jueves, 4 de septiembre de 2008

La música de Manuel Mejía Vallejo

ManueL Mejía Vallejo

Jaime Jaramillo Panesso
Asistentes

Dora Luz Echavarría, Dora Ramírez y María José Mejía

Dora Luz Canta "Vanidad"

Adelaida Mejía

El cantante Luis Penagos


Catalina Garcés

Oscar Mario Estrada y Néstor López

María José Mejía

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La música de Manuel Mejía Vallejo
Víctor Bustamante

Conferencia en el salón Málaga en la carrera Bolívar. Hora las cinco de una tarde lluviosa, el público deslumbrado ante la sabiduría de Jaime Jaramillo Panesso que repasa y nos pasa la música que acompañó al escritor Mejía Vallejo, pero no sólo a él, sino a sus amigos.
Mejía Vallejo era ante todo una persona que vivió la ciudad desde un sitio muy peculiar: los bares diversos que son una forma coloquial de buscar cercanía con los amigos y, así mismo, punto de encuentro para unos tragos y lo más preciado: la música que es la vida. Desde ese sitio, el café como sala de estar y de visita se retrotrae a los amigos que lo acompañaron en sus diversos momentos que son, eran nada menos que una buena conversación y unos buenos tragos y la música que siempre acompaña que sirve como emético para un encuentro, como una excusa. Así la música.
Jaime con su sabiduría habitual, con su buen humor y su buen amor, nos va adentrando en la poesía de Mejía Vallejo, nos va llevando de la mano hacia ese paraíso sin excusa, y sin tiempo, que son las canciones que embargaron al escritor y cuyos autores y cantantes se han tatuado en la memoria de sus amigos: Margarita Cueto, el maestro Mora, Juan Arvizu, Valente y Caceras, Elvira Ríos, Libertad Lamarque, Gardel, Obdulio y Julián, y Edmundo Rivero entre otros.
Cada que el expositor daba una explicación, una anécdota nos remitía al mundo interior de Mejía Vallejo y nos relataba y describía ese tesoro que es la música que siempre lo acompañó, como si nos diera ese matiz personal que son las canciones y los momentos felices sin tiempo que se pasaban alrededor de una mesa de café y de una conversación.
Hoy esas canciones tuvieron otro sabor en la exposición de Jaime Jaramillo Panesso. Hoy, esta tarde, en el Málaga, se sucedía esa ceremonia lenta y fatigosa que es la lucha contra el olvido y la sorpresa de saber que la muerte aleja y apenas queda la cercanía de algunos momentos, eso, momentos, donde los amigos ausentes crean ese eterno muro de lamentaciones que es la amistad.









domingo, 27 de julio de 2008

UN TANGO EN EL CARTUCHO


UN TANGO EN EL CARTUCHO
J. Arturo Sanchez Trujillo
Niña Liliana.
Ingenua saltarina de nubes en la noche,
fiel picotera de ilusiones embaladas.

De las tragedias del amor partió temprano,
para bailar y fumarse una tragedia,
en sus brillantes islas de sal;
que eran los ásperos bosques de hormigón,
por arrabales.

Allí tropezó en su luna negra.
Un ángel del placer que guardaba cuchillos en las alas,
la abrazó con turbulencia de vientos olorosos e implacables.

También fue dama de arandela y cachivaches,
flor del cartucho,
supernota.
La tierna bailarina del show de pasarelas

Ahora patina solitaria en el trajín de tijeradas
sus huellas interiores.
Fatigas, consumos, abstinencias,
ceniza de carencias en su rostro.
Y ha perdido sus dientes en estrechos jardines agitados,
debajo de algún puente en la entramada.

Ahora va muriendo en muchas calles.
Lleva encima la verdad de la intemperie.
Espera vadear últimos tramos al azar de algunos puchos,
entre pasos anónimos de todos los nombres.

Y un crudo aceite nocturno,
ha hecho casa en sus dedos infectados,
rotos
como sus sueños.

Ahora declinan sus ojos día a día,
en el espantoso misterio de su existencia.
Dúo de luz, sus antiguos bellos ojos,
ayer destellantes colibríes enmielados.
Hoy avechuchos del horror
que caen de un cielo ennegrecido,
donde todo se ha ido derrumbando.
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J. Arturo Sánchez Trujillo. Medellín, 1954.—Cofundador de revistas y grupos literarios en Medellín. 1970—1980.— Premio Radio Habana Cuba. 1975.— Columnista y Director suplemento literario de Diario El pueblo en Nicaragua. 1978.—Talleres Literarios en barrios, centros educativos y culturales de Medellín.1980—1990.—Director Casa de la Cultura de Caucasia Antioquia. 1989.—Profesor de literatura y talleres literarios en Casa de la Cultura de Copacabana. 1990.—Cofundador del Festival Internacional de Poesía en Medellín. 1990.— Premio “Poesía Capital” en convocatoria de la Casa de Poesía Silva 2005.Publicaciones.—Sus poemas han sido publicados en revistas y suplementos Literarios del país y deCentroamérica, y en la Antología de Literatura Antioqueña, Clásica y Contemporánea. 2003.—Poemarios publicados: Ágata 1.994, Baile en el Bosque del Extravío 1996 y Makela Bantú1998.Inéditos.—Cuentos por Cobrar. Novela 2003.— Fuego en el Lago. Poemario 2005.—Décimas para niños y niñas. 2006

jueves, 24 de julio de 2008

Mederos, bandoneón y sinfónica




Manos en el fuego

Mederos, bandoneón y sinfónica
Jaime Jaramillo Panesso

Rodolfo Mederos pertenece a esa reducida cofradía de los grandes bandoneonistas que, con él, conforman el cuadro de oro en el tiempo actual del tango, como Leopoldo Federico, Ernesto Baffa, Raúl Garello, Pascual Mamone, Marcucci, Osvaldo Montes, Juan Mosalini, Arturo Penón, Julio Pane, Osvaldo Piro (mejor como pianista), Eduardo Rovira, Dino Saluzzi, y por supuesto los dos grandes, Aníbal Troilo y Astor Piazzolla, muertos hace algunos años y cuya influencia marca a los nuevos digitadores.
Mederos nació en la ciudad de Córdoba, Argentina (1940) y allí comenzó sus estudios musicales y de biología, abandonando esta última disciplina por el tango. Además de bandoneonista excepcional, es director, compositor y arreglista. Trabajó en la orquesta de Osvaldo Pugliese y es de la escuela contemporánea de Piazzolla. No obstante su vanguardismo, Mederos tiene un pie atado al tango original histórico, lo cual permite abarcar el sentimiento de la música ciudadana in extenso. Vivió muchos años en Europa donde por poco se ahoga en ese tipo de tango “a la europea”, más música de cámara o para películas que con el sabor popular de la melodía porteña. En 1996, en la brillante compañía del pianista judeo-argentino Daniel Baremboim, plasmó en un disco de antología, varios temas tangueros y del folclore que hacen parte de lo mejor en el género.
Con la Orquesta Sinfónica de Eafit, dirigida por Cecilia Espinosa Arango, Mederos se presentó el 18 de julio en el Teatro Metropolitano de Medellín. Hace unas semanas hubo de terminar el Festival Internacional del Tango, con deficientes voces femeninas y actividades académicas notables. El Festitango debiera pensar que la calidad de intérpretes como Mederos, no para presentarlo en plaza abierta con parejas de baile en zapatos tenis, contribuiría a mejorar la apreciación del tango refinado y exquisito en lo musical, que bastante falta nos hace.
El programa con la Sinfónica se desarrolló, en su primera parte, con temas musicales de la más rancia y bella tradición tanguera con arreglos del maestro Mederos. De la Guardia Vieja, aquella de los comienzos del siglo XX, cuando despuntaba apenas la orquesta típica y perfilaba la paternidad del tango con Don Ángel Villoldo, se escuchó La Biblioteca de Augusto Berto, El Caburé de Arturo de Bassi y de Villoldo El porteñito, con aire de milonga copetona. De Carlos Gardel: Volver, Soledad, El Día que me quieras y Melodía de Arrabal, donde el bandoneón se cuelga de la orquesta , alentando la melodía que expresan las cuerdas de los violines, chelos y contrabajos, mientras el “fueye” adorna de manera fulgurante. En El día que me quieras, Mederos extrae los mejores jugos románticos de un tema canción que está en la boca y en el corazón de los latinoamericanos y de todos los hispano-parlantes del mundo. Con Sur, de Aníbal Troilo, Mederos realiza un solo de bandoneón, donde el dominio del instrumento pareciera que al contacto de sus manos, como en la lámpara que al frotarla da nacimiento al genio en la literatura árabe, Mederos hace resucitar a Troilo y al poeta Homero Manzi que suscribió los versos “Ya nunca me verás como me vieras, recostado en la vidriera esperándote”.
La orquesta de Eafit, con todos sus músicos en la entera orgía del tango, se extiende por los predios de Piazzolla, Milonga del Ángel y Oblivión. Pero es el climax logrado en las composiciones de Rodolfo Mederos, donde se alcanza a evidenciar la alta calidad del maestro y la integración orquestal, especialmente en Memorias y Olvidos.
Mederos, con su blanca cabeza, la sobriedad y el señorío decantados en ese gusano musical, el bandoneón, que se desarruga montado sobre la manta de su pierna izquierda, adquiere una estampa de Quijote con frac, el que anuncia, el que convoca a los oídos gozadores de la música ciudadana, donde las manos, donde los dedos succionan la notas blandas, las notas duras de la milonga procesional.

domingo, 29 de junio de 2008

JULIO DE CARO







JULIO DE CARO

Jaime Jaramillo Panesso

Julio de Caro es un mojón fundamental en la historia del tango. A partir de su estilo y argumentación musical, rompió los cánones establecidos por la vieja guardia que hubo de darle nacimiento a un género que surgió para bailar, en manos de intérpretes y compositores de oído, llamados orejeros. De Caro destapa el papel de los músicos de escuela que conocen la técnica y la calidad artística. Por supuesto que ello le trae enfrentamientos con la escuela tradicionalista enmarcada en un formato tanguero que hoy todavía supervive.
Julio de Caro nace el 11 de diciembre de 1899 y muere el 11 de marzo de 1980. Descendiente de padres italianos con herencia cultural refinada, (primo del director de cine Vitorio de Sica) desde niño aprendió música, al igual que sus hermanos, algunos de los cuales lo acompañaron en su conjunto, como Francisco, pianista y compositor, y Emilio, violinista. Su padre, que aspiraba a un Julio como violinista de una orquesta sinfónica, lo expulsó del hogar cuando supo la determinación por el tango de su hijo. Este hecho fue contundente para sellar su ingreso al grupo de Juan Carlos Cobián y a recoger sus enseñanzas y sus músicos cuando Cobián se alejó en uno de sus innumerables viajes. Así emerge el sexteto de Julio de Caro en 1924. Pero Julio de Caro antes había tenido un recorrido juvenil con otros grandes como Arolas, Firpo y Fresedo. Entre los bandoneonistas que compartieron su amistad y dirección se encuentran los nombres admirados de Pedro Laurenz y Pedro Maffia.
Julio de Caro revoluciona el devenir del tango por la ejecución dúctil y polifacética, en especial a la hora de proyectar su sexteto. Su violín se caracterizó por los solos fraseados, solos que también realizaba el bandoneón y el piano, haciendo del tango un género con mayor énfasis en la originalidad y dominio instrumental y en el sesgo del oyente hacia la intimidad. Julio de Caro entronizó el violín corneta, un acople del instrumento con una bocina amplificadora del sonido que si bien lo deformaba, le permitía al ejecutante llegar a mayor público distante, en una época donde aún no existían los modernos sistemas de ensanchar los sonidos orquestales, incluida la voz humana.
El maestro Luis Adolfo Sierra dice de Julio de Caro: “Todo el desarrollo de la labor interpretativa de la orquesta de Julio de Caro se condensa en la consabida fórmula de que “el tango también es música”…..La escuela de Julio de Caro bifurca incuestionablemente todo el proceso posterior en dos corrientes irreconciliables desencontradas. Una, la corriente “evolucionista” inaugurada por Juan Carlos Cobián, Osvaldo Fresedo y Julio de Caro. La otra, la corriente “tradicional”, aferrada a las viejas formas de ejecución”.
Horacio Ferrer señala:” Creador indiscutido del estilo que involucró la primera transformación espiritual profunda, musicalmente progresista y estéticamente revolucionaria en las formas instrumentales del tango”.
El tema que consagra a Julio de Caro es Boedo, nombre que corresponde a una avenida y a un barrio de Buenos Aires, barrio al que canta también Homero Manzi. Otros temas de su autoría son Mala Junta, El Monito, Tierra Querida, Copacabana, Buen Amigo, Aníbal Troilo y Despedida. De Caro se ufanaba de haber sacado el tango de la imagen gauchesca que, orquestas y cantantes como Gardel, habían exportado con efectos comerciales y propagandísticos. Para Julio de Caro el tango había que vestirlo de frac. En efecto así lo hizo en el sentido amplio de la palabra, porque lo vistió de ciudadanía, “puso calor en su nido” y le dio color a la orquesta típica y, más tarde, a agrupaciones de cincuenta músicos con objetivos sinfónicos, no siempre aplaudidos por el público tanguero. De Caro es uno de los iniciadores, además, del movimiento gremial de los artistas argentinos en defensa de sus derechos de autor.

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Jaime Jaramillo Panesso es el Presidente Honorario de la
Academia Colombiana de Tango


lunes, 19 de mayo de 2008

Concierto de Ada Román


Ada Román reconocida cantante de tango de la ciudad de Medellín, se presentara en el Salón Imperial del Hotel Nutibara, el día 22 de mayo del presente año, acompañada por Federico Restrepo en el Piano, Pepe de Lugo en el bandoneón, Alex Mora en el contrabajo y los bailarines profesionales de Aire de Tango.

Este concierto tiene como fin, no solo ofrecer un gran espectáculo de tango en uno de los hoteles más tradicionales, sino también registrar audiovisualmente para el documental “Un Día Cualquiera” dirigido por Mary Luz Montoya y Maribell Arango, a este gran personaje, emblema de la interpretación y el sentimiento del tango en nuestra ciudad.

Esta propuesta trae a colación la historia de una mujer que encarna una vida alrededor del tango, sus anécdotas de vida nos ayudan a reconstruir el pasado de una ciudad que necesita ser contada y cantada desde el tango, desde la bohemia, desde la expresión que surge en las nuevas generaciones, ávidas por conocer y disfrutar de esta tradición musical.


lunes, 24 de marzo de 2008

LUTO EN LA MUSICA POPULAR DE MEDELLIN

LUTO EN LA MUSICA POPULAR DE MEDELLIN

Don Luciano:

Me acaba de llamar José Gobello diciéndome -entre otras cosas- de su colaboración sobre el vals AURORA. La va a publicar como Comunicación Académica porque le ha parecido muy interesante.
Respecto a lo que sucedió en Medellín con artistas de la música popular, le cuento que es bastante común que la prensa ignore muchos nombres que fueron famosos en su tiempo. Los diarios y los medios en general, están en manos de jóvenes periodistas que creen que el mundo empezó con ellos. Me causa mucha gracia cuando escucho a los comentaristas de fútbol recién salidos de la placenta, hablar de grandes jugadores con total desconocimiento de los que brillaron antes de la década de 1970.
Ya no sólo el mundo está en manos de la juventud, la memoria del mundo también.
Un abrazo
Ricardo Ostuni
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Luciano:
Te asiste toda la razón. En nuestros diarios locales ya no hay espacio para el canto antañón. La precaria información que se publicó en El Mundo sobre los decesos de Lucía Herrón y de Tita Duval fue aportada por mi. Desafortunadamente, en El Colombiano, el de mayor circulación, todo tema que sea retroactivo al 2002 está mandado a recoger, porque no hay centímetros disponibles para la nostalgia, según la política que allí se practica.
Cordial abrazo
Orlando Cadavid

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José Gobello: Presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, en Buenos Aires

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Ricardo Ostuni: Vicepresidente de la Academia Porteña del Lunfardo.
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Orlando Cadavid: Periodsta de La Patria, Manizales
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Luciano Londoño López: Académico correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo y la Academia Nacional del Tango, Buenos Aires, Argentina.












Tita Duval



Tita Duval

Luciano Londoño López

Se apagó Tita Duval- cantó con los Caballeros del Tango. Algunas generaciones de la vieja guardia medellinense deben tener entre sus nostalgias los viejos tiempos del Tambo de Aná, en inmediaciones de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot. En el concurrido establecimiento la parte musical estaba a cargo de la agrupación dirigida por su propietaria, la dama argentina Tita Duval. Ella acaba de morir en la capital antioqueña, a sus 83 años. Estaba casada con el empresario Roberto Rey. El nombre de pila de Tita era Dominga Salazar Azula. Lo fuerte de su repertorio estaba en el tango y lo tropical. ¡Paz en su tumba!
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La Semana Santa se despidió dejando luto en la música popular de Medellín. En primer lugar, el pasado 17 de marzo los noticieros locales informaron del deceso de la conocida intérprete de boleros Lucía Herrón. En el día de ayer, nos informaron de la muerte de la cantante de tangos y de música tropical Tita Duval.

Lucía Herrón (María Lucía Herrón Madrid) había nacido en Ciénaga -Magdalena- el 22 de enero de 1933. Hizo parte del elenco de voces femeninas, al lado de Ligia Mayo y Dionne Restrepo, que alegraron los programas radiales de La voz de Antioquia y La Voz de Medellín en la década de los 50 del siglo pasado. Entre sus boleros más famosos estuvieron "Vacío", "Amargura" y otros.
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Por su parte Tita Duval (Dominga Salazar Azula) había nacido en Argentina el 4 de agosto de 1924. Estuvo casada con el empresario artístico Roberto Rey (Adán Azula, argentino de Corrientes nacido el 7 de julio de 1914).
El conocido investigador musical Luciano Londoño recuerda la Tita Duval del famoso Tambo de Aná de la Calle Colombia:
"Algunas generaciones de la vieja guardia medellinense deben tener entre sus nostalgias los viejos tiempos del Tambo de Aná, esquina nororiental de la calle Colombia x la carrera 70. En el concurrido establecimiento la parte musical estaba a cargo de la agrupación dirigida por su propietaria, la dama argentina Tita Duval. Lo fuerte de su repertorio estaba en el tango y lo tropical.
"El Tambo de Aná desapareció a mediados de los años setenta y fue un sitio importante en la Medellín de los años 50 y 60. Lo de Aná creo que viene de uno de los nombres que tuvo Medellín: San Lorenzo de Aná. En él se presentaban artistas de todo tipo, aunque el show de base era el de Tita Duval y su agrupación.
"Lo recuerdo muy bien allá por los años 1967 a 1972 porque en esa esquina me bajaba yo del autobus para ir al colegio en donde estudié mi bachillerato nocturno (el cual quedaba a una cuadra) y en muchas ocasiones perdí la primera hora de clase por quedarme viendo y oyendo la última parte del ensayo de los artistas del Tambo de Aná...
"Hace unos veinte años vi una noche en el grill del Hotel Nutibara un espectáculo en el que una de las tres agrupaciones era la de doña Tita Duval. Ella interpretó música de la costa atlántica colombiana. Me impresionó mucho su vigor y lo fresco de su voz, a pesar de tener para en ese momento unos 65 años".