domingo, 17 de diciembre de 2023

PICHUCO PARA PROFANOS / Jaime Jaramillo Panesso

 

El fundador del Festival de Tango de Medellín, Leonardo Nieto (derecha); el aclamado músico Aníbal Troilo "Pichuco" (centro); y el experto en historia del tango, Leopoldo Barrionuevo (izquierda).
Foto cortesía de Salón Versalles.

PICHUCO PARA PROFANOS

Jaime Jaramillo Panesso


Aníbal Troilo, alias “Pichuco”, hombre de la noche, bandoneonista de la vida, hizo grande al tango, y el tango le engordó su fama, que era gordo el hombre y por eso lo llamaban así cariñosamente sus amigos, sus admiradores. Intérprete magistral del “fueye”, ese gusano negro lleno de botones en sus extremos y que Troilo extendía y encogía mientras desde sus entrañas salían las notas para un tango o una milonga.

¿Quién es este hombre al que la gente del tango en Argentina, Colombia, Chile, Uruguay o Puerto Rico, reconocen en él al eje musical del género ciudadano, en la década de los años cuarenta y que influye profundamente hasta su muerte en 1975? Aníbal Carmelo Troilo Bagnolo su nombre completo. Sus alias: “Pichuco”, “Gordo” o “Dogor”, al vesre. Nació el 11 de julio de 1914 en Buenos Aires. Su padre, carnicero de oficio, murió cuando Aníbal tenía solo seis años. Su madre le acolitó la vocación musical por el bandoneón. Tenía diez años cuando le compró uno por 140 pesos argentinos para pagarlo en cuotas de 10 pesos mensuales. Mientras acariciaba su “fueye”, se regodeaba escuchándolo interpretado por otros en los cafés o boliches cercanos a su casa. También era la época en que jugaba fútbol como delantero central y corría los domingos a mirar los partidos de su equipo preferido, el River Plate. De su primer maestro en el instrumento musical, solo recibió 6 meses de adiestramiento. Por eso cuando cumplió los 11 años, ya estaba tocando solo en un festival de barrio. Luego hizo parte de una “orquesta de señoritas”, aún muy pibe. Al cumplir sus 14, formó un quinteto de vida efímera. Mucho anduvo en diferentes agrupaciones musicales antes de organizar una propia. Así, por ejemplo, en 1930 actuó como bandoneonista al lado de Ciriaco Ortiz dentro de un sexteto dirigido por Vardaro y Pugliese. Al año siguiente ingresó a la orquesta dirigida por Juan Maglio “Pacho”. En la misma línea de bandoneones, “Pichuco” se sentó al lado del Pedro Laurenz en la orquesta dirigida por Julio de Caro. De igual manera pasará fugazmente por el conjunto Irusta/Fugazot/Demare, por la orquesta de Juan D’Arienzo, por el sexteto de Alfredo Gobbi, por el “Seis de Vardaro”, por la orquesta típica Ciriaco Ortiz.

Aníbal Troilo  conforma su orquesta a partir de 1937. Debuta con su cantor Francisco Fiorentino en el Marabú. De allí en adelante será dueño y señor de su propio estilo. Durante ese mismo año conocerá a Ida Calachi, su esposa, y a quién todos sus amigos llamaran “Zita”. Ella y muchos habitantes de Buenos Aires llegaron de lejos, inmigrantes europeos,  con sus padres o abuelos. “Zita” es griega y se casa con “Pichuco” en 1938.

Ocasionalmente Troilo actuó en el teatro, escenario que le sirvió para el estreno de páginas especialmente compuestas para cada obra.

El país que con más frecuencia visitó fue Uruguay. Señalemos sus viajes a otros países acompañado de su orquesta: Brasil en 1952, Chile en 1956, (la carátula del disco Emi/Odeón 4089A dice que en 1957), Colombia en 1968 para actuar en Festival de Tango de la ciudad de Medellín. En 1971 actuó en Washington con motivo de la Fiesta Patria, y más adelante, durante el mismo año, en Madrid, Festival Argentino Español.

ORQUESTADORES

La lista de quienes le hicieron orquestaciones corresponde a personajes importantes en el género. Algunos nombres conocidos entre nosotros dirán lo afirmado atrás: Piazzolla, Argentino Galván, Eduardo Rovira, Emilio Balcarce, Julián Plaza, Héctor Stamponi, Raúl Garello.  No obstante la dimensión de ellos, “Pichuco” siempre mantuvo el derecho al veto para conservar el sabor troileano de las interpretaciones y el ritmo del tango, es decir, los elementos propios del tango del 40, como son ritmo, fuerza, ternura y vibración. Piazzolla lo definió como “el Monstruo  de la Intuición” porque nivelaba las diferentes concepciones musicales de sus orquestadores, logrando un grado de finura y homogeneidad que no tuvieron otros directores y que,  en buena apreciación, constituye el mérito de su obra.

Troilo “fue un intuitivo que no permitió a sus orquestadores el abuso de la fuga, cuando la utilizó fue siempre en forma medida, pero donde podía prescindir de ella, no titubeaba en tachar la plana (…) Cuando agregó viola y violonchelo logró un sonido más aterciopelado que el “chillón” de la primera época”. No fue tampoco el primero en incluir estos dos instrumentos. Antes, en forma muy pasajera, ya lo habían hecho Arolas y Firpo. La ventaja de “Pichuco” es que los convirtió en elementos estables de la orquesta, especialmente para las grabaciones.  No le bastaron las correctas orquestaciones y la inclusión y reforzamiento de los instrumentos musicales. Probablemente el privilegio de Aníbal Troilo estuvo en haber sido el director que ocupó el centro artístico de la generación de los 40, acompañado por los mejores letristas del tango de todas las épocas: Cátulo Castillo, Homero Manzi, José María Contursi, Enrique Cadícamo, Homero Expósito, entre otros.

COMPOSITOR

Troilo compuso 61 obras distribuidas así: tangos 41 (con letra 33, instrumentales 8), milongas 13, dos de ellas instrumentales; 5 valses y una habanera. No debemos olvidar que la habanera es un género musical popular que contribuyó a la formación del tango en sus comienzos. Su primera composición data del año 1933, “Flor de Amor”, un valse. La última, de carácter póstumo, se publicó en 1976 “Tu penúltimo tango”, con Horacio Ferrer.

En la obra discográfica de “Pichuco” se encuentran 489 grabaciones que ejecutó para los sellos RCA Víctor, Odeón y T.K. Para su personal gusto, alguna vez declaró que la obra suya que más le satisfacía era “Sur”, en cuanto tango canción que hiciera con Manzi. De las obras instrumentales “Responso”, que dedicó a Homero Manzi cuando este murió. Cualquiera que sea la edad del tiempo y del tango, tendrá que recordarse a Troilo por obras como María, Barrio de Tango, Garúa, La Última Curda, Nocturno a mi Barrio, Romance de Barrio, Toda mi vida, Una canción, Te llaman malevo, temas clásicos y a la vez populares de la discografía tanguera calificada.

SU MUERTE

Estuvo antecedida por un retiro relativamente largo de sus actuaciones musicales debido a una artrosis de su cadera que lo postró durante dos meses del año 72. Una prótesis hubo de aplicársele a la cabeza del fémur. Debió cambiar su sistema de vida, puesto que aprendió con mucha dificultad a dormir de noche y estar levantado en el día; a suprimir el whisky y a tomar café con leche. La operación se efectuó en septiembre de 1974 con un largo periodo de recuperación, después de largas molestias y dolores, no obstante su terquedad. Aníbal Troilo expiró el domingo 18 de mayo de 1975 a las 11:40 de la noche en el Hospital Italiano de Buenos Aires. Ese mismo día, a mediados de la mañana había sido trasladado de urgencia al hospital. A las 10:00 de la noche estaba clínicamente muerto. Los médicos informaron que no había ninguna posibilidad de vida.

EL ESTILO TROILEANO

¿En qué consistió ese estilo inmortal del gordo “Pichuco”? El investigador Luis Adolfo Sierra lo dice así: “Los fraseos, las variaciones y los adornos de su muy particular factura, exaltaron el bandoneón de “Pichuco” al primer plano de relevancia. Pero el rasgo más sobresaliente de la orquesta, lo aportaba el pianista Orlando Goñi, creador de una forma distinta en la conducción del conjunto, más elástica en la marcación, con predominio de los “bajos bordoneados”, y sus inconfundibles notas sueltas en los graves, definiendo un concepto de tango que en lo sustancial habrían de seguir muchos ejecutantes enrolados en las corrientes evolucionistas. Algo así como la antítesis de la modalidad pianística sustentada por Rodolfo Biagi en la orquesta de D’Arienzo, aguda, acelerada, nerviosa, estridente y cortante”. Este mismo autor agregaba que la intervención del cantor interpretando íntegramente la letra, le confirió una importancia preponderante a los vocalistas desde su primer cantor Francisco Fiorentino, hasta el último de ellos, Roberto Achával. Además de “Pichuco” mismo, su “fueye”, su figura, su dirección y su carisma, existen dos claves para comprender su obra: los cantores y los pianistas de su orquesta.

He aquí la lista de sus vocalistas, además de los arriba citados: Amadeo Mandarino, Alberto Marino, Floreal Ruiz, Edmundo Rivero, Aldo Calderón, Jorge Casal, Raúl y Elba Berón, Carlos Olmedo, Ángel Cárdenas, Pablo Lozano, Roberto Goyeneche, Roberto Rufino, Nelly Vásquez y Tito Reyes.

La lista de sus pianistas, algunos de los cuales fueron o son hoy directores de sus propias agrupaciones, además de Goñi, es esta: José Basso, Carlos Figari, Osvaldo Manzi (sin parentesco cercano con Homero), Osvaldo Berlinghieri y José Colángelo.

¿DÓNDE ESTÁ EL BANDONEÓN DE “PICHUCO”?

En noviembre de 1975, “Zita”, la mujer de Troilo, cumplió una promesa de su esposo: entregar a Astor Piazzolla el bandoneón que acompañara al Gordo en sus actuaciones. Lo hizo con estas palabras: “Muchos me preguntan por qué le regalo el bandoneón de Troilo a Piazzolla. Lo hago porque es el músico más talentoso que tenemos, a pesar de sus cosas. Cuando quiere hacer el tango, lo hace de lo mejor”. Muchos años más tarde, Piazzolla caía postrado por una enfermedad similar a la de Troilo: un derrame cerebral lo aisló del mundo por varios meses hasta su muerte definitiva. Parecería que estos genios de la música y del tango se acabaran por el centro nervioso que dirigió sus dedos y manos sobre la botonadura del “negro gusano”, reclinado en sus esquinas rodilleras.

FUENTES

1.      Historia del tango. Tomo 16. Ediciones Corregidor. 1980. Buenos Aires.

2.      Informe sobre Troilo. Federico Silva. Ed. Plus Ultra. 1978. Buenos Aires.

3.      Historia de la orquesta típica. Luis A. Sierra. Peña Lillo Editor. 1976. Buenos Aires.

4.      El libro del tango. Horacio Ferrer. Antonio Tersol. 1980. Barcelona.

 

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