viernes, 29 de julio de 2011

LUCIANO LONDOÑO Y RICARDO OSTUNI, TANGÓFILOS RECONOCIDOS



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LUCIANO LONDOÑO


Y


RICARDO OSTUNI,


TANGÓFILOS RECONOCIDOS

Orlando Ramírez Casas
Medellín, 27 de junio de 2011


Yo supongo, y no paso de suponer, no más; que cuando vino a Medellín Su Santidad, el Papa Juan Pablo II; el escritor Fernando Vallejo y otros por el estilo exclamaron “¡Valiente gracia la bulla que le hacen a ese sujeto que no pasa de ser un travesti con sotana!”. Ustedes ya saben la agriera que los asuntos de “La Puta de Babilonia” le producen a Fernando Vallejo. En gracia del pluralismo yo, que soy católico, diré que tal atrabilismo es “respetable”.
Igual sucedió cuando la visita del argentino don Ricardo Ostuni para los actos académicos del Festival Internacional de Tango de Medellín 2011, a los que vino invitado por la Asociación Gardeliana de Colombia y la Academia Colombiana del Tango. Me preocupé por hacerle bulla entre mis contactos, y por hablar de él con mucho respeto y admiración. Quería que los que no lo conocen recibieran de parte mía una impresión muy favorable sobre él, y de ella se contagiaran. No en vano son él y don José Gobello gurúes de esa especie de vaticano tanguero que es la Academia Porteña del Lunfardo en Buenos Aires, Argentina; a la que pertenece como miembro correspondiente el abogado Luciano Londoño López de Medellín, “el único colombiano que conozco como miembro correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo pero que, además, ha contribuido con muchísimos artículos profundos, eruditos, informativos; a enriquecer todo el acervo que nosotros tenemos en la Academia”, me dijo don Ricardo en la entrevista que me concedió en el Hotel Plaza Rosa de El Poblado en la mañana del lunes 27 de junio de 2011, cuando se disponía a dar una charla sobre “Ernesto Sábato y el tango”, en el auditorio del Parque Biblioteca de Belén. Don Ricardo Ostuni (1937) es un escritor, poeta, investigador, historiador y ensayista argentino, autor de muchos trabajos, que entre otros ha publicado los libros “Viaje al corazón del tango”, Repatriación de Gardel”, y “Borges y el tango”. Suyo es el poema “Treinta versos para sentir el tango”, aquel que dice que “El tango es tan antiguo como el hombre y nació con el primer dolor del alma… viene desde un tiempo inmemorial de música y palabras”. Tiene don Ricardo un blog en la red donde publica sus comentarios sobre el tema que lo apasiona: .

Sé, don Ricardo que usted admira grandemente al Dr. Luciano Londoño López, y que su admiración solamente es superada por la que él siente por usted. Así me lo ha dicho él, y así acaba de reconocérmelo usted, le dije.
“Luciano es un hombre tan singular que yo podría decir que me sobran dedos de la mano para contar las personas que son de su estirpe cultural. Voy a nombrar a Hipólito “El tuco” Paz de Buenos Aires, por ejemplo; es decir, la gente que realmente tiene cultura, pero cultura con C mayúscula. Uno con Luciano puede hablar de tango, puede hablar de jazz, puede hablar de bolero, puede hablar de Historia, puede hablar de Filosofía, puede hablar de cine. Con Luciano tenemos por email conversaciones en que hablamos de cine, pero no solamente hablamos comentando la película sino que nos metemos en las profundidades del estilo del director, etc. Es un ser único. Yo creo, dificulto, que no sólo aquí en Medellín sea poco habitual encontrar una personalidad tan rica, tan completa, y tan versada, y además con la facilidad que tiene él para escribir y para hablar”.
Me hubiera gustado, don Ricardo, oírlos a usted y a Luciano en un conversatorio sobre tango…
”Para mí hubiera sido un honor tener a Luciano al lado y enriquecernos mutuamente con sus opiniones, a lo mejor no coincidentes con las mías o las mías no coincidentes con las de él, pero entre dos personas que más o menos manejamos el tema y tenemos un vasto bagaje cultural podemos llegar a hacerlo interesante para el oyente y permitir al espectador que pueda sacar conclusiones por sí solo”.
Me han dicho que en algún momento pensaron en él para que le hiciera compañía a usted en una de las mesas, pero que tal vez él tenía inconvenientes para hacerlo, don Ricardo.
“Luciano no es fácil, usted lo sabe mejor que yo, es un hombre difícil, con muchos principios que hace muy bien en cumplirlos, pero que a veces le impiden por su propia decisión no participar de algunos eventos que yo creo jerarquizarían enormemente cualquier acontecimiento donde él se presentase”.
Estamos de acuerdo, don Ricardo. Yo me imagino lo que deben ser esas conversaciones entre ustedes, conversaciones que no deben tener nada de banales y seguramente se enriquecen con los aportes de cada quien. ¿Cuánto hace que ustedes son amigos?
“Yo a Luciano lo conocía de nombre porque en Argentina toda la gente que está vinculada a la cultura, al tango, a la investigación, y cuestiones de ese tipo, saben quién es Luciano Londoño López. Por el año de 1994 yo publiqué el libro “Repatriación de Gardel” y ambos colaborábamos en una revista denominada “Club de tango” que editaba nuestro común amigo, ya fallecido, a quien llevo en mi memoria y en el corazón, Oscar B. Himschoot. Allí me enteré de que Luciano había recibido mi libro y había hecho una crítica muy elogiosa que fue publicada primero en una revista de Los Ángeles (USA) y luego mandó una copia a Buenos Aires, y yo le escribí para agradecerle. Allí fue nuestro primer contacto y él me proporcionó unos datos sobre Gardel para insertar en la segunda edición del libro, porque la primera se había agotado rápidamente”.
Si en asuntos de amistad pudiera hablarse, tal como se habla en asuntos de amor; yo diría, don Ricardo, que lo de ustedes fue una “amistad a primera vista”.
“Desde hace unos 20 años tenemos una amistad en que a veces hablamos de tango, otras veces hablamos de política. En días pasados tuvimos una larga intercomunicación estudiando el problema que pasan muchos países europeos con el asunto de la crisis en países como Grecia o como España, y su imposibilidad de devaluar porque el euro es moneda internacional. Luciano es un analista económico político de primera categoría. En otros momentos hablamos del cineasta Ingmar Bergman. En otros recordamos la muerte de Peter Falk, el actor inglés que hizo el papel de Columbo. Y así con Luciano, bueno, nosotros dos podemos hablar de tango, pero no para comentar qué bien canta fulano sino para meternos en la profundidad de la letra, o de la interpretación, o del arreglo… Es él de las pocas personas con las que puedo tocar un repertorio o abanico amplio de temas que es lo que justamente para mí es la esencia de la cultura, que no es acumular conocimiento sino saberlo comunicar, y eso es en lo que Luciano es un ser sin par”.
Podríamos entonces, don Ricardo, hablar de un tema que los ha unido a ustedes, y es el que tiene qué ver con el lugar de nacimiento de Carlos Gardel…
“Ese, bueno, ya es otro tema; y hablar de él puede dar hasta para escribir un libro, amigo Orlando”.
La vida ha puesto a estos dos hombres hambrientos de buena conversación en el camino, y la circunstancia de que el uno viva en Argentina y el otro en Colombia, gracias a la tecnología, no ha sido óbice para que puedan enriquecerse con los aportes de su mutua amistad y enriquecernos, de paso, a los que somos sus amigos y nos enteramos de los estudios que ellos realizan. No tendría sentido que esos conocimientos quedaran encerrados dentro de las limitadas paredes de un claustro conventual, como sucedía en épocas medievales.

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Ii Parte


El abogado y tangófilo colombiano Luciano Londoño López (Medellín, 1951) escribió el prólogo de mi libro “Buenos Aires, portón de Medellín”, y en él recoge la frase de André Gide: “Todas las cosas ya fueron dichas pero, como nadie escucha, es preciso comenzar de nuevo…”. Nada nuevo en esta entrevista que le hice al tangófilo argentino don Ricardo Ostuni (Buenos Aires, 1.937) encontrarán los lectores, que no haya sido dicho ya innumerables veces por parte de Luciano en cuanto medio de comunicación haya tenido la oportunidad de decirlo. Otra frase es recogida en el prólogo de mi libro: “Por ello su autor, con la mayor honestidad, ha hecho suyo el pensamiento de Arturo Jaureche: `Diré ahora que incurro en transcripciones a menudo extensas. Lo hago por humildad, porque me parece que si otro lo ha dicho mejor que yo, mejor es reproducirlo que parasitarlo´…”. Siguiendo esa pauta, copiaré la introducción de la entrevista que Víctor Bustamante Cañas le hizo a Luciano Londoño en Envigado el 10 de febrero de 2009:
Luciano Londoño López es académico correspondiente de la Academia Porteña del Lunfardo y de la Academia Nacional del Tango (ambas de Buenos Aires, Argentina), y asociado correspondiente de la Academia de Tango de la República Oriental del Uruguay. En su labor como difusor del tango ha dictado numerosas charlas en universidades y centros culturales. Sus investigaciones y entrevistas han sido publicadas en periódicos y revistas de Colombia, Venezuela, Puerto Rico, España, Estados Unidos, México, Argentina, Uruguay y Australia. Hasta la fecha, sus trabajos han sido incluidos o citados en veintisiete libros de autores de diversos países americanos. En palabras de José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo en Buenos Aires (Argentina), “Luciano Londoño es el principal referente del tango en Colombia”. El investigador uruguayo Nelson Bayardo, por su parte, le dedicó el libro “Carlos Gardel a la luz de la Historia” con estas palabras: “En expreso reconocimiento a una trayectoria que lo ubica en el máximo nivel de expertos en música popular de las Américas”. Su vida y obra fueron exaltadas por el Municipio de Medellín, mediante Decreto 0898 de junio 20 de 2008, en el cual se destacó que él es un reconocido experto en la canción ciudadana y que un hijo de sus calidades humanas y profesionales constituye un orgullo para la ciudad. El periodista Reinaldo Spitaletta dijo que Luciano Londoño es un amante de la “Teoría de los indicios”, propuesta por el historiador italiano Carlo Ginzburg. Y agregó que es dueño de prodigiosa memoria y además “lector de literatura e historia, que sabe de las viejas guardias, de la guardia nueva, de Astor Piazzolla, de Aníbal Troilo, de historia argentina (...) Conoce de grabaciones y versiones, discografías, fechas clave. Y, siguiendo los lineamientos de José Gobello, presidente de la Academia Porteña del Lunfardo, ha retirado a Gardel del anecdotario y lo ha puesto en la historia”. Agrega Spitaletta que Luciano “ha leído con fruición y apasionamiento a Roberto Arlt, Osvaldo Soriano, Mempo Giardinelli, Leopoldo Marechal, Jorge Luis Borges, Silvina Bullrich, Olga Orozco y un sin fin de escritores y poetas argentinos”.
Nada tengo que agregar a esta presentación que del tanguero Luciano Londoño López hace Víctor Bustamante, aparte de que a él puede aplicarse la definición de don Rodrigo Pareja sobre lo que es un tanguero de ley: “alguien que escucha un disco y sabe cuál es su título, quién lo canta, cuáles son su autor y compositor, qué orquesta lo acompaña, lo sabe todo”. De Luciano venía hablando yo con el tanguero argentino, también de ley, don Ricardo Ostuni; y hacíamos referencia en nuestra conversación al hecho de que su amistad con Luciano comenzó cuando don Ricardo expuso en su libro “Repatriación de Gardel” la tesis uruguayista sobre el origen del cantante, y Londoño escribió una nota identificándose con sus planteamientos, que fue publicada por don Oscar B. Himschoot en su revista “Club de tango”. Para los nuevos lectores debo aclarar que hay dos hipótesis sobre el nacimiento de Gardel. La una afirma que él nació en Toulouse, Francia; la otra afirma que nació en Tacuarembó, Uruguay. Los partidarios de una y otra, con sus respectivos argumentos, se encuentran en posiciones irreconciliables. El asunto se dilucidaría con una prueba que en la década prima del siglo XXI es bastante sencilla de hacer, pero costosa. Esto ha dicho don Ricardo en la entrevista que me concedió:
Es posible, don Ricardo, le dije; que uno de los dos hubiera llegado primero a la tesis uruguayista sobre el nacimiento de Carlos Gardel, y hubiera influido en el otro acerca de esa tesis, ¿Cómo se dieron las cosas entre usted y el Dr. Luciano Londoño?
Yo no conocía los planteamientos de Luciano cuando publiqué la primera edición de mi libro “Repatriación de Gardel” y él escribió el comentario que le mandó a Oscar Himschoot sobre el accidente de Gardel, sobre las canciones colombianas que Gardel cantó, en fin. Yo le quiero decir, Orlando, que no soy caprichosamente un defensor de la teoría uruguaya, ni soy cerril para abrir la mente. Si alguien viene con argumentos, me puede convencer de que estoy equivocado porque toda investigación tiene que partir de un forzoso principio inamovible: El investigador tiene el derecho de interpretar los hechos como quiera, como él crea que los debe interpretar; lo único que le está vedado es tergiversar esos hechos; y esto es lo que me ocurre a veces con una gente que desarrolla la teoría francesa y parten del desarrollo de un sofisma porque si es falsa la premisa, es falsa la conclusión. Esto lo hemos hablado con Luciano. Es cierto que Gardel dejó un testamento donde dijo que era francés, supuestamente, y hubo un reconocimiento de la justicia argentina diciendo que ese testamento era válido; pero, veinte años antes, Gardel había sacado la ciudadanía argentina diciendo con otro documento que era uruguayo, y la justicia argentina también dijo que era válido; entonces aquí lo que hubo fue un error garrafal de contradicción de la justicia argentina. La justicia argentina, cuando se presenta la testamentaria de Gardel, debió tener en cuenta que en 1923 había dicho que Gardel era uruguayo al aceptarlo para lo de la ciudadanía. Entonces se quieren desconocer la validez del documento de la ciudadanía; los contratos que Gardel firmó diciendo que era uruguayo; las declaraciones que hizo a la prensa diciendo que era criollo, uruguayo, rioplatense; hay una cantidad de elementos que deben ser conectados unos con otros, no ser cerrados y abrirse a otras posibilidades; y esto es lo que yo no he conseguido de mis amigos contradictores, a quienes considero mis amigos y no los trato con el encono con que a veces ellos suelen tratarnos. Yo les pido que nos colaboremos mutuamente. A lo mejor alguno me suministra un antecedente que yo no hubiera tenido en cuenta, o viceversa. Pero no, no se puede con ellos trabajar conjuntamente porque se han aferrado a una verdad que es para ellos como verdad de la Biblia; y ya sabemos que la Biblia, lo dijo el Papa, está escrita con metáforas y no se puede tomar al pie de la letra. Uno, cuando investiga, tiene que tener la mente abierta y dejar el corazón de lado. En un párrafo de mi libro digo que yo muchas veces he llegado a conclusiones a las que hubiera deseado no llegar y hubiera querido que las circunstancias me dijeran otra cosa, pero si yo quiero ser historiador tengo que ser respetuoso de la verdad que encuentro o elaboro con los elementos que tengo, y no puedo forzar a la verdad a que coincida con lo que yo quisiera.
Los hombres públicos giran alrededor de un mito, y muchos se dedican a desmitificarlos, don Ricardo.
La discusión sobre el origen de Gardel se da como con lo que en mi país, por lo menos, llamamos el “revisionismo histórico”. Empiezan a querer hurgar en la Historia y a querer bajar del pedestal a los grandes próceres. No se puede juzgar la actitud de un prócer como Bolívar, Santander, o San Martín, hace doscientos años; con la mentalidad y la ética de nuestros días. Si les aplicamos a ellos las valoraciones éticas de hoy, seguramente les vamos a encontrar muchos defectos. No nos olvidemos que cuando ellos salían a campaña la vida no tenía el valor que tiene en nuestro tiempo; entonces, si uno se sale del contexto, las conclusiones a las que llega son conclusiones absolutamente falsas.
Bueno, don Ricardo, pero retomando a Gardel yo tengo claridad en que los derechos de autor y las regalías de las canciones que compuso y de las que interpretó para este momento ya han caducado y no hay, además, grandes bienes de fortuna que estén en discusión, bienes que motiven a los herederos a disputar su posesión; entonces, ¿Por qué no ha sido posible que autoricen la prueba de ADN a los restos de Carlos Gardel, a los de doña Berta Gardés, y a los del coronel Carlos Escayola; para afirmar o desvirtuar la posibilidad de que alguno de estos no hubiera tenido paternidad biológica sobre el cantor?
Los derechos de las canciones ya han caducado y no sé si los de las películas que filmó ya lo hayan hecho o estén a punto de hacerlo. El caso es que en este momento, para empezar, no hay herederos que tengan derecho de posesión sobre los restos físicos de Carlos Gardel, y así lo han aceptado contradictores como mi amigo el Sr. Juan Carlos Esteban; entonces se requiere que el Estado, a través de una entidad como la Secretaría de Cultura, o el Museo de Historia Nacional, intervenga. Porque alguien tiene que disponer la autorización para que abran la tumba de Gardel y exhumen el cadáver, tiene que haber alguien que autorice a hacer ese estudio tanto en Argentina como en Uruguay. Incluso en Francia, que nunca mostró ningún interés oficial por Gardel. Lo que se ha hecho allá ha sido hecho por argentinos. A usted no se le escapa lo que cuesta ese estudio. Miles de dólares. ¿Quién los va a pagar? Entonces, si el Estado no asume ese estudio, el problema es de financiación.
Hay quién dice que la familia de Escayola se opone a que se practiquen esas pruebas.
Yo no he escuchado nunca tal cosa, ni sabía eso. He conversado mucho con uruguayos sobre ese tema; incluido el Dr. Nelson Sica, que es el presidente de la Academia de Tango en Uruguay, otro hombre exquisito, de una gran cultura y sabiduría; y ellos me dicen que están dispuestos a hacerlo pero la dificultad sigue siendo la misma: falta de dinero para financiar las costosas pruebas. Puede ser que los descendientes de Escayola den su autorización y que las autoridades argentinas den los permisos de exhumación pero ¿Quién paga eso, cuántos miles de dólares vale? ¿Quién pagará los honorarios de los forenses, patólogos, investigadores de todo tipo que se requieren? Ahí está el embrollo. Coincido con el alcance de su pregunta. Es la única forma de terminar con esta discusión. Tendría que haber la voluntad política de hacerlo, tal como se ha hecho recientemente con unas momias, o se ha hecho con los restos de Colón. Eso lo pagó el Estado. Si los estados argentino y uruguayo quisieran intervenir en este asunto, la discusión se termina en un año.
Gracias por esos conceptos, don Ricardo, que me reafirman en la teoría uruguayista a la que yo me había cambiado, puesto que empecé siendo francesista pero cambié de opinión por los sólidos argumentos que me expuso el Dr. Luciano Londoño.
Yo también era francesista hasta que me adentré en las investigaciones para mi libro. Entonces me encontré con la circunstancia de que Gardel, que no era cantor de tangos sino cantor criollo, de canciones criollas, dio el paso de cantor nativo a cantar tangos. Cuando empecé a buscar documentación encontré que había cosas incompatibles; incongruencias en que sobre algunas cosas Gardel, en algún momento, decía blanco; y luego, sobre las mismas cosas, decía negro. Por ejemplo, en algún momento Gardel aparece integrando la claque (personas aleccionadas y pagadas para vivar y aplaudir a un artista) de Luis “Patasanta” Ghiglione, el que inventó tal cosa en Buenos Aires. Yo me encuentro con que Ghiglione dejó de tener claque en 1895; entonces, ¿a qué edad integraba Gardel la claque de ese artista? Para esa fecha Gardel era un niño. ¿Qué sentido tiene que los armadores del mito francesista lo anoten como estudiante de un colegio donde en la matrícula dice “nacionalidad no se sabe”. O un acta escolar donde Gardel tiene 10 absoluto en todas las materias y simultáneamente aparece en otra acta como detenido en la Comisaría Prudencio Varela? No tiene sentido: o usted es un gran alumno, o anda por ahí de vago atorranteando. De esas cosas encontré cantidades. A raíz de esas inconsistencias dejé de lado el trabajo que había iniciado y me entregué durante cinco años y pico a profundizar en estas dudas. Ana, mi mujer, aquí a mi lado, es testigo de cuántos interrogantes me asaltaban y cuántas dudas tenía que resolver en mi investigación porque ¿Con quién más iba yo a comentar esas cosas sino con ella, la que me ha acompañado? Traté de unir datos del modo más lógico y coherente posible, para poder armar una historia cronológica que fuera más o menos digerible; y cuando uno arma esa historia, la única manera que tiene de que tenga sentido es con la premisa de que Gardel hubiera nacido en Uruguay o en el Río de la Plata… y además está lo de sus declaraciones. En algún momento confiesa a un periodista, refiriéndose a que todo lo que había ganado hasta ese momento lo había gastado porque “a uno que lleva sangre criolla en las venas no lo asusta el porvenir”. Eso lo dice alguien que se considera criollo hasta la médula. El tenía genes criollos por algún lado. No sé si por la madre, no sé si por el padre, por algún lado; y en algún momento, en que se especulaba sobre su lugar de nacimiento, él concluye tajantemente “Terminemos. Nací en Tacuarembó”. En mi investigación, y en mi intento por despejar las dudas, yo he llegado a la conclusión de que toda investigación histórica es provisoria, es provisional. ¿Cómo alguien puede decir rotundamente que esta es la verdad inamovible? Lo es, mientras no aparezcan nuevos datos, nuevos indicios, que conduzcan hacia otros caminos.
Yo aspiro, don Ricardo, a que la verdad sobre Gardel no se conozca porque entonces ¿De qué vamos a conversar?
Estoy de acuerdo con usted. El día en que se sepa la verdad sobre Gardel, se acabó el tema.

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SILENCIOS
Ricardo Ostuni

A Luciano Londoño López

… y yo me até –silencio con silencio-
en nudo de papel y de palabras,
libro y labios cerrados, en clausura
-la escritura y la voz abandonadas-

Sé que soy nada más que la certeza
de aquello que ya fui, sin la esperanza
de serlo alguna vez
la certidumbre
de ser tiempo que huye
memoria que cabalga.

¿Qué más he de decir?
Ya dije todo,
Insisto en el silencio de las lágrimas
hay voces que se ocultan en el ruido
hay otras que se van por la distancia
hay tardes pasajeras del otoño
que nos traen la voz de la hojarasca
y noches desganadas del estío
que son de pesadilla para el alma.

¿Qué más he de decir?
Cerré los versos,
Clausuré de las rimas, las ventanas,
sólo filtra la luz de la penumbra
de una vaga vigilia por el alba.

Rueda el último minuto de la calle
con un dolor antiguo a las espaldas
y es hora de callar.
Pero hay silencios
que tan sólo se dicen con palabras.


19 comentarios:

CARLOS PALAU, director de cine dijo...

Muy interesante el artículo sobre Luciano Londoño.Pronto estaremos en Medellín, lo visitaremos y conversaremos con él. Esperamos el año entrante comenzar la filmación de la película "La Caravana de Gardel", basada en la obra del mismo título de Fernando Cruz-Kronfly.
CARLOS PALAU, Director de cine
Cali-Colombia

Anónimo dijo...

Señor Carlos Palau Sarmiento: una persona de sus capacidades no debe darle importancia a esta mala persona que es Luciano Londoño López, odiado por los buenos tangueros de Medellín y sostenido por dos cargaladrillos como lo son Orlando Ramirez Casas y Reinaldo Spitaletta, secundados por el ex-borracho de Rodrigo Pareja

LUIS JAVIER CASTAÑO GONZÁLEZ dijo...

Sigue el desadaptado ROBERTO URIBE mostrando la hilacha. Ni siquiera tiene la valentía de firmar sus "anónimos"

LUIS JAVIER CASTAÑO GONZÁLEZ

JAVIER GALVIS GARCÉS dijo...

Felicitaciones para Luciano Londoño por los merecidos elogios a su saber tanguero, que le hace el historiador y académico don Ricardo Ostuni. Las reacciones de los envidiosos son de esperarse. Y felicitaciones también por la didáctica y elegante carta que le publica el sitio EL URUGUAYO GARDEL en https://sites.google.com/site/eluruguayocarlosgardel/investigadores

JAVIER GALVIS GARCÉS

No firmo con mi nombre por temor dijo...

Le sugiero al señor Luis Javier Castaño no dar su nombre, pues en nuestro medio resulta peligro hacer críticas a personajes como los que él señala, vinculados al paramilitarismo y el narcotráfico.

No firmo con mi nombre por temor.

Gilma Calle Gómez dijo...

Congratulaciones para Luciano Londoño y Ricardo Ostuni. Excelente la nota del señor Orlando Ramírez Casas, la cual ya se encuentra también en el sitio EL URUGUAYO CARLOS GARDEL
https://sites.google.com/site/eluruguayocarlosgardel/investigadores/ostuni

Gilma Calle Gómez

Susana Fabrykant, Buenos Aires- Argentina dijo...

¡¡EXCELENTE!!
Susana Fabrykant
Buenos Aires- Argentina

Ester Goeta dijo...

Interesante material sobre el tango actual es la reseña del señor Orlando Ramírez sobre Luciano Londoño & Ricardo Ostuni, tangófilos reconocidos.
Ester Goeta
Cali

Otro que no da su nombre por temor dijo...

Felicitaciones para Víctor Bustamente por atreverse a publicar la reseña de Orlando Ramírez sobre esos dos investigadores del tango como son Ricardo Ostuni y Luciano Londoño.

Y es verdad la sugerencia sobre ROBERTO URIBE, que le hace al señor Luis Javier Castaño el comentarista que se identifica como “No firmo con mi nombre por temor”. En alguna ocasión hice un comentario en un blog y supe que el señor Roberto Uribe estuvo averiguando sobre quién me conocía. ¡Qué miedo!

Otro que no da su nombre por temor

Anónimo dijo...

El señor Víctor Bustamante también cayó en manos de ese encantador de serpientes que se disculpa con lo del ADN para sacarle el cuerpo a lo del lugar de nacimiento de Gardel y quedar bien con todo el mundo tanquero.
Todos sabemos que el inspector Luciano Londoño nunca asiste a las reuniones tangueras porque su enfermedad congénita: el odio. Lo mantiene recluido. Además como no sabe bailar tango no sale.

Anónimo dijo...

A Jaime Jaramillo Panesso es al único que había oído llamar alcohólico al periodista RODRIGO PAREJA...

Mal ejemplo para el mundo del tango utilizar insultos, máxime cuando ya no se tiene columna ni Comisión de Reparación.

Liliana López Jaramillo dijo...

El blog y la muralla son el papel del canalla.

Feo lo que se dice de Jaime Jaramillo Panesso, quien fue mi profesor y a quien le conocí otros modales. Al parecer los años y las enfermedades lo han cambiado para mal.

Liliana López Jaramillo

el gomia dijo...

Y eso que no saben que el ex.-Inspector de Policía Luciano Londoño López sufre de voltiarepismo porque al comienzo, en la Asociación, era francesista y después se voltió, y se volvió uruguayista, y cuando aprendió algo de tango se fue.

ROSAURA VEGA SANTANA San Juan Puerto Rico dijo...

Felicito a Luciano Londoño por todos los reconocimientos de que ha sido objeto durante las últimas semanas. Merecidos son.
Está él en la plenitud de su fama. Muy bien ganada, por supuesto.
ROSAURA VEGA SANTANA
Investigadora de la música popular puertorriqueña
San Juan Puerto Rico

Leonel Sanrta dijo...

Lucinao Londoño es una inminencia en tango. y punto

FABIO MEJÍA, Jefe Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia dijo...

FABIO MEJÍA FERNÁNDEZ, Jefe Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia

“En los textos de LUCIANO LONDOÑO LÓPEZ hay un ejercicio de contrastación y por derivación se hace una comparación entre las versiones, con lo cual se da un APORTE ORIGINAL EN EL ENSAYO, basado en argumentos de conocimiento y en fuentes.

“En sus ensayos, colige la existencia de un “autor público o social”, del cual forma parte importante el intérprete con su sello original.

“Luciano Londoño muestra conocimiento sobre costumbres de la época que enfoca y realiza el lleno de vacíos de las fuentes. Hace uso formal de fuentes a modo de prueba documental. La diversidad documental se evidencia en la tipología (fuente primaria y fuente secundaria) y la diferenciación de las fuentes se hace por su soporte escrito, oral y musical.

“Considero que Luciano Londoño López realiza siempre un juicioso proceso de investigación de fuentes, en el que utiliza la Historia Comparada y la Imaginación Histórica”.

el gomia dijo...

No vale la pena esta ultimo comentario. FABIO MEJIA es un hisTORIADORr sin libros

GLORIA NATALIA DIEZ dijo...

Jaime Jaramillo Panesso ahora firma como EL GOMIA.
¡Pobre minusválido físico e intelectual!
Su envidia lo hace digno de lástima

GLORIA NATALIA DIEZ

David dijo...

Soy un amante del tango y por eso me denomino como un tangofilo. Me gusta juntarme con mis amigos de toda la vida a escuchar a grandes autores del tango y por eso paso mucho tiempo en los apartamentos en buenos aires disfrutando de esta musica tan nuestra