domingo, 25 de octubre de 2020

El Universo del Tango de Asdrúbal Valencia / por Víctor Bustamante

 

Asdrúbal Valencia (Babel, 2020)

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El Universo del Tango de Asdrúbal Valencia

Para Jairo Alarcón, en su memoria.

Víctor Bustamante

El título de su obra, El Universo del Tango, encierra una gran pregunta. Partamos de la palabra universo que, en este caso, parodiando su definición, busca abarcar la totalidad en el espacio y en el tiempo, así como la diversidad de sus formas, los inicios, el impulso, las dinámicas y constantes musicales que gobiernan el devenir del tango. Y esa pregunta significa que Asdrúbal en su obra magna quiere escudriñar, quiere indagar, quiere redefinir este universo donde examina esas verdades generales, y comprobar su verdadera dimensión, la dimensión de esa presencia y permanencia, convertida en historia que, a veces, se evade, pero que él dilucida en voz baja, sin aspavientos, eso sí con certeza.  De tal manera colegimos que esta obra, que ya se proyecta en el tiempo, se ha convertido en un opus, todo un universo, donde gravitan desde la oscuridad de su origen, -lo digo por la falta de datos concluyentes-, nada menos que cantores, cancionistas, directores de orquestas, compositores, músicos y, sobre todo, letristas. He dejado estos de últimos para hablar sobre ellos, ya que Asdrúbal ha llegado al tango por sus letras, no por la música que atrapa desde la lejanía en un acto involuntario que invita a escuchar una melodía sino por la parte que conjuga y le da cuerpo a una composición musical. El letrista es aquel que le da carnadura a un tango, quien nos habla desde la lejanía, esa lejanía que se convierte en diálogo para ser escuchada en la vastedad del tiempo soñador cuando sentimos y precisamos que hemos sido tocados por alguien que ha expresado lo que nos llega. Así las palabras son permanencia en su decir preciso que acompaña en ese momento en que se escucha una canción y se disuelve el presente. Nada más preciso que llegar sediento a la mesa de un bar para escuchar un tango, solo tangos por favor. En ese acto sagrado el bebedor nocturno sabe que inicia un viaje en su aparente inmovilidad.

Asdrúbal Valencia, en su work in progress, va adquiriendo un enunciado para convertirlo en una reflexión, en una enciclopedia total sobre este universo. De ahí que vaya trabajando minucioso y disciplinado sobre este tema que posee tantas aristas. Él quiere abarcarlo todo, aunar piezas sueltas, buscar su unidad, traspasar lo oscuro de algunas premisas para concluir, con la dificultad que conlleva, desde una perspectiva de seriedad donde el tango ha dejado de ser propiedad nacional, para convertirse en patrimonio de otros en la lejanía, y esto enriquece su acervo, al posibilitar otra mirada que conjugue la precisión, las conjeturas y la discusión, así como otras valoraciones que Asdrúbal descubre y entrega, y que dará lugar a rivalidades y a choques de conceptos, a otras definiciones e interpretaciones, ya que él no se deja llevar por lo emotivo, por la superficie de una composición o por una frase musical, por una aseveración ya aceptada en apariencia, sino que él indagará para establecer su valor, y ese valor se adquiere a partir de haber buscado y hurgado en el conjunto de ese corpus. De ahí que su escritura se haya convertido en algo escrutado larga y concienzudamente pensado sin ningún atajo. Es necesaria la mirada del extraño, del extranjero, para valorar lo que los mismos argentinos dan en algunos casos como una verdad revelada y en otros casos, como en este trabajo,se recobran olvidos manifiestos.

En su labor, largamente, pensada, espléndidamente escrita tiene todo lo preciso para redefinir la hemeroteca con el relato del tango confirmando su apreciación y valor en provecho de cierta forma de rescate, de redimensión. Asdrúbal posee cien mil tangos, un total acervo. En este sentido, continúa con su investigación, así como con su divulgación por medio de las reflexiones en sus libros que estarán cerca de constituirse en su mayor legado.

Esta summa, esta enciclopedia real, muestra como Asdrúbal la ha estudiado en sus vericuetos y en sus puntos álgidos, y así nos ha hecho conscientes de él, de su tenacidad, de su valor. No es únicamente la suma del oidor de tangos, completados con algunas aseveraciones y letras de los más conocidos, sino que él enfrenta dos mundos, el de los que hacen del tango una élite como él dice, donde es necesario averiguar, en su caso, haber vivido como él, el encanto de la nostalgia por los llamados bajos fondos como una compañía, una búsqueda, un bello delirio y algo que inquieta. Esto ha permitido que, a través de su experiencia esta se convierta en una parte de su exploración para inquirir y completar ese patrimonio tantas veces releído. Así, sus libros se han convertido en parte fundamental de esa biblioteca que él ha ido completando, que ha ido rematando en sus aristas a través de las preguntas que surgen, que lo hacen proseguir en una labor de mucho peso y de mucha reflexión. Quiero decir que él está presente y siempre afirmando su seguridad para la investigación, a la vez que subsumido a ella. Sacudiendo las voces del silencio que amedrenta, a veces, a un autor al no existir un diálogo sobre su obra. Asdrúbal, al nombrar, al escribir con iluminada eficacia nos ha donado, sobre todo, un espacio muy específico de lo que es la experiencia musical en todo su esplendor, al inmiscuirse en lo peculiar del tango, dejando afuera los reflectores y el espacio siempre activo que son las falacias que, al fin de cuentas uniforman, pero él huye de ese lugar común. Eso sí ha estado presente en la discusión y en la exposición de su presente, un propender siempre dinámico en su asertividad y en la proximidad de un hombre al que el tango lo ha sacudido desde su nobleza y desde su juventud, y ahora en su madurez poco a poco refine desde su orilla esa vastedad que es el territorio del tango; esa música sublime.

La palabra experiencia está aquí con toda su dosis de sinceridad, entendida no como lo que se convierte en una ficción, trasunto ornado de cierta realidad, sino que él la ha experimentado. El Universo del Tango en toda su dimensión y valor se desliza hasta algo inamovible para saber y ver que se convierte en el destino de sus devociones ilustradas, nunca como un inventario personal y ortodoxo ya que él posee ese sentido de saber que las músicas evolucionan en unos años y tratando de desdecir de su época dorada, donde el tango dio su cota más alta, ya de otros, y al no conseguirlo se quedan solo en esas variaciones para regresar desde su lejanía a saber  y especular sobre los grandes maestros,  a quienes trataron de superar, que les señalan desde su talento y finura que son insuperables, a pesar del silencio y de la eficacia de querer ser modernos en el legado por la ignominia del presente y su frivolidad.

Asdrúbal, es pragmático en este sentido, no lo amilana ni desvela el inventario de tantas publicaciones anteriores, junto a versiones y diversiones sobre esta música. Su creación, sus observaciones, son una lucha por descubrir cada vez las personas, los temas, los espacios de los que no se habla; no dejando la novedad al desgaire, eso sí teniéndola en cuenta para establecer la evolución y su profunda correlación para que nadie se sienta eludido.

El Universo del Tango busca explicaciones e interrogantes a estas obras, pura música, desde su origen, luego las amalgama y las une, las junta en sus diversidades, no las despoja de los que la han preservado a muchas de ellas sin publicidad y sin sonrojarnos por el olvido de su aura. Porque a pesar de este olvido muchos tangos, muchos cantantes, muchos letristas, muchas orquestas mantienen su aura, es decir ese sentido de resistir al tiempo y de convertirse en clásicos, que es lo que perdura. En esa lejanía las ha apresado y juntado Asdrúbal. Por esa razón nos inquieta y nos enseña con precisión los caminos cerrados, las preguntas resueltas, las curiosidades que emanan al leerlo donde su investigación deja de lado las especulaciones para darnos esa seguridad de saber que transitamos por caminos que no dejan dudas ni la necesidad de afrontar otras dudas. No, él su autor es preciso en su escritura y en sus indagaciones. Es claro en su objetivo primordial: darle peso y presencia a esa música que lo abraza y abarca en su plenitud desde su adolescencia.

Asdrúbal contrapone de una manera impresionante la ordenación estricta, veraz y viva, de una forma exhaustiva que le permite reconstruir y catalizar una realidad que está ante nuestros ojos y que, a veces, pasa desapercibida como si no mereciera una mención para saber de dónde proceden. Él, inmerso, entre los libros y la existencia cotidiana, entre las preguntas y las pasiones que suscita la música, establece una relación tan cercana y real, según el movimiento y la dinámica sobre preguntas que le inspiran su saber para establecer respuestas contundentes a medida que avanza en pos de los temas que son afines para abordar el tango mismo en su complejidad.

Para esta labor hay esos diversos espacios desde los que podríamos llamar los orígenes, los ritos, de la música y de la fiesta con un territorio que establece a Buenos Aires como esa ciudad que ha ido creciendo y que diversos tangos, al mencionarla, hacen notorio como se instalan esas fronteras corredizas que invaden las personas y las nuevas construcciones, como si el tango, al anotar esos lugares, quisiera abarcar la ciudad de sus momentos y sirviera para después ubicar en el trascurso del tiempo la creación, la evolución y la perdurabilidad de esa música en los lugares que nombra, ya que al nombrarlos los marca para siempre.

Sin embargo, Asdrúbal, en sus libros, incluso no hace menos elogio de Gardel que de Corsini, que de Homero Manzi o Cátulo Castillo. Todo el tango pasa en él con sus diversos matices. Desconocerlo es no sólo relegar sus pesquisas, sino excluir lo que tiene de más atractivo y desconocer también la esencia que un trabajo de su magnitud hace surgir en él y en nosotros, con el propósito de aunar y aprender sobre este tema que tantos puntos diversos, tantas preguntas suscitan, tantos creadores en toda su dimensión le causan a su autor el deber y la colusión de darles cabida en la responsabilidad que comparte para no olvidar su fundamento de profesor.

De tal manera, Asdrúbal Valencia, en El Universo del Tango franquea las líneas divisorias entre la historia y la música, entre Buenos Aires y Medellín, entre París y el resto del mundo, con una escritura clara no para escapar a las preguntas dudosas, a las discusiones sin retorno, que trae su arduo trabajo cuando, a veces, la realización se torna resbaladiza ante la diversidad de temas, sino para despertar en nosotros la asimilación y el aprendizaje, ya que esta música conserva ese magnetismo de haber sido buscada y escuchada en diversidad de paisajes con inmediata certeza. De ahí que El Universo del Tango nos dé la impresión de familiaridad y de cercanía para saber cómo los compositores y letristas se juntaron en una eclosión perenne con sus gozos y talento, con sus tribulaciones y oscuridades, para crear obras maestras de solo tres minutos en que una composición de estas nos atrapa, así como Asdrúbal Valencia en su trasiego, en sus investigaciones abre con sinceridad ese camino para enseñarnos que esta música, el tango en toda su extensión, vive presente en nosotros.




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