio Salgán, uno de los cuatro o cinco pianistas más grandes
del tango en toda su historia.
En la parte académica se tuvo una vez más la presencia
invaluable del escritor, poeta e investigador Ricardo Ostuni, quien con su
vasto conocimiento dictó conferencias en la Biblioteca Pública Piloto y la
biblioteca “Marco Fidel Suárez”, de Bello, confirmando una vez más que en estos
menesteres culturales referidos al tango es figura de primerísimo nivel.
Siendo todas sus disertaciones excelentes, resultó
magistral la de la Biblioteca Pública Piloto dedicada a la poesía culta en el
tango, un delicioso recorrido en el que entremezcló citas y anécdotas de
Baudelaire, Verlaine y Rimbaud, por ejemplo, con Santos Discépolo, Homero
Expósito y Francisco García Jiménez, sin omitir al legendario y cenital poeta
argentino Evaristo Carriego.
El festival de este año, cuyos organizadores volvieron
a caer en el error monumental de traer conjuntos depredadores del tango y en
seguir privilegiando el baile sobre los músicos y cantores, se justificó en lo
artístico y realmente tanguero por la orquesta de Nelson Alberti, El Quinteto
Real, El Quinteto Avellaneda, con sus vocalistas Laura del Río, Luis Correa y
Jorge Guillermo, y por Ricardo Ostuni en el aspecto académico y cultural.
EL MUNDO Medellín Martes 10 de Julio de 2012