DE GARDEL A PIAZZOLLA
John Harold Dávila
Saliendo del metro más exactamente de la estación Parque Berrio, me topaba en los pedestales de publicidad con unos carteles grandes que rezaban de Gardel a Piazzolla pase de largo, nada me enamoraba, esta rutina de la nada copaba mi capacidad de ocio y las ganas de saber que anunciaban. Luego veía afiches por doquier…Gardel…Piazzolla…
Argentinos los dos, amado ciegamente uno, cuestionado el otro. Clásico uno que muere joven, joven el otro que muere clásico. Gardel canto al mundo sus melodías al tango inmortalizándose y Piazzolla internacionalizó el sonido del tango abrochándolo al gusto generalizado que existió en todo el mundo en una época por el jazz. Exigentes los dos, desde niños soñando con la música y llegando a ser parte del arte en este siglo veinte de cambalaches y sorpresas políticas y culturales que han marcado la historia de los hombres, bastaron menos de cien años para decir que el tango es patrimonio melódico y rítmico de la humanidad, pero ante todo de los argentinos.
Por curiosidad, asistimos al teatro buscando escuchar lo que los amantes del tango se traían entre manos montando este espectáculo, lo hacían por amor? lo hacían por ego? lo hacían por mantener activa la gente del tango y acercar a la juventud musical de Medellín a este género? Sin dudas de todo había en estas ganas de hacer tango.
El lugar estaba dispuesto, nos recibían flores y unos bailarines de tango esculpidos en bronce y de carne y hueso, dispuestos a danzarte en todos los ángulos. En unos caballetes, oleos alegóricos al mundo de la noche, al mundo del lunfardo; ah! Y me encuentro los que siempre me impactan, los del maestro Horacio Arbeláez, que logra capturar la esencia de la nostalgia de la calle que acoge al solitario, a los enamorados, con la luz del poste que delata la garúa que se desprende de la gran oscuridad del cielo en las noches de este Medellín de Aburra. Tomamos un café. Sonó el tercer timbre y a la sala. Traía mucha expectativa, consideraba un riesgo aseverar que la historia del tango estaba cercada por estos dos apellidos. Suena la música, se habré el telón, los chorros de luces sobre la tarima bañaban los músicos, la mayoría jóvenes de las nuevas orquestas de los diferentes programas de música al alcance de las clases populares que no pueden acceder al adiestramiento musical que se comienzan a consolidar en la ciudad, verlos, sentir y escuchar la nueva camada de músicos que se vienen en hora buena para el crecimiento de los que buscan el arte musical en nuestro limitado medio, dirigidos por el maestro Juan José …!!! .
Canciones bellísimas se entonaron en esta velada y me conmueve “Naranjo en Flor” interpretada por Norela Marín, pero más aún, los comentarios que se hacían de cuando en vez, ilustrando a los asistentes, que como yo conocemos austeramente del tango y la cultura que es, no me atrevo a decir que en Medellín se manifieste como tal pero si afirmo que en nuestro medio es solo una subcultura, pues estamos muy lejos de la capacidad creativa de los argentinos, por solo mencionar alguno de los pueblos interesados verdaderamente en este género. Saber de la participación de Piazzolla en una de las películas de Gardel filmada en Nueva York cuando solo el mago del bandoneón era un niño. O que la habanera ritmo cubano, es esencia en el tango. Algo creíble pues en esos años de quehacer artístico los exponentes de la música y el canto iban por todo el continente americano presentando sus espectáculos. Aplaudimos y abrazamos este esfuerzo pero extrañamos que en un espectáculo de homenaje al tango, de homenaje a Gardel pero indiscutible a Piazzolla, la orquesta no cuente con una preciada herramienta tímbrica tan propia del tango y que lo identifica en estos tiempos como lo es el bandoneón.
Fecha: Septiembre de 2006
Lugar: Teatro Pablo Tobón Uribe
Director musical: Juan José Suárez
Cantantes: Norela Marín Vieco, Juan Carlos
John Harold Dávila
Saliendo del metro más exactamente de la estación Parque Berrio, me topaba en los pedestales de publicidad con unos carteles grandes que rezaban de Gardel a Piazzolla pase de largo, nada me enamoraba, esta rutina de la nada copaba mi capacidad de ocio y las ganas de saber que anunciaban. Luego veía afiches por doquier…Gardel…Piazzolla…
Argentinos los dos, amado ciegamente uno, cuestionado el otro. Clásico uno que muere joven, joven el otro que muere clásico. Gardel canto al mundo sus melodías al tango inmortalizándose y Piazzolla internacionalizó el sonido del tango abrochándolo al gusto generalizado que existió en todo el mundo en una época por el jazz. Exigentes los dos, desde niños soñando con la música y llegando a ser parte del arte en este siglo veinte de cambalaches y sorpresas políticas y culturales que han marcado la historia de los hombres, bastaron menos de cien años para decir que el tango es patrimonio melódico y rítmico de la humanidad, pero ante todo de los argentinos.
Por curiosidad, asistimos al teatro buscando escuchar lo que los amantes del tango se traían entre manos montando este espectáculo, lo hacían por amor? lo hacían por ego? lo hacían por mantener activa la gente del tango y acercar a la juventud musical de Medellín a este género? Sin dudas de todo había en estas ganas de hacer tango.
El lugar estaba dispuesto, nos recibían flores y unos bailarines de tango esculpidos en bronce y de carne y hueso, dispuestos a danzarte en todos los ángulos. En unos caballetes, oleos alegóricos al mundo de la noche, al mundo del lunfardo; ah! Y me encuentro los que siempre me impactan, los del maestro Horacio Arbeláez, que logra capturar la esencia de la nostalgia de la calle que acoge al solitario, a los enamorados, con la luz del poste que delata la garúa que se desprende de la gran oscuridad del cielo en las noches de este Medellín de Aburra. Tomamos un café. Sonó el tercer timbre y a la sala. Traía mucha expectativa, consideraba un riesgo aseverar que la historia del tango estaba cercada por estos dos apellidos. Suena la música, se habré el telón, los chorros de luces sobre la tarima bañaban los músicos, la mayoría jóvenes de las nuevas orquestas de los diferentes programas de música al alcance de las clases populares que no pueden acceder al adiestramiento musical que se comienzan a consolidar en la ciudad, verlos, sentir y escuchar la nueva camada de músicos que se vienen en hora buena para el crecimiento de los que buscan el arte musical en nuestro limitado medio, dirigidos por el maestro Juan José …!!! .
Canciones bellísimas se entonaron en esta velada y me conmueve “Naranjo en Flor” interpretada por Norela Marín, pero más aún, los comentarios que se hacían de cuando en vez, ilustrando a los asistentes, que como yo conocemos austeramente del tango y la cultura que es, no me atrevo a decir que en Medellín se manifieste como tal pero si afirmo que en nuestro medio es solo una subcultura, pues estamos muy lejos de la capacidad creativa de los argentinos, por solo mencionar alguno de los pueblos interesados verdaderamente en este género. Saber de la participación de Piazzolla en una de las películas de Gardel filmada en Nueva York cuando solo el mago del bandoneón era un niño. O que la habanera ritmo cubano, es esencia en el tango. Algo creíble pues en esos años de quehacer artístico los exponentes de la música y el canto iban por todo el continente americano presentando sus espectáculos. Aplaudimos y abrazamos este esfuerzo pero extrañamos que en un espectáculo de homenaje al tango, de homenaje a Gardel pero indiscutible a Piazzolla, la orquesta no cuente con una preciada herramienta tímbrica tan propia del tango y que lo identifica en estos tiempos como lo es el bandoneón.
Fecha: Septiembre de 2006
Lugar: Teatro Pablo Tobón Uribe
Director musical: Juan José Suárez
Cantantes: Norela Marín Vieco, Juan Carlos
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