domingo, 13 de julio de 2014

Centenario de Anibal Troilo en Medellín


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Centenario de Aníbal Troilo de Medellín

Medellín también rinde homenaje al bandoneón mayor de Buenos Aires, Aníbal “Pichuco” Troilo (1914-1975), figura fundamental del tango, de quien se cumplió este viernes 12 de julio el centenario de su nacimiento.

Desde las cinco de la tarde, en Versalles de Junín, el día 12 de julio, Aníbal Troilo, fue recordado con un conversatorio entre José “Chepe” Rúa y Jaime Jaramillo Panesso. Además el bandoneonista colombiano Marco Quiróz, junto a Edwin Amariles, nos recordaron la música de Troilo. Jaime Osorio presentó algunos videos que hacen presencia de Troilo en el mundo del tango, tambien dirigió y realizó la producción.

Pichuco, apodo que le puso su padre y que es un derivado de la palabra “picciuso”, que en napolitano significa “llorón”, compuso la música de más de 50 tangos, entre los que se destacan “Sur”, “Che, bandoneón” y “Pa’ que bailen los muchachos”.

Troilo es considerado uno de los fundamentales del tango, junto a Gardel y Astor Piazzolla.

“Antes de ponerme el fuelle en las rodillas, me ponía la almohada de la cama. Hasta que un día fuimos a un ‘pícnic’ al que habían llevado a dos bandoneonistas y, cuando se fueron a comer, agarré un bandoneón y me lo puse en las rodillas. Esa fue la primera vez. Yo tendría nueve años”, confesó en alguna oportunidad Troilo.

Pichuco trabajó junto a José María Contursi (“Mi tango triste”), Enrique Cadícamo (“Garúa”), Cátulo Castillo (“El último farol”) y Homero Manzi (“Barrio de tango”), a quien lo unía una gran amistad.

Con este evento Versalles regresa al tango, y el centro de Medellín recobra la presencia de la vida del tango.


A don Leonardo Nieto y a los asistentes muchísimas gracias.













En la Casa Gardeliana



En la Casa Gardeliana. 

Darío Ruiz, Orlando Mora, Oscar Jaramillo..

Hugo del Carril




Hugo del Carril

domingo, 6 de julio de 2014

Gloomy sunday / Triste domingo / Szomorú Vasárnap / Víctor Bustamante




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Gloomy Sunday / Triste domingo / Szomorú Vasárnap

Víctor Bustamante

La manera en que se conocen las canciones tiene su historia. Un amigo de bachillerato, Luis Alfonso Calle, faltaba los lunes al colegio; la razón se iba a escuchar melodías a Tango Bar, o por los lados de La Variante, y allí se clavaba a beber y a vivir su spleen. A lo mejor los tangos le recordaban instantes de melancolía, justificaciones del savoir vivre o simplemente lo atrapaba la música. En los eventos culturales del colegio cantaba Triste Domingo. Y no era para menos, su madre, Mariela Rojo, en tiempos anteriores de estudio también era quien cantaba tangos en la escuela durante las diversas presentaciones culturales.
Triste domingo es un vals, colado en lugares para tangos. Muchas veces confundo algún vals con uno de estos, es decir lo asimilo y me gusta escucharlos a pesar de su tono suave Llegué a pensar que era de origen argentino en la versión escuchada en los bares del pueblo, Barbosa, y luego en los diversos cafés de tango en Medellín, siempre lo relacionaba con Agustín Magaldi. Su tono es muy sentimental y comienza con guitarras y luego los violines, y esa voz que le imprime y nos desgarra con una melancolía severa. La canción cuenta una historia de amor imposible donde la sugerencia de la muerte ha cortado la pasividad y posibilidad de un encuentro.
Para algunos críticos musicales no es un tango sino un vals, o un "Adagio triste", ya que no figura el 2 por 4 por ningún lado.
La primera versión al español aparece con el título de Domingo Triste, cuyos autores fueron: José L. Andrioni, Sam Lewis, László Jávor, Seress. Grabada en 1936 por Agustín Magaldi. Esta enumeración de letristas se debe a que ha sido reelaborada desde la letra inicial de Seress y cada uno da su versión, apartándose totalmente de la apocalíptica letra original. László Javor es quien le da ese tono elegíaco que sufrirá variaciones en las posteriores versiones que harán los demás letristas apegados a la melodía del original de Rezső Seress . Estos compositores se referirán a una historia de amor imposible donde la muerta ronda de una manera inflexible.
En Latino-américa se impuso las versión de Magaldi y un poco menos la de Mercedes Simone; ambas tomadas y reelaboradas a partir de la versión de Sam Lewis.
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TRISTE DOMINGO
(Canta Agustín Magaldi)

     Recitado:
Triste domingo,
triste domingo con cien flores blancas,
murmura el amante,
que vivió esperando,
su cita galante.
Más fue vana espera,
soñada quimera.

Cantado:
Triste domingo con cien flores blancas,
te esperé, amada, lleno de emoción.
Más a la cita tan solo el recuerdo,
trajo en sus alas la desilusión.

Sin tu cariño mi pena es la pena,
bebo mi llanto y no se consuela,
mi corazón.

Recitado:
Y así al pobre amante dobló el desconsuelo,
y hoy clama a su amada con llanto de duelo,
truncada su suerte en flores de muerte.

Cantado:
Este domingo no faltes amada,
con otras flores volveré a esperar,
con muchas flores las manos unidas,
sobre mi pecho y una cruz detrás.

Y si mis ojos muy fijos te miran,
tú nada temas que mi despedida,
te quieren dar.
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Triste Domingo: también fue cantado por Mercedes Simone con su registro de mezzo-soprano. Ella grabó este vals con el trío de Piana-Garza-Kohan en 1937. Esta canción, en sus créditos, tiene música de Rezső Seress y letra de Francisco Gorrindo y László Jávor.

Versión de Francisco Gorrindo:

TRISTE DOMINGO
(Canta Mercedes Simone)

“Triste domingo, con cien flores blancas”
Y ornado el altar de mi loca ilusión
Donde mi alma se ha ido a postrar
Mientras mi boca llamándote está
Muere en mis sueños ocasos de hastío
Cansados de espera y de soledad

¡Triste domingo!

Tú no comprendes la angustia terrible
De estar esperando, sin verte, llegar
¡Vuelen tus pasos que debo marchar!
No ves que muero con mi loco afán
Quiero que seas la blanca y piadosa
Mortaja que cubra mi hora final

¡Triste destino!

Querido
Junto a mi ataúd que circundan muchas flores
Aguarda mi confesión un sacerdote
Y a él le digo:
Lo quiero, lo espero.

No temas nada si encuentras mis ojos
Sin vida y abiertos y esperándote
Tus manos son quien los deben cerrar
Y acaso entonces yo habré muerto en paz
Siento un doblar de campanas, que
Lúgubremente sus voces me ordenan marchar

¡Triste domingo!
¡Vuela mi vida tu paso querido
Que llega la hora que debo partir!
Quiero tenerte en mi viaje final
Y algo me dice que no llegarás
Triste domingo visítame amado
Que ahora en mi tumba yo te he de esperar

¡He de esperar!
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Triste Domingo como se tradujo al español, o Domingo sombrío según se traduzca de Gloomy Sunday llegó a Estados Unidos en 1936 y, debido a una intensa campaña de publicidad, empezó a ser llamada La canción húngara del suicido. Había la creencia de que tenía el poder de hipnotizar a los amantes desolados, que tras escucharla se precipitaban hacia la ventana abierta que tuvieran más cerca.
Tanto Sam M. Lewis como Desmond Carter tradujeron la canción al inglés del original de su autor Rezső Seress. La versión de Sam Lewis fue interpretada en 1936 por Hal Kemp y su orquesta y más tarde por Artie Shaw y Billie Holiday. Hildegarde utilizó la versión de Desmond Carter. La notoriedad de Gloomy Sunday aumentó tras la interpretación de Billie Holiday en 1941. Su interpretación convirtió la letra de Lewis en la versión de referencia para posteriores intérpretes. Intentando aligerar el tono pesimista, se añadió una tercera estrofa en la versión de Billie Holiday, dándole a la canción un tono de ensoñación (empezando con "Dreaming, I was only dreaming"). Paul Robeson (1936), Diamanda Galás (1992) y Björk usaron la letra de Carter para sus versiones.
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Versión original del húngaro, al ingles y al español Su traducción al español sería:


GLOOMY SUNDAY

«Gloomy Sunday with a hundred white flowers
I was waiting for you my dearest with a prayer
A Sunday morning, chasing after my dreams
The carriage of my sorrow returned to me without you
It is since then that my Sundays have been forever sad
Tears my only drink, the sorrow my bread...
Gloomy Sunday
This last Sunday, my darling please come to me
There'll be a priest, a coffin, a catafalque and a winding-sheet
There'll be flowers for you, flowers and a coffin
Under the blossoming trees it will be my last journey
My eyes will be open, so that I could see you for a last time
Don't be afraid of my eyes, I'm blessing you even in my death...
The last Sunday»



DOMINGO SOMBRÍO

Gloomy Sunday con un centenar de flores blancas
que estaba esperando por ti mi querida con una oración
Un domingo por la mañana, persiguiendo mis sueños
El carro de mi dolor me fue devuelto sin ti
Es desde entonces que mis domingos han sido siempre tristes
Lágrimas mi única bebida, el dolor de mi pan ...
Gloomy Sunday
Este domingo pasado, mi amor por favor, ven a mí
Habrá un sacerdote, un ataúd, un catafalco y un sudario
Habrá flores para ti, flores y un ataúd
 Bajo los árboles en flor que será mi último viaje
Mis ojos estarán abiertos, de modo que yo pudiera ver por última vez
No tenga miedo de mis ojos, estoy bendiciendo incluso en mi muerte...
 El último domingo


László Jávor, Traducción literal al inglés
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GLOOMY   SUNDAY
Desmond   Carter   lyrics

Sadly one Sunday I waited and waited
With flowers in my arms for the dream I'd created
I waited 'til dreams, like my heart, were all broken
The flowers were all dead and the words were unspoken
The grief that I knew was beyond all consoling
The beat of my heart was a bell that was tolling

Saddest of Sundays

Then came a Sunday when you came to find me
They bore me to church and I left you behind me
My eyes could not see one I wanted to love me
The earth and the flowers are forever above me
The bell tolled for me and the wind whispered, "Never!"
But you I have loved and I bless you forever

Last of all Sundays
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Traducción de la versión de Desmon Carter

Tristemente un domingo esperé y esperé
Con flores en mis brazos para el sueño que había creado
Esperé 'hasta los sueños, como mi corazón, estaban rotas
Las flores estaban todas muertas y las palabras eran tácitas
El dolor que yo sabía que era más allá de toda consolación
El latido de mi corazón era una campana que era de peaje

Lo más triste de los domingos

Luego vino un domingo cuando viniste a buscarme
Ellos me llevaron a la iglesia y te dejan tras de mí
Mis ojos no podían ver que yo quería que me ame
La tierra y las flores son siempre por encima de mí
La campana sonó para mí y el viento le susurró: "¡Nunca!"
Pero tú me has amado y te bendiga para siempre

Último de todos los domingos
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Szomorú Vasárnap, en inglés Gloomy Sunday, en español Triste Domingo, fue compuesta por el pianista húngaro Rezső Seress en 1933. Sin embargo, en la versión que llegó a publicarse ese mismo año, la impresionante desesperación y aflicción de la letra original de Seress fue reemplazada por la melancólica letra del poeta húngaro László Jávor. Fue esta la versión la que hizo nacer la leyenda de suicidios en Hungría, en Estados Unidos y en países como Inglaterra, Italia o Alemania. Romántica, melancólica y vinculada a la muerte, refiere la historia de un amante que pierde a su gran amor y plantea unirse a él en la muerte. La versión de Sam M. Lewis, es intensa y poética, capaz de inspirar pensamientos suicidas en quien estuviese sumido en la depresión o tuviese una propensión innata al suicidio. No obstante la gran cantidad de muertes a las que se asoció es algo que despertó y aún despierta el asombro y la duda que continúan alimentando la leyenda de ésta canción que fue prohibida en emisoras estadounidenses y húngaras, que inspiró investigaciones parapsicológicas en Francia y que fue incluso prohibida por la BBC de Londres.
Rezső Seress, en 1968, se suicidó saltando de una ventana de su apartamento en Budapest. En su obituario el The New York Times no solo insiste en la evidente notoriedad de su composición, sino que añade:
Budapest, 13 de enero. Rezső Seress, cuya exitosa canción de estilo fúnebre, Gloomy Sunday, fue culpada de haber desencadenado una ola de suicidios durante los años 30, ha puesto fin a su propia vida suicidándose.
Las autoridades revelaron hoy que Seress saltó de una ventana de su pequeño departamento el pasado domingo, poco tiempo después de su sexagésimo noveno cumpleaños.
La década de los años 30 estuvo marcada por una severa depresión económica y por la agitación que provocó la Segunda Guerra Mundial. La melancólica canción escrita por  Seress, con letra de su amigo László Jávor, un poeta, declara: «Mi corazón y yo hemos decidido terminarlo todo». Fue culpada de haber provocado un incremento en el número de suicidios, y las autoridades húngaras la prohibieron finalmente. En Norteamérica, donde Paul Robeson introdujo una versión en inglés, algunas emisoras de radio y clubes nocturnos la vetaron.
Seress se quejó de que el éxito de Gloomy Sunday en realidad había hecho aumentar su infelicidad, porque sabía que nunca sería capaz de componer otro éxito igual.

Algunos artistas que han grabado esta canción:

Hal Kemp y su orquesta, Paul Whiteman y su orquesta, Artie Shaw y su orquesta, Billie Holiday, Lydia Lunch, Elvis Costello, Los Asociados, Marianne Faithfull, Carol Kidd, Sinéad O'Connor, Gitane Demone, Sarah McLachlan, Björk, Heather Nova, Sarah Brightman, Portishead.


Llegar de esta manera a Domingo Triste, a sus diversas variaciones y a sus numerosas leyendas, es buscar el origen de una canción que ha resistido el paso del tiempo y que causa curiosidad debido a su melancolía, así como a las leyendas posteriores que han surgido con los diversos suicidios que se le atribuyen. No sé si la idea, tantas veces, recurrente acerca de que las personas se suicidan en los días domingos tengan que ver con esta canción, ya que hay estadísticas que demuestran que este día es propicio para llevarlo a cabo.

Versión original:


DOMINGO SOMBRÍO
Seress Rezső

Es otoño y las hojas están cayendo 
Todo el amor ha muerto en la tierra 
El viento llora con lágrimas tristes 
Mi corazón nunca la esperanza de una nueva primavera de nuevo 
mis lágrimas y mis penas son todos en vano 
La gente es cruel, codiciosa y malvada ... 
El amor ha muerto! 
El mundo ha llegado a su fin, la esperanza ha dejado de tener un significado 
Ciudades y están siendo expulsados, metralla está haciendo música 
Meadows son de color rojo con la sangre humana
Hay gente muerta en las calles de todo el mundo voy a decir una oración silenciosa :
 Las personas son pecadores, el Señor, que comete errores... 
Todo el mundo se ha acabado!
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SZOMORÚ   VASÁRNAP
Seress Rezső

Ősz van és peregnek a sárgult levelek
Meghalt a földön az emberi szeretet
Bánatos könnyekkel zokog az öszi szél
Szívem már új tavaszt nem vár és nem remél
Hiába sírok és hiába szenvedek
Szívtelen rosszak és kapzsik az emberek...

Meghalt a szeretet!

Vége a világnak, vége a reménynek
Városok pusztulnak, srapnelek zenélnek
Emberek vérétől piros a tarka rét
Halottak fekszenek az úton szerteszét
Még egyszer elmondom csendben az imámat:
Uram, az emberek gyarlók és hibáznak...

Vége a világnak!
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Noticia de varios suicidios debido a Gloomy Sunday

Estos eventos asociados a la canción, llevan a convertirla en una leyenda, pero al mismo tiempo a mancharla de un aspecto de maldición. Me recuerda la cadena de suicidios que originó en Europa la lectura de Werther de Goethe cuando se publicó.
En febrero de 1936, la Policía de Budapest investigaba el suicidio de un zapatero Joseph Keller. Lo curioso es que este había dejado una nota en que citaba Gloomy Sunday. Tras el evento anterior, diecisiete personas se quitaron la vida. En cada caso, Gloomy Sunday estaba estrechamente relacionada con las circunstancias que rodearon estos suicidios, en los que se incluyen dos personas que se dispararon ellos mismos mientras escuchaban una banda de gitanos tocando la melodía. Otros se ahogaron en el Danubio mientras aferraban la partitura de Gloomy Sunday. Un habitué al salir de una discoteca se voló los sesos después de haber solicitado a la banda tocar La canción Suicida.
La Policía de Budapest decidió prohibir la canción. Pero en Berlín reapareció ese destino trágico, ya que un joven comerciante se ahorcó, a su lado yacía una copia de Gloomy Sunday. En Nueva York, un mecanógrafo al suicidarse dejó una petición de que Gloomy Sunday se debía ejecutar en su funeral.
Se afirma que los romances rotos son las causas de estos suicidios. Sin embargo, esto es discutible. Por ejemplo, un hombre saltó a su muerte desde una ventana del séptimo piso, se lamenta de un Gloomy Sunday. Él tenía más de 80 años de edad. En contraste con esto, una niña de 14 años se ahogó mientras que agarra una copia de "La Canción del Suicidio". También en esta cadena de coincidencias es evidente y curioso el caso de un mensajero en Roma, que, después de haber oído a un mendigo tararear la melodía, estacionó su bicicleta, se acercó al mendigo, le dio todo su dinero, y luego se arrojó en las aguas de un puente cercano.
Rezső Seress, estaba tan desconcertado por su melodía como el resto del mundo. Aunque él escribió la canción sobre la ruptura de su propio romance, nunca imaginó los resultados que seguirían.
Al principio tuvo dificultades para conseguir que alguien publicara la canción. Un editor le dijo: "No es que la canción sea triste, hay una especie de desesperación terrible y convincente al respecto. No creo que le haría ningún bien a nadie para escuchar una canción como esa."
Cuando Seress logró que su canción fuera publicada y a la semana siguiente se convirtió en un éxito, contactó a su ex-amante e hizo planes para volver. Al día siguiente ella se quitó la vida al ingerir veneno. A su lado había una hoja de papel que contenía dos palabras escritas: Gloomy Sunday.
Cuando se le preguntó a lo que tenía en mente cuando escribió la canción, Seress respondió: "Estoy en medio de este éxito mortal como un hombre acusado. Esta fama fatal me duele. Lloré todas las decepciones de mi corazón en esta canción, y parece que otros con sentimientos como los míos han encontrado su propio dolor en ella".
Como pasaban los meses y la fogosidad y los suicidios se apaciguaron, la BBC acordó liberar Gloomy Sunday de su prohibición, y solo trasmitir la versión en forma instrumental. Pero ocurrió un evento trágico cuando un policía de Londres fue alertado sobre el caso curioso de una melodía que se repetía sin parar durante varios días en un apartamento. Al entrar encontraron un fonógrafo automático reproduciendo la melodía. Junto a él había una mujer, muerta por sobredosis de barbitúricos. Fue este incidente que llevó a la BBC para volver a imponer la prohibición de dicha melodía.
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Esta noche de sábado, en que ha perdido la Selección Colombia en Brasil me dispongo, en la casa de una amiga, Maru, a ver una película elegida entre cinco cds, La leyenda de una canción. Cuando comienza leo el título original Gloomy Sunday. Por una coincidencia se instala de nuevo la necesidad de averiguar el origen de esta canción. Pero así es el azar, nos presenta lo que inconscientemente buscamos y aplazamos de alguna manera. Un músico en el restaurante toca la melodía, caigo en cuenta que se trata de Triste Domingo. No sabía la existencia de esta película de Rolf Schübel. Sé que desde este momento amo esa ciudad, Budapest, que sirve de trasfondo a ese vals y acompaña la relación, el menage a trois, entre el compositor de la música, Andras, y del dueño del restaurante Lázló Szabó y su amante Ilona. Un trío feliz, inusual y comprensivo. Pero esa felicidad se vería truncada al aparecer otro enamorado de Ilona, el alemán Hans Wieck. En el cumpleaños de Ilona Lázló le regala una hebilla, Wiekc una foto que le ha tomado con su Leica y Andras, el compositor, la partitura de Gloomy Sunday.  Luego Wiekc, muy ebrio, decide arrojarse al Danubio pero Lázló lo salva y agradecido promete su amistad, pero cuando este se convierte en un coronel nazi y regresa al restaurante en Budapest lo deporta a los campos de exterminio para apoderarse con mentiras no solo de Ilona, sino chantajear a los judíos para no ser deportados o enviados a la muerte. La venganza Wieck, mantenida en su interior hacia Lázló, termina enviándolo a la muerte en los trenes que van a los campos de concentración. Antes de había suicidado Andras, pero la venganza es dulce y necesaria, al regresar Wieck como un ejecutivo, con la imagen de benefactor, al restaurante muchos después a celebrar sus 80 años. Ilona, ya en su vejez, en el restaurante dejado por Lázló lo reconoce y en su bebida le da  una poción de veneno mientras suenan los acordes de Gloomy Sunday, y así  establece el equilibro al espectador, con la traición, los sueños, el amor y la muerte y, por supuesto, con el buen al cine.
En conclusión, Gloomy Sunday aún nos conmueve y ya es un clásico de la música, sus diversas versiones lo atestiguan. Y esta hermosa película nos ubica el destino de su creador y el ámbito que le tocó vivir.