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Alonso Galdini |
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Fabio del Castillo y Alonso Galdini |
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Fabio del Castillo y Alonso Galdini |
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Babel
Edgardo Cozarinsky
“No le impongas límites a tus sueños”, le dijo Nenea Costea a su sobrino Jean Negulescu cuando lo recibió en París, apenas salido de la adolescencia, recién llegado de Bucarest después de la Primera Guerra Mundial.
El joven se quería artista y muy pronto frecuentó a Modigliani, a Brancusi y a Pascin. La necesidad de ganarse la vida de manera no demasiado desagradable lo llevó a principios de los años 20 a Niza y al hotel Negresco, el palace de la Riviera, donde su mirada melancólica y su talento para el tango lo impusieron como gigolo-dansant. Sus funciones se limitaban a sacar a bailar a ricas señoras maduras, generalmente bajo la mirada aprobatoria de los maridos, a la hora del té. Las propinas eran generosas y entregadas con elegancia.
El
director del salón del Negresco le aconsejó al joven que guardara en el bolsillo
del pantalón la llave de su casilla del vestuario, cuya pesa metálica prometía
una forma viril considerable. Se solía bailar a una distancia respetuosa pero
el volumen visible y algún roce ocasional produjeron el efecto buscado: las señoras
solo querían bailar el tango con el joven rumano.
Años
más tarde, Jean (ahora Negulesco) hizo carrera como director en Hollywood e iba
a dirigir a bellezas célebres: Hedy Lamarr y Marilyn Monroe.
Su último film lo llevó de vuelta a Niza en 1970. Hospedado en una suite del Negresco, se le ocurrió un día contarle al director del hotel sus recuerdos de juventud; su interlocutor no se impresionó: “Ahora le paga el hotel la Fox… Una vez gigoló, siempre gigoló”.
.. .. ..
Crisantemos dorados,
1937,
( Letra y música de Zbigniew Maciejowski. (Roberto Aster)
Hermosos
crisantemos de oro puro.
Esperaron
en la exposición todos los días.
Enviando
tu anhelo al espacio
Desde
la mañana hasta la tarde sombra.
Y
alguien vino tan tristemente pensativo.
Que
tenía cristales de lágrimas plateadas en los ojos.
Y en
una mañana de otoño llorando
La
espera por los crisantemos ha llegado a su fin
Crisantemos
dorados
En un
jarrón de cristal
Están
parados en el piano.
Calmar
la tristeza y el dolor
A
través de lágrimas plateadas y brumosas
les
extiendo mis manos
Susurrar
una frase una y otra vez
¿Por
qué te fuiste?
Nada me
hace feliz hoy
Cuando
los sueños terminaron
¿Quién
sanará mi corazón?
Y se
secará las lágrimas de sus ojos.
Crisantemos
dorados
Sonríeme
Tal vez
entre viejos recuerdos
El
arrepentimiento se perderá
…
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Zbigniew Maciejowski |
Fue un talentoso compositor y letrista polaco que dejó una huella significativa en la música, especialmente durante el período de entreguerras. Era un artista multifacético que tanto componía música como escribía letras. Su obra abarcaba diversos géneros, aunque se destacó particularmente en la música popular. Una de sus canciones más famosas, "Chryzantemy złociste" (Crisantemos dorados), compuesta en 1938, se convirtió en un gran éxito.
Utilizaba
el pseudónimo "Robert Aster". Estudió economía en la Wyższa Szkoła
Handlowa (Escuela Superior de Comercio) en Varsovia, pero su verdadera pasión
era la música y la escritura.
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Janusz Popławski |
Janusz
Popławski
Crisantemos
dorados lo canta Janusz Popławski, cantor de ópera, opereta y cine Popławski, además
canta la Habanera del film Gilda, con Rita Hayworth.
En
1939 cuando ocurre la invasión alemana. Muchos artistas fueron fusilados sin más
trámite. El personal de Syrena-Electro fue fusilado o enviado a campos de concentración.
Muchos judíos fueron encarcelados en el gueto donde continuaron actuando hasta
que más tarde se les asesinó. Entre estos se incluyen a Andrzej Włast, Henryk
Szpilman y Artur Gold, de quien se ha dicho que fue obligado a actuar para los
nazis vestido de payaso.